La tradición cristiana primitiva reconoce a Juan el hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo casi unánimemente como el autor del Apocalipsis. En realidad, todos los escritores cristianos hasta mediados del siglo III, en cuyas obras existentes hoy se mencione este tema, atribuyen el Apocalipsis a Juan el apóstol.
Estos escritores son Justino Mártir, en Roma (c. 100-c. 165 d. C., Diálogo con Trifón 81); Ireneo de Lyon (c. 130-c. 202 d. C., Contra herejías iv. 20. 11); Tertuliano, en Cartago (c. 160-c. 240 c. d. C., Sobre prescripciones contra los herejes 36); Hipólito, de Roma (m.c. 235 d. C., Tratado sobre Cristo y el anticristo xxxvi), y Clemente de Alejandría (m. c. 220 d. C., ¿Quién es el rico que se salvará? xiii).
Estos testimonios demuestran que en los comienzos de la iglesia eran muchos e influyentes los que creían que el autor del Apocalipsis fue el apóstol Juan. Además, varias antiguas tradiciones cristianas relacionan los últimos años de Juan con la ciudad de Efeso. Así lo hace Ireneo (Op. cit. iii. 3, 4), quien declara que en su juventud había visto al anciano Policarpo, de Esmirna, el que "conversó con muchos que habían visto a Cristo", entre ellos con Juan, que había residido en Efeso hasta los días de Trajano (98-117 d. C.).
Polícrates (130-c. 200 d. C.), obispo de Efeso, octavo en su familia que fue obispo cristiano, testifica que Juan "el que se reclinó en el seno de Jesús... descansa en Efeso" (Epístola a Víctor y la Iglesia Romana acerca del día de observar la pascua). Estas declaraciones coinciden con el hecho de que Juan se dirige a Efeso y a las otras iglesias de Asia (Apocalipsis 1: 4, 11).
El único testimonio de este período que parece no concordar con la opinión de que el autor del Apocalipsis fue el apóstol Juan, proviene de Papías, padre de la iglesia (m. c. 163 d. C.).
Las obras de Papías se perdieron; lo único que existe de ellas está en forma muy fragmentaria en citas conservadas por escritores posteriores. Dos de ellas se refieren a la muerte de Juan. En una, de un manuscrito del siglo VII u VIII d. C., que parece ser un resumen de la Crónica de Felipe de Side (siglo V), se declara: "Papías dice en su segundo libro que Juan el Teólogo y Jacobo su hermano fueron muertos por los judíos".
Y en un manuscrito de la Crónica de Georgius Hamartolus (c. 860 d. C.) se lee en forma similar: "Porque Papías, obispo de Hierápolis, siendo testigo ocular de esto, en el segundo libro de los dichos del Señor, dice que él [Juan ] fue muerto por los judíos, cumpliendo claramente, con su hermano, la predicción de Cristo relativa a ellos".
Estas citas parecen indicar a primera vista que un funcionario cristiano que vivió a fines del primer siglo y comienzos del segundo, en las proximidades de Efeso, testificó que el apóstol Juan, así como su hermano, fue muerto por los judíos antes de que pudiera haber escrito el Apocalipsis en el tiempo de Nerón o de Domiciano, que son los períodos en los cuales los eruditos generalmente lo colocan. Sin embargo, un examen más minucioso hace surgir varios interrogantes respecto a estas citas.
Estas citas parecen indicar a primera vista que un funcionario cristiano que vivió a fines del primer siglo y comienzos del segundo, en las proximidades de Efeso, testificó que el apóstol Juan, así como su hermano, fue muerto por los judíos antes de que pudiera haber escrito el Apocalipsis en el tiempo de Nerón o de Domiciano, que son los períodos en los cuales los eruditos generalmente lo colocan. Sin embargo, un examen más minucioso hace surgir varios interrogantes respecto a estas citas.
El hecho de que el pasaje del primer manuscrito se refiera a Juan como "el teólogo", indica que la cita sufrió modificaciones hechas por un escriba medieval, porque este título no se aplica a Juan en ningún manuscrito bíblico existente anterior al siglo VIII, y es virtualmente imposible que Papías lo pudiese haber usado. La segunda cita, de Georgius Hamartolus, sólo se halla en uno de los manuscritos de dicho autor.
Los otros únicamente dicen que Juan murió en paz; pero es evidente que no citan en nada a Papías. Por lo tanto, es muy difícil saber exactamente qué fue lo que dijo Papías acerca de la muerte de Juan. Si en verdad escribió que Juan, como Santiago, fue muerto por los judíos, esto no implica que sus muertes ocurrieron al mismo tiempo o muy cerca la una de la otra. En el Apocalipsis inclusive se afirma que, en el tiempo en que fue escrito, los judíos aún seguían causando dificultades a los cristianos, y si Juan finalmente murió como mártir bien pudo haber sido como resultado de las intrigas de los judíos.
Una tercera cita de Papías la registra el historiador eclesiástico Eusebio (m. en 340 d. C.):
"No pesará escribir con nuestras interpretaciones las cosas que en otro tiempo aprendí y encomendé a la memoria, para que se afirme la verdad de las mismas con nuestra aserción... Porque si entretanto me salía al encuentro alguno que había tratado con los ancianos, le preguntaba curiosamente cuáles fuesen los dichos de los ancianos; qué acostumbraban a decir [Gr. eipen, 'dijo'] Andrés, Pedro, Felipe, Tomás, Santiago, Juan, Mateo, y qué los demás discípulos del Señor; qué predicaron [Gr. legousin, 'dicen'] Aristión y el presbítero Juan, discípulo del Señor. Pues yo estimaba que no podría sacar tanta utilidad de las lecturas de los libros cuanto de la viva voz de los hombres todavía sobrevivientes" (Historia eclesiástica iii. 39. 3-4).
Este pasaje ha dado lugar a muchas conjeturas. Eusebio lo interpretó como que hubieran existido dos hombres llamados Juan que vivieron en Asia a fines del siglo I d. C.: el apóstol y otro hombre que era presbítero o anciano. La opinión de Eusebio era que este último era el que había conocido Papías personalmente, y que fue el que escribió el Apocalipsis, mientras que el apóstol había sido el autor del Evangelio.
Sin embargo, es posible interpretar de otra manera las palabras de Papías. Zahn, erudito alemán del Nuevo Testamento, hace notar (Introduction to the New Testament, 2.a ed., t. 2, pp. 451-453) que en la declaración de Papías no hay una verdadera distinción entre presbíteros y apóstoles. Papías dice que "preguntaba" acerca de "los dichos de los ancianos", e inmediatamente sigue con una lista de los apóstoles; luego cuando menciona al "presbítero Juan" lo identifica enseguida como uno de los "discípulos del Señor".
La única distinción entre los dos grupos que menciona radica en la diferencia del tiempo del verbo, pretérito en el primero [eipen] y presente en el segundo [legousin], lo que sugiere que los del primer grupo mencionado eran discípulos de Jesús que habían vivido o dado su testimonio antes del tiempo de Papías, mientras que los del segundo grupo aún vivían, y Papías podía obtener de ellos información. Si se acepta el testimonio de Ireneo, el apóstol Juan estaría incluido en ambos grupos, y por eso sería concebible que fuera mencionado dos veces.