EL DIOS QUE YO CONOZCO

22.02. FILIPENSES - Autor

En la carta se menciona al apóstol Pablo como su autor (cap. 1: 1). El apóstol presenta a Timoteo como a uno de sus colaboradores (cap. 1: 1; 2: 19), y se refiere a su encarcelamiento (cap. 1: 7) y a su anterior predicación en Macedonia (cap. 4: 15) de una manera completamente natural y en armonía con lo que se sabe de la vida de Pablo.

La iglesia primitiva unánimemente reconoció que esta carta era de Pablo.

El primer testimonio extrabíblico en cuanto a la paternidad literaria paulina de esta epístola, proviene de Policarpo, líder y mártir cristiano de mediados del siglo II.

La evidencia en cuanto a la paternidad literaria de Pablo es tan manifiesta, que hay pocos motivos para ponerla en duda.

22.01. FILIPENSES - Título

El título de esta carta se debe a que fue dirigida a los cristianos de Filipos, ciudad de Macedonia. Los manuscritos más antiguos, que se remontan al siglo III, llevan el sencillo título de ΠΡΟΣ ΦΙΛΙΠΠΗΣΙΟΥΣ [PROS PHILIPPÊSIOUS] ("A [los] filipenses").

21.05. EFESIOS - Bosquejo

I. Saludo introductorio, 1: 1-2.


II. Sección doctrinal, 1: 3 a 3: 21.

A. Las bendiciones del creyente, 1: 3-14.
1. Himno de alabanza, 1: 3-10.
2. Sellamiento de los creyentes para salvación, 1: 11-14.

B. Oración en favor de la iglesia, 1: 15-23.

C. Judíos y gentiles son uno en Cristo, 2: 1-22.
1. Regeneración por el poder de Dios, 2: 1-10.
2. Todos son uno en Cristo, 2: 11-22.

D. La revelación del misterio, 3: 1-21.
1. Revelado a los apóstoles y profetas, 3: 1-6.
2. La sabiduría de Dios manifestada por medio de la iglesia, 3: 7-13.
3. Oración en favor de los creyentes y doxología, 3: 14-21.


III. Sección práctica, 4: 1 a 6: 20.

A. Unidad por medio de los dones del Espíritu, 4: 1-16.
1. Ruego en pro de una vida unida, 4: 1-6.
2. Naturaleza y propósito de los dones, 4: 7-16.

B. El cambio de vida, 4: 17 a 5: 21.
1. Tinieblas espirituales en contraste con la vida espiritual, 4: 17-24.
2. La naturaleza de la vida transformada, 4: 25-32.
3. Exhortación a la pureza de vida, 5: 1-14.
4. Insensatez y sabiduría, 5: 15-21.

C. Obligaciones en el seno de la familia, 5: 22 a 6: 9.
1. Entre esposos, 5: 22-23.
2. Entre padres e hijos, 6: 1-4.
3. Entre siervos y amos, 6: 5-9.

D. La armadura del cristiano, 6: 10-20.


IV Conclusión y saludos, 6: 21-24.

21.04. EFESIOS - Tema

El tema de Efesios es la unidad en Cristo. Pablo escribe a una iglesia (o iglesias) formada por judíos y gentiles, asiáticos y europeos, esclavos y libres, representantes todos de un mundo resquebrajado que debía ser restaurado a la unidad en Cristo. Esto implicaba la unidad de persona, familia, iglesia y raza. La restauración de la unidad individual en la vida de cada creyente asegura la unidad del universo de Dios. El tema de la unidad se presenta explícita e implícitamente a través de toda la epístola.

El apóstol anuncia su tema en un tono de exaltación espiritual, y exhorta a todos a alcanzar la más alta norma de carácter y conducta para lograr la unidad no sólo en doctrina y organización, sino en Cristo, la Cabeza, y en la iglesia, su cuerpo místico. Aunque "en Cristo" es la frase clave, es difícil elegir un versículo específico, porque casi no hay pasaje que no presente de una u otra manera este tema básico. Elección, perdón, predestinación, relaciones en el hogar: todo es "en Cristo".

El apóstol dice menos acerca de la fe que acerca de la gracia. En sus escritos anteriores destaca la relación del individuo con la salvación; aquí pone de relieve al grupo, la iglesia, el cuerpo, y habla de estar "en Cristo" en vez de ocuparse de cosas alcanzadas "mediante Cristo"; de Cristo viviendo en el creyente en vez de Cristo crucificado.

Pablo no desarrolla su tema como un argumento o proposición formal. Trata simplemente de lo que le fue dado a él en revelación, no a causa de poseer un intelecto superior o perspicacia mayor, sino porque era un instrumento de la gracia de Dios a quien le fue conferida una visión de la unidad esencialmente espiritual del reino.

Se puede afirmar que lo que Romanos y Gálatas fueron para el siglo XVI y la Reforma protestante, Efesios lo es para la iglesia de hoy. ¿Qué puede decir el cristianismo respecto a las relaciones del individuo con la familia, de la familia con la nación, de la nación con la raza, y de todos con la iglesia y con Dios? Pablo contesta presentando a Cristo como el centro y fin de todas las cosas, como quien cumple sus propósitos mediante la iglesia, como quien reúne "todas las cosas en Cristo" (cap. 1: 10).

La adquisición de una unidad que conserve la libertad del individuo, de unidad sin rígida uniformidad, es nuestra más urgente necesidad ahora. Al apóstol se le dio una revelación que ofrece la única solución a un problema de gran importancia para todo hombre de bien.

21.03. EFESIOS - Marco histórico

Después de apelar a César haciendo uso de sus derechos como ciudadano romano, Pablo fue enviado a Roma donde probablemente llegó durante la primavera del año 61 d. C. Allí estuvo preso dos años; por lo tanto, es probable que esta epístola fuera escrita por el año 62 d. C.

Mientras estaba preso aparentemente disfrutó de ciertas libertades (cf. Efesios 6:19; Colosenses 4: 3-11), las que le dieron la oportunidad de reflexionar y escribir. El apóstol aprovechó esta situación y envió muchas instrucciones doctrinales y prácticas a las iglesias de Asia.

Parece que las epístolas a los Efesios, a los Colosenses y a Filemón fueron escritas más o menos en ese mismo tiempo, porque Tíquico fue no sólo el portador de las cartas a los Efesios y Colosenses, sino también compañero de viaje de Onésimo, el que llevó la carta a Filemón (Efesios 6: 21; Colosenses 4: 7-9; Filemón 12). Por lo tanto, Efesios sería una de las cuatro cartas que Pablo escribió durante su primer encarcelamiento. Filipenses, escrita también durante ese mismo período, quizá fue la cuarta epístola.

Se ha sugerido que Efesios pudo haber sido escrita durante el encarcelamiento del apóstol en Cesarea; sin embargo, la evidencia en favor de Roma es mucho mayor. Es indudable que el apóstol estaba preso cuando escribió esta epístola (cap. 3: 1; 4: 1); pero las circunstancias de su condición de preso en Roma parecen haber sido más favorables para que escribiera sus epístolas (Hechos 28: 16, 20).

Mientras el apóstol estaba preso en Roma esperaba una rápida liberación (Filemón 22); pero no hay indicación alguna de que hubiera acariciado una esperanza similar en Cesarea. El apóstol había anhelado durante mucho tiempo visitar a Roma (Romanos 15: 23-24), y después de haber llegado allí se propuso ir a Colosas (Filemón 22); sin embargo, nunca parece que tuvo la intención de viajar de Cesarea a Colosas.

Pablo escribió esta epístola en tiempos y circunstancias que prepararon un ambiente especial para su mensaje. El sanguinario Nerón era emperador; abundaban el libertinaje, la vida fastuosa y los asesinatos. Por ejemplo, se registra que cuando el senador romano L. Pedanio Secundo fue asesinado por un esclavo, aproximadamente 400 esclavos de su propiedad fueron condenados a muerte como castigo, según el procedimiento legal de la época.

Alrededor del año cuando se escribió la epístola (62 d. C.), tuvo lugar en las islas británicas el levantamiento de Boadicea (o Baodicea), donde, según se afirma, "más de 70.000" Romanos perecieron junto con muchos miles de rebeldes.

En ambiente semejante y como resultado de una profunda reflexión e inspiración, el apóstol produjo una de sus más nobles declaraciones respecto a la fe como el único medio para que el hombre recobre la paz y se reencuentre consigo mismo.

21.02. EFESIOS - Autor

La paternidad literaria paulina de la epístola no fue puesta en duda durante siglos; pero a partir del siglo XIX muchos eruditos llegaron a la conclusión de que la epístola no era paulina, o que cuando mucho lo era sólo parcialmente. Se sugería que se trataba nada más que de una paráfrasis de la Epístola a los Colosenses, y que ciertas expresiones indicaban que el autor nunca había estado en Efeso (Efesios 3: 2-3; 4: 21). Se destacaba el hecho de la ausencia de saludos personales para los miembros de la iglesia de Efeso, donde Pablo había trabajado durante unos tres años (Hechos 20: 31). Se afirmaba que el estilo, sentido y propósito de la epístola no eran paulinos, y hasta se sugería que ningún hombre encarcelado podría haber escrito una carta tan animadora.

Desde el mismo comienzo del proceso de separación de los libros apócrifos de los genuinos, la Epístola a los Efesios fue colocada en el canon del Nuevo Testamento. Existe una abrumadora evidencia externa que confirma el derecho a esa afirmación. Tal posición fue evidentemente conocida por Clemente Romano (c. 90 d. C.), y fue confirmada por el testimonio de Ignacio y Policarpo a comienzos del siglo II. Pablo es mencionado por nombre como el autor de la epístola en el Fragmento Muratoriano, y más tarde por Ireneo (c. 185 d. C.), Clemente de Alejandría (c. 190 -195 d. C.), Tertuliano (c. 207 d. C.), y muchos otros escritores antiguos. En este estudio consideramos al apóstol Pablo como el autor de la epístola.

21.01. EFESIOS - Título

Casi toda la iglesia cristiana primitiva consideraba que esta epístola fue dirigida a la iglesia de Efeso. Todos los manuscritos conocidos, sin excepción, llevan el título: "a los efesios". Sin embargo, las palabras griegas εν εφεσω [en Ephesô], "en Efeso" (cap 1: 1), no se registran en los Códices Vaticano y Sinaítico, dos de los manuscritos más antiguos y autorizados, ni en el Chester Beatty MS P46, papiro manuscrito aún más antiguo.

