EL DIOS QUE YO CONOZCO

9.06. El Fragmento Muratoriano

La lista sistemática más antigua de libros del Nuevo Testamento que se conoce es el Fragmento Muratoriano, que recibe su nombre de su descubridor, L. A. Muratori, quien la encontró en la biblioteca de un monasterio de Milán en 1740.

Faltan el principio y el fin del documento, su latín es bárbaro y pésima su ortografía.

Por lo general los eruditos han llegado a la conclusión de que este fragmento originalmente fue escrito en Roma a fines del siglo II.

Presenta una lista de los libros que podían ser leídos públicamente en la iglesia y también menciona varios libros que no debían ser leídos.

En la porción que falta en el comienzo del Fragmento Muratoriano había evidentemente una observación acerca de Mateo; seguía una nota acerca de Marcos de la cual sólo se ha conservado una línea. Como Lucas es llamado el tercer Evangelio y Juan el cuarto, sin duda Mateo encabezaba la lista.

A continuación sigue Hechos de los Apóstoles, y después vienen las epístolas en este orden: 1 y 2 Corintios, Efesios, Filipenses, Colosenses, Gálatas, 1 y 2 Tesalonicenses, Romanos, Filemón, Tito, 1 y 2 Timoteo.

También incluye Judas y 1 y 2 Juan. Se han omitido Hebreos, Santiago, 1 y 2 Pedro y 3 Juan.

Hay otros libros que son puestos en duda o se rechazan completamente.

En el Fragmento se declara que aunque el Apocalipsis de Pedro (no debe confundirse con las epístolas de Pