Fuera del hecho de que Pablo había dejado a Tito en la isla de Creta (Tito 1: 5), no se pueden reconstruir las circunstancias exactas en que fue escrita esta epístola. Parece que Pablo había estado viajando en compañía de Zenas, Apolos, Artemas y Tíquico (cap. 3: 12-15).
Zenas y Apolos evidentemente estaban por comenzar un viaje que los haría pasar por Creta, y por eso Pablo les pidió que le llevaran esta epístola a Tito, quien debía reunirse con Pablo en Nicópolis durante el invierno. Se cree que la Epístola a Tito fue escrita entre el primer encarcelamiento de Pablo en Roma y el segundo, alrededor del año 65 d. C.
Según la epístola parece que había grupos de cristianos en varios lugares de Creta; sin embargo, la organización general de la iglesia era incompleta, y se estaban fomentando dificultades debido a los falsos maestros, que tal vez eran judíos semiconvertidos.
Esos falsos maestros ponían gran énfasis en los mitos, las genealogías y la ley. Se ocupaban de argumentos inútiles y malgastaban mucho tiempo y mucha energía, tanto de ellos como de otros miembros de iglesia. A Tito le correspondía arreglar esos asuntos, y Pablo le envió consejos y le infundió ánimo.
Pablo se ocupa en esta carta especialmente en dar consejos aTito para ayudarlo a encaminar a los recién convertidos cristianos de Creta por la senda de la verdadera fe y la debida conducta. Por esta razón la epístola es sumamente práctica.
Pablo da consejos en cuanto a una organización eclesiástica más cabal y completa, y aconseja a Tito en cuanto a las cualidades que deben tener los ancianos de la iglesia. Le recuerda la reputación que tenían los cretenses de ser mentirosos y haraganes, y parece indicar que los cristianos de Creta habían sido perturbados por legalistas judaicos.
Pablo destaca especialmente que el énfasis en la impureza ceremonial, con el tiempo, tiende a hacer que la conciencia se torne impura. Cuando la mente se halla absorta en detalles religiosos, con demasiada frecuencia las cuestiones verdaderamente importantes de moralidad e integridad son puestas a un lado y la religión se deteriora, convirtiéndose en pura forma y teoría.
El gran énfasis de Pablo consiste en que los cristianos cretenses debían ser sobrios, castos y plenamente correctos en toda su manera de vivir. Los esclavos -como sin duda muchos de ellos lo eran- debían ser obedientes y honrados. Cualquiera que fuera la posición social de una persona, su vida debía ser ejemplar.
Como conclusión de su carta, Pablo le recuerda a Tito, y mediante él a los cretences, que la bondad de Dios hacia el hombre no se gana mediante buenas obras, sino que es la dádiva de la misericordia divina por medio de Jesucristo.
Pablo conocía bien la herencia pagana de esos hermanos cretenses y la confusión mental producida por los maestros judaizantes; por eso pudo tratar específicamente sus problemas. Su consejo es claro, directo, preciso e incisivo.