Basilio dijo en el siglo IV que él vio manuscritos antiguos en los cuales las palabras "en Efeso" estaban omitidas (Contra Eunomio ii. 19). Declaraciones de Orígenes (Comentario) y Tertuliano(Contra Marción v. 17) confirman esta idea; por lo tanto, es claro que en el siglo II existían algunos manuscritos en los cuales no figuraban las palabras en cuestión.

La ausencia de saludos personales en la epístola es un hecho significativo y más aún cuando se recuerda que sin duda Pablo debe haber ganado muchos amigos durante sus tres años de fructífero ministerio en la ciudad de Efeso. Además, la epístola presenta doctrinas aplicables a la iglesia universal.

Hay tres soluciones que comúnmente se sugieren para resolver este problema:

a. La epístola en realidad fue dirigida a la iglesia de Laodicea (cf. Col. 4: 16).

b. Esta epístola originalmente fue una carta circular dirigida a las iglesias de Asia.

c. La epístola fue dirigida a los efesios.

Una respuesta satisfactoria parece surgir de la combinación de las explicaciones b y c. Bien podría ser que esta carta fuera enviada a la iglesia de Efeso, metrópoli del proconsulado de Asia, con la intención de que después fuera enviada a otras iglesias de esa zona. Esto explicaría la tradición que incluye a la iglesia de Efeso como la destinataria de la epístola y también explica por qué existieron copias muy antiguas del libro que no incluían las palabras εν εφεσω [en Ephesô], las cuales pudieron haber sido copias del manuscrito original que circularon entre las iglesias vecinas. De todas maneras, esta epístola indudablemente fue leída por los creyentes de Efeso y quizá también por otros en la provincia de Asia.

20.05. GÁLATAS - Bosquejo

I. Saludo e introducción, 1: 1-10.

A. La autoridad apostólica del autor, 1: 1-5.

B. La ocasión para escribir la carta y su propósito, 1: 6-10.


II. Defensa de la autoridad apostólica de Pablo, 1: 11 a 2: 14.

A. La autenticidad de su conversión al cristianismo, 1: 11-24.

1. El origen divino de su interpretación del Evangelio, 1: 11-12.
2. Su celo anterior por la fe judía, 1: 13-14.
3. Su conversión y su misión entre los paganos, 1: 15-16.
4. Su retiro preparatorio en Arabia, 1: 17.
5. Su primer contacto con los apóstoles en Jerusalén, 1: 18-20.
6. Su aceptación por las iglesias de Judea, 1: 21-24.

B. La aprobación apostólica de su interpretación del Evangelio, 2: 1-14.

1. Pablo explica su Evangelio a los apóstoles, 2: 1-2.
2. El caso de Tito comprueba el Evangelio de Pablo, 2: 3-5.
3. Igualdad apostólica de Pablo con los doce, 2: 11-14.


III. La fe contra el legalismo como medio de salvación, 2: 15 a 3: 29.

A. Los cristianos de origen judío también dependen de la fe de Cristo para la salvación, no de la ley, 2: 15-21.

1. Los cristianos de origen judío comprenden la ineficacia del legalismo, 2: 15-16.
2. La incompatibilidad del cristianismo y el judaísmo, 2: 17-21.

B. La salvación de los gentiles provista en el pacto hecho con Abrahán, 3: 1-14.

1. Los gálatas se habían hecho cristianos por medio de la fe,3: 1-5.
2. La fe es la característica distintiva del pacto hecho conAbrahán, 3: 6-7.
3. La salvación de los gentiles por medio de la fe, 3: 8-14.

C. La condición de "la ley" en relación con el pacto hecho con Abrahán, 3: 15-29.

1. "La ley" no anulaba las provisiones mesiánicas del pacto, 3: 15-18.
2. El papel subordinado y provisorio de "la ley" , 3: 19-25.
3. En Cristo todos son herederos de las promesas del pacto por la fe, 3: 26-29.


IV. El cristiano queda libre de la tutela de "la ley", 4: 1-31.

A. De la inmadurez de "la ley" a la madurez del Evangelio, 4: 1-7.

1. La condición de subordinación de un heredero durante su minoría de edad, 4: 1-3.
2. Se confieren los privilegios plenos de la herencia medianteCristo, 4: 4-7.

B. El insensato proceder de la iglesia de Galacia, 4: 8-31 .

1. La insensatez de judaizar, 4: 8-12.
2. La sinceridad de Pablo y su solícito interés en las iglesias de Galacia, 4: 13-20.
3. La alegoría de los dos hijos, 4: 21-31.


V. Exhortaciones morales y espirituales, 5: 1 a 6: 10.

A. La esclavitud del legalismo incompatible con la libertad en Cristo, 5: 1-12.

B. La libertad cristiana no es una excusa para el libertinaje, 5:13-26.

1. El amor es el cumplimiento de la ley, 5: 13-18.
2. Las obras de la carne y las obras del Espíritu, 5: 19-26.

C. El amor fraternal cumple con la ley de Cristo, 6: 1-10.


VI. Conclusión, 6: 11-18.

20.04. GÁLATAS - Tema

El tema de la Epístola a los Gálatas es la justificación por medio de la fe de Jesucristo, lo cual presenta un contraste con el concepto judaico de la justificación por medio del cumplimiento de las "obras" prescritas en el sistema legal judío.
Esta carta ensalza lo que Dios ha hecho mediante Cristo para la salvación del hombre, y rechaza categóricamente la idea de que una persona puede ser justificada por sus propios méritos. Ensalza la dádiva gratuita de Dios, en contraste con los esfuerzos del hombre de salvarse por sí mismo.
La pregunta específica en disputa entre Pablo y los maestros de la herejía en Galacia era: el cumplimiento de las ceremonias y requisitos prescritos en el judaísmo, ¿le da derecho a una persona al favor divino y a ser aceptada por Dios? La respuesta fue un rotundo No: "el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo" (Gálatas 2: 16). El cristiano que trata de ganar la salvación mediante las "obras de la ley", está renunciando completamente a la gracia de Cristo (2: 21; 5: 4).
Los cristianos, como "hijos de la promesa" (4: 28), son "herederos" (3: 6-7, 14, 29). Ya no eran niños inmaduros en la fe para necesitar un "ayo" que los guiara (3: 23-26; 4: 1-7), pues se habían convertido en nuevas criaturas en Cristo (4: 7; 6: 15), "guiados por el Espíritu" (5: 18), y Cristo vivía por la fe en sus corazones, en donde tenían escrita la ley moral (2: 20; Hebreos 8: 10).
Pero entre tanto que los judíos se jactaban de una justificación que pretendían adquirir mediante sus propios esfuerzos, observando las leyes de Dios (Romanos 2: 17; 9: 4), los cristianos reconocían -y reconocen- que no tenían nada de qué gloriarse, excepto en el poder salvador de "la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (ver Gálatas 6: 14).
"Ley" en la epístola de Gálatas equivale a toda la revelación recibida en el Sinaí, las reglas de Dios para sus hijos: leyes morales, estatutos civiles y ritos ceremoniales; aunque posteriormente los judíos les añadieron por su cuenta un cúmulo de leyes. Pensaban equivocadamente que por sus propios esfuerzos podían obedecer perfectamente esas leyes y que con semejante obediencia podían ganar su salvación.
La Epístola a los Gálatas no se ocupa prácticamente de ninguna de esas leyes en particular, sino de la falsa idea de que alguien pueda ganar su propia salvación mediante el cumplimiento riguroso de los diversos requerimientos legales. El dilema es: o la salvación por la fe, o la salvación por las obras; ambas se excluyen entre sí.
Pablo explica que las promesas del Evangelio fueron confirmadas a Abrahán en el pacto, y que la revelación de la ley de Dios 430 años después no alteró las condiciones de ese pacto (Gálatas 3:6-9, 14-18). "La ley" no tenía el propósito de reemplazar el pacto o de proporcionar otro medio de salvación, sino de ayudar a los hombres a que entendieran las condiciones del pacto de la gracia divina y se apropiaran de ella.
"La ley" no tenía el propósito de ser un fin en sí misma, como suponían los judíos, sino un medio -un "ayo"- para guiar a los hombres a la salvación en Cristo de acuerdo con las promesas del pacto. El propósito de "la ley", su "fin", o meta, es conducir a los hombres a Cristo, no abrirles otro sendero de salvación. Sin embargo, la mayoría de los judíos voluntariamente permanecieron en la ignorancia del plan de Dios de justificar a los hombres por la fe en Cristo, y continuaron tratando de establecer su propia justicia "por las obras de la ley" (Gálatas 2: 16; ver Romanos 10: 3).
Pablo explica, además, que el pacto con Abrahán hacía provisión para la salvación de los gentiles, pero "la ley" no; y que por tal razón los gentiles debían encontrar la salvación por medio de la fe en la promesa hecha a Abrahán,y no por medio de "la ley" (Gálatas 3: 8-9, 14, 27-29).
El error y el grave problema que los judaizantes habían introducido en las iglesias de Galacia consistía en tratar de imponer sobre los conversos gentiles formas ceremoniales como la circuncisión y la observancia ritual de "los días, los meses, los tiempos y los años" (4:10; 5:2). Ese problema específico había dejado de existir, pues los cristianos ya no estaban -ni están, por supuesto- en peligro de tener que practicar las leyes rituales del judaísmo (cf. cap. 4:9; 5:1). Pero esto no equivale a decir que el libro de Gálatas tiene únicamente interés histórico, y ningún valor espiritual y pedagógico para los cristianos modernos. La inclusión de la epístola en el canon sagrado demuestra su tremendo valor e importancia para nuestros días (cf. Romanos 15: 4; 1 Corintios 10:11; 2 Timoteo 3: 16-17).
La lección que se destaca en Gálatas para la iglesia actual es la misma que en los días de Pablo: que la salvación sólo se puede lograr por medio de una fe sencilla en los méritos de Cristo (Gálatas 2: 16; 3: 2; 5: 1), y que nada de lo que el hombre pueda hacer mejora en lo más mínimo su condición delante de Dios ni incremento sus posibilidades de obtener el perdón y la redención. La ley no tiene poder para librar a los hombres de la condición de pecado en que se encuentran. Este es el "Evangelio" de Pablo en contraste con el "evangelio" pervertido delos judaizantes (1: 6-12; 2: 2, 5, 7, 14).
La carta concluye con una exhortación para que no abusaran de la libertad que poco antes habían encontrado en el Evangelio, sino para que vivieran una vida santa (cap. 6). El amor cristiano debía inducir a los gálatas a estar en guardia contra un espíritu de santidad fingida y a tratar bondadosamente a los que cayeran en error. La iglesia debía ser conocida por sus buenas obras -el fruto del Espíritu-, y no debía tratar de sustituir la fe en los méritos salvadores de Cristo con las buenas obras.

