Con la excepción de algunos críticos radicales que llegan a dudar si Pablo existió alguna vez, generalmente ha sido aceptada la paternidad literaria paulina de esta epístola. Se cree en realidad que junto con 2 Corintios, Romanos y Gálatas, es la mejor autenticada de todas las cartas de Pablo.
El nombre del autor aparece tanto al comienzo como al fin de esta epístola (1 Cor. 1: 1-2; 16: 21).
La carta fue dictada a un amanuense o secretario, excepto el saludo al final del libro, en donde Pablo declara que lo escribió con su "propia mano" (cap. 16: 21).
No se conoce la razón exacta para que el apóstol utilizara secretarios, pero indudablemente ésa era su costumbre (Rom. 16: 22; Col. 4: 18;2 Tes. 3: 17). Una posible razón es que Pablo tenía vista deficiente.