20.03. GÁLATAS - Marco histórico

Pablo y Bernabé fundaron en su primer viaje las iglesias de Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe (ver Hechos 13:14 a 14:23), alrededor de los años 45-47 d. C.

Después de volver a Antioquía fueron enviados a Jerusalén con la pregunta de si se debía imponer a los gentiles convertidos al cristianismo la práctica de los ritos y las ceremonias del judaísmo (ver Hechos 15).

El Concilio de Jerusalén, celebrado alrededor del año 49 d. C., se pronunció en contra de imponer dichos ritos y ceremonias a los que no eran judíos. Pablo comenzó su segundo viaje misionero poco después de ese concilio, acompañado por Silas. Primero visitaron de nuevo las iglesias del sur de Galacia que Pablo había organizado en su primer viaje, tres de las cuatro se mencionan específicamente: Derbe, Listra e Iconio (ver Hechos 16: 15). Después llevaron el Evangelio a Frigia y Galacia (vers. 6).

Los que sostienen la teoría de la Galacia del norte hacen notar que después de esta visita a Derbe, Listra e Iconio, Pablo y Silas pasaron por el lugar que Lucas llama "la provincia de Galacia". Por esto se puede deducir que Lucas hablaba de la región donde se establecieron los galos y no lo que los Romanos llamaban la 930 provincia de Galacia, que incluía otras zonas hacia el sur. Pablo volvió una vez más a Galacia a comienzos de su tercer viaje misionero, alrededor de los años 53 y 54 d. C.

La Epístola a los Gálatas tuvo que haber sido escrita después de los sucesos registrados en Gálatas 2:1-14. Si aquí se hace alusión al concilio de Jerusalén descrito en Hechos 15, la carta debe haber sido escrita después de la terminación del primer viaje, pues ese concilio se celebró entre el primer viaje misionero y el segundo (ver Hechos 15: 36-41).

Además, de acuerdo con Gálatas 4:13, parece que Pablo ya había visitado las iglesias de Galacia dos veces, y si es así, la carta tuvo que haber sido escrita después de que terminara su segundo viaje. Si se acepta la teoría de la Galacia del norte, la carta a los Gálatas fue escrita después del tercer viaje, pues Pablo no había visitado las iglesias del norte de Galacia en su primer viaje. Por lo tanto, el momento cuando escribió la epístola podría ser el invierno (diciembre febrero) del año 57/58 d. C.

Un argumento presentado en favor de Corinto como lugar de donde se escribió la epístola, es el gran parecido entre el tema de esa carta y Romanos, que fue escrita durante la tercera visita de Pablo a Corinto. La justificación por la fe es el tema de ambas epístolas, y ambas tratan ampliamente la diferencia entre "la ley" y el Evangelio.

Pero si se acepta la teoría de la Galacia del sur, es posible fijar la fecha más temprana de 45 d. C. Algunos piensan que pudo haber sido escrita aún antes del concilio de Jerusalén, inmediatamente después del regreso de Pablo a Antioquía al terminar su primer viaje. La razón que se da para esta conclusión es que la epístola no contiene ninguna mención específica del concilio ni de la decisión que allí se tomó. Ante la objeción de que Pablo ya había visitado dos veces las iglesias del sur de Galacia, los que aceptan la teoría de la Galacia del sur argumentan que su regreso a ellas durante el primer viaje debe ser considerado como una segunda visita (ver Hechos 14: 21-23).

El propósito de la carta es evidente por su contenido. Amenazaba la apostasía -si es que ya no había comenzado - por lo cual la carta era naturalmente una epístola polémica. La apostasía sobrevino debido a la acción de algunos maestros judaizantes, quizá del mismo grupo que causó dificultades en la iglesia de Antioquía de Siria en cuanto a la misma cuestión (Hechos 15: 1).

La discordia de esos hombres en Antioquía determinó la celebración del concilio de Jerusalén, en donde los judaizantes se opusieron otra vez a Pablo argumentando que los conversos cristianos debían observar las ordenanzas legales judaicas, y exigían la circuncisión de Tito (Gálatas 2: 3-4).

En esta epístola Pablo no se ocupa mucho de la circuncisión, ni en particular de cualquier otra característica de la ley ceremonial, sino de la falsa enseñanza de que el hombre puede salvarse a sí mismo observando los preceptos de "la ley". Esto es evidente por el hecho de que el apóstol en algunas ocasiones había participado de los ritos (Hechos 18: 18; 21: 20-27). También permitió que Timoteo fuera circuncidado (Hechos 16: 3).

Es indudable que esos falsos maestros habían logrado gran éxito en sus esfuerzos y hasta habían engañado con sus enseñanzas a una cantidad no pequeña de los feligreses de las iglesias de Galacia (ver Gálatas 1: 6).

No se puede saber con exactitud hasta dónde habían llegado las iglesias engañadas en la práctica del legalismo antes de que recibieran la epístola de Pablo, pero se nota por el tono general de la carta que había un peligro inminente de apostasía general. Esos maestros iban directamente en contra de la decisión del concilio. No sólo repudiaban el Evangelio de Pablo, sino que criticaban su autoridad como apóstol, haciendo mucho énfasis en el hecho de que Pablo no era uno de los doce elegidos y ordenados por Cristo.

Para que los gálatas vieran con claridad el error en el cual habían caído, Pablo reafirmó los grandes principios del Evangelio tal como se los había enseñado. Pero como se acusaba al apóstol de que predicaba un evangelio falso, y eso implicaba la otra afirmación de que él no estaba calificado para enseñar, Pablo se sintió obligado a dar pruebas que demostraran su apostolado. Esto explica la parte autobiográfica de la carta (cap. 1: 11 a 2: 14).

Su propósito al presentar un relato tan detallado de hechos personales relacionados con el problema, era probar la validez de su Evangelio. También destacó que sus enseñanzas que explicó a los apóstoles en el concilio estaban en armonía con las de los dirigentes que se habían relacionado personalmente con Jesús y habían recibido sus mensajes directamente de él.

20.02. GÁLATAS - Autor

La paternidad literaria paulina de esta epístola no ha sido puesta en duda seriamente.

La evidencia interna de la epístola es convincente, y concuerda en forma completa con el carácter de Pablo como es descrito en los Hechos y en otras cartas atribuidas a él.

Los escritores cristianos posteriores a los apóstoles conocían la epístola, y consideraban que provenía de la mano de Pablo.

Aparece en las listas más antiguas de libros del NT.

20.01. GÁLATAS - Título

Esta carta fue dirigida a las iglesias de Galacia.

No se sabe si estas iglesias estaban en el norte de Galacia, en ciudades como Tavion, Pesino y Ancira (Angora), o en el sur, en Antioquía, Iconio, Listra, Derbe y otras ciudades.

A la primera opinión se le da el nombre de teoría de la Galacia del norte; y a la segunda, teoría de la Galacia del sur.

El nombre Galacia se debe a las tribus de galos que invadieron el Asia Menor alrededor del año 278 a. C. y se establecieron en la parte norte de lo que en el 25 a. C. se transformó en la provincia romana deGalacia.

19.05. 2 CORINTIOS - Bosquejo

I. Introducción, 1: 1-11.

A. Saludos, 1: 1-2.

B. Agradecimiento en medio de la tribulación, 1: 3-11.


II. Relaciones recientes con la iglesia de Corinto, 1: 12 a 7: 16.

A. Explicación del cambio en los planes de viaje, 1: 12 a 2: 4.

B. Consejo para que el ofensor inmoral se volviera a Cristo, 2: 5-11.

C. Ansiedad por tener noticias de Corinto, y gozo por haberlas recibido, 2: 12-17.

D. Credenciales apostólicas, 3: 1-18.
1. Credenciales de Pablo como apóstol genuino, 3: 1-6.
2. La gloria de la comisión apostólica, 3: 7-18.

E. Los apóstoles sostenidos por el poder divino en su ministerio, 4: 1 a 5: 10.

1. Fortaleza para resistir: una evidencia de la gracia divina, 4: 1-18.
2. La vida y la muerte teniendo en cuenta la eternidad, 5: 1-10.

F. El ministerio de reconciliación, 5: 11 a 6: 10.

1. El apóstol como embajador para Cristo, 5: 11-21.
2. La disciplina es esencial para el apostolado, 6: 1-10.

G. Exhortación para que los corintios se separen de los impíos, 6: 11 a 7: 1.

H. Regocijo de Pablo por la cordial respuesta de los corintios, 7: 2-16.


III. La colecta para los cristianos necesitados de Judea, 8: 1 a 9: 15.

A. La liberalidad ejemplar de las iglesias de Macedonia, 8: 1-6.

B. El ejemplo de Jesucristo, 8: 7-15.

C. Tito es comisionado y recomendado para recibir la ofrenda de Corinto, 8: 16-24.

D. Exhortación para que los corintios hicieran su parte, 9: 1-15.
1. Exhortación para completar la colecta de fondos, 9: 1-5.
2. Exhortación a la liberalidad, 9: 6-15.


IV. Pablo defiende su apostolado; exhortación a los impenitentes, 10: 1 a 13: 10.

A. Respuesta a los que habían menospreciado a Pablo como apóstol, 10: 1-12.

B. Corinto dentro de la esfera de la obra de Pablo, 10: 13-18.

C. Rasgos que diferencian a los apóstoles verdaderos de los falsos, 11: 1 a 12:18.
1. Sutileza de los falsos apóstoles, 11: 1-6.
2. Independencia económica de Pablo de los corintios, 11: 7-15.
3. Sufrimientos de Pablo como apóstol, 11: 16-33.
4. Pablo recibía revelaciones divinas, 12: 1-5.
5. Pablo humillado por un aguijón en su carne, 12: 6-10.
6. Pablo no se enriquecía a expensas de los corintios, 12: 11-18.

D. Exhortación final a los impenitentes, 12: 19 a 13: 10.


V. Conclusión, 13: 11-14.

19.04. 2 CORINTIOS - Tema

El motivo inmediato de la epístola fue el informe animador que Tito había traído de Corinto.

La primera parte de la carta trata de la recepción que habían dado los corintios a la epístola anterior de Pablo, y repasa algunos de los problemas que se tratan en ella.

Siguiendo las instrucciones de Pablo, la iglesia había eliminado de su seno al ofensor inmoral de 1 Corintios (1 Cor. 5:1-5; cf. 2 Cor. 2: 6); Pablo ahora aconseja cómo rescatar al que había sido pecador.

Se da énfasis especial a las contribuciones recogidas en las iglesias de Macedonia y Grecia para los pobres. Pablo tomó muy en serio esta misión, pues uniría los corazones de los cristianos de origen judío y de los de origen gentil con un vínculo de hermandad y unidad.

Los creyentes de origen gentil serían inducidos a apreciar los sacrificios de los cristianos de origen judío para llevarles el conocimiento del Evangelio, y los judíos serían inducidos a apreciar el espíritu de hermandad del cual las dádivas daban un testimonio mudo, pero elocuente.

Pero la iglesia de Corinto había sido descuidada en reunir su contribución y había quedado muy por detrás de las iglesias de Macedonia, quizá como resultado de las luchas y la inmoralidad que habían absorbido su atención. En esta carta Pablo les hace una exhortación final para actuar con rapidez y diligencia.

Parece que la mayoría de los miembros de la iglesia de Corinto aceptaron de buena gana el consejo de Pablo y sus colaboradores; habían recibido a Tito con los brazos abiertos. Pero casi desde el principio había bandos en la iglesia; unos favorecían a un caudillo; otros, a otro.

Gran parte de las dificultades ocasionadas por ese partidismo se habían aquietado, pero persistía una franca y perversa oposición, quizá de parte del bando judaizante similar al de Galacia. Su propósito era socavar la obra, la autoridad y el apostolado de Pablo.

Los adversarios acusaban a Pablo de inconstancia por no haber ido a Corinto, como antes lo había prometido. Argumentaban que le faltaba autoridad apostólica; lo tildaban de cobarde por tratar de dirigir la iglesia desde lejos y por carta; decían que eso demostraba que tenía temor de presentarse en persona.

Los primeros nueve capítulos de 2 Corintios se caracterizan por expresar gratitud y aprecio; los últimos cuatro por una acentuada severidad y autodefensa. Se ha sugerido que los primeros capítulos estaban destinados para la mayoría, quienes habían aceptado el consejo y el reproche de Pablo; y los últimos, a una minoría que persistía en oponerse a los esfuerzos del apóstol para restaurar en la iglesia un espíritu de armonía.

Extensamente y dediversas maneras, Pablo intenta demostrar su autoridad y justificar la forma en que había actuado entre ellos. Para probar su apostolado recurre a sus visiones y revelaciones recibidas del Señor, a sus incomparables sufrimientos por el Señor Jesús y al sello evidente de aprobación divina por el éxito de sus labores.

En las epístolas de Pablo a otras iglesias no tiene paralelo la severidad de sus palabras al dirigirse a la iglesia de Corinto acerca de ciertos falsos apóstoles, y quizá a una minoría de sus miembros que aún estaban bajo la influencia de ellos.

La segunda epístola es diferente a 1 Corintios. La primera es objetiva y práctica; la segunda es mayormente subjetiva y personal. La primera tiene un tono más tranquilo y mesurado; la segunda refleja la ansiedad de Pablo por recibir noticias de Corinto, su alivio y gozo cuando finalmente llegó Tito, y su decisión de tratar con firmeza a los que todavía perturbaban la iglesia. La primera refleja las condiciones en que se hallaba la iglesia corintia; la segunda, la pasión del apóstol por la iglesia. Y aunque el principal propósito de esta epístola no es doctrinal -como en el caso de Gálatas y Romanos-, destaca importantes verdades doctrinales.

19.03. 2 CORINTIOS - Marco histórico

Pablo visitó por lo menos tres veces a la iglesia de Corinto y le escribió tres epístolas; quizá cuatro. La primera visita que hizo durante su segundo viaje misionero, alrededor del año 51 d. C., duró un año y medio (Hechos 18: 11). En ese tiempo fundó y organizó la iglesia, y continuó relacionándose con ella de vez en cuando mediante enviados suyos (2 Cor. 12: 17). Su primer, contacto escrito con ella se menciona en 1 Cor. 5: 9. Actualmente se considera que ese documento se perdió. Al final de su permanencia de más de dos años en Efeso, en su tercer viaje, escribió lo que ahora se conoce como la Primera Epístola a los Corintios (cap. 16: 8).

Por lo general se acepta que quizá transcurrió un período de varias semanas entre la redacción de las dos epístolas a los corintios. La primera fue escrita en Efeso; la segunda, en Macedonia.

Pablo había tenido el propósito de permanecer en Efeso hasta Pentecostés, e ir después a Corinto pasando por Macedonia (Hechos 19: 21); pero salió de Efeso antes de lo que se había propuesto. Esto puede haberse debido, por lo menos en parte, al levantamiento popular que casi le costó la vida (Hechos 19: 24-41). La oposición que sufrió mientras estaba en Efeso le ocasionó una gran tensión. Se refirió a los adversarios de la verdad como "bestias" (1 Cor. 15: 32), y observó que había sido abrumado "sobremanera más allá de" su fuerza y que había perdido "la esperanza de conservar la vida" (2 Cor. 1: 8). En esta condición Pablo salió de Efeso para Macedonia.

Viajó a Troas, el puerto de donde se debía embarcar para Macedonia. Allí esperó el regreso de Tito, que traería un informe de la respuesta de los corintios a su epístola anterior. Pero Tito no llegó en la fecha esperada, y Pablo, no hallando reposo para su espíritu debido a la preocupación que sentía por la iglesia de Corinto (2 Cor. 2: 13), no pudo aprovechar la puerta de oportunidad que se abría para la predicación del Evangelio en Troas. Continuó su viaje a Macedonia, se encontró con Tito en Filipos, y con alivio y gozo escuchó las buenas noticias que Tito le traía de Corinto.

Algunos piensan que antes de escribir esta carta, y después de su primera visita a Corinto, Pablo había regresado allí para una segunda visita. El habla de una visita previa que le causó tristeza y desánimo (ver com. 2 Cor. 2: 1; 12: 14; 13: 1-2). Después de esa visita y de haber recibido más noticias desconcertantes de Corinto (1 Cor. 1: 11), quizá mandó una carta de reproches y consejos (1 Corintios), y envió a Tito para que preparara el camino para una nueva visita que pensaba efectuar (2 Cor. 8: 6; 13: 1-2).

Pablo se refiere (cap. 2: 4) a una carta anterior que había escrito a los corintios con "mucha tribulación y angustia del corazón", y con la cual los había contristado (cap. 7: 8). Muchos eruditos piensan que en éstos y otros pasajes difícilmente Pablo pueda referirse a 1 Corintios, pues -así lo sostienen- esas afirmaciones no describen adecuadamente el espíritu y la naturaleza de esa epístola. Por lo tanto, argumentan que el apóstol debe haber escrito una carta entre las dos que aparecen en el NT. Algunos que opinan así consideran que esa carta se ha perdido, pero otros piensan que se ha conservado y que constituye los cap. 10-13 de 2 Corintios. Se pueden presentar razones verosímiles tanto a favor como en contra de esta teoría, pero en ambos casos falta una prueba objetiva. Por lo tanto, en este estudio aceptamos que 1 Corintios es la carta a la que Pablo se refiere en 2 Corintios.

Se cree que Pablo escribió esta segunda epístola mientras estaba en Macedonia (cf. cap. 2: 13; 7: 5; 8: 1; 9: 2, 4), aproximadamente en el año 57 d. C.

Parece que las cartas y las visitas de Pablo lograron, por lo menos transitoriamente, su propósito. Según Rom. 16: 23 es evidente que Pablo fue recibido y hospedado por uno de los miembros principales de la iglesia. Se corrobora también el cambio producido en la iglesia de Corinto por el hecho de que en las epístolas a los Gálatas y a los Romanos, escritas mientras el apóstol estaba en Corinto, Pablo demuestra haber salido del estado de ansiedad y afán por la iglesia corintia que afligía su alma en Troas (2 Cor. 2: 13; cf. cap. 7: 6, 13-14). También se completó con éxito la colecta hecha en Corinto para los santos de Jerusalén (Rom. 15: 26).

Después de esta segunda epístola y de la siguiente visita de Pablo, sólo aparecen referencias aisladas a la iglesia de Corinto. Sin embargo, la epístola a los corintios, escrita por Clemente Romano alrededor del año 95 d. C., revela que habían reaparecido por lo menos algunos de los antiguos males. Clemente alaba a la iglesia por su conducta ejemplar en muchos sentidos, pero también la reprende por sus luchas y espíritu divisionista. Esta es la última información que tenemos acerca de la iglesia de Corinto durante la era apostólica.

19.02. 2 CORINTIOS - Autor

Tanto la evidencia externa como la interna afirman concluyentemente la paternidad literaria paulina de la epístola.

La evidencia externa se remonta hasta la generación que siguió inmediatamente a la de los apóstoles. Citas tomadas de esta epístola por muchos de los antiguos padres de la iglesia y por escritores de la época, así como referencias a ella, proporcionan un abundante testimonio en cuanto a que es fidedigna.

En su carta a los corintios (c. 95 d.C.), unos 35 años después de la de Pablo, Clemente Romano se ocupa de las mismas condiciones que había en Corinto en los días de Pablo (Primera epístola de Clemente a los corintios 46). Es indudable que la iglesia de Corinto no había experimentado un gran cambio, pues aún persistían muchos de los antiguos problemas.

Policarpo (m. c. 155 d. C.), obispo de Esmirna, al escribir a los filipenses, cita 2 Cor. 8: 21 (Epístola 6).

Ireneo, obispo de Lyon, en su tratado Contra herejías ii. 30. 7 (c. 180 d. C.), cita y comenta la descripción que hace Pablo de haber sido arrebatado al tercer cielo (2 Cor. 12: 2-4).

Clemente de Alejandría (c. 200 d. C.) cita a 2 Corintios no menos de 20 veces (ver Stromata i. 1. 11; ii. 1920; etc.).

Tertuliano de Cartago (c. 220 d. C.), el llamado padre de la teología latina, con frecuencia cita a 2 Corintios (Scorpiace 13; Contra Marción v. 11- 12; Sobre la resurrección de la carne 40, 43-44).

La evidencia interna señala inconfundiblemente a Pablo como su autor. El estilo es de Pablo. En la epístola se hacen muchas referencias a Pablo, a sus vicisitudes en Corinto y a su primera epístola a la iglesia de esa ciudad.

Muchos eruditos bíblicos consideran que esta epístola presenta el cuadro más claro y más completo de la naturaleza de Pablo, de su personalidad y carácter. La espontaneidad histórica de las experiencias registradas en esta epístola no puede ser menos que genuina.

19.01. 2 CORINTIOS - Título

La evidencia textual confirma que el texto original griego llevaba el título breve Pros korinthious B, literalmente: "A los corintios 2".

Este es el título de la epístola, que aparece en los manuscritos más antiguos que existen, que datan aproximadamente del siglo III d. C.

El título más largo, "Segunda epístola del apóstol San Pablo a los corintios", no aparece sino hasta mucho después. Es evidente que este título no formaba parte del documento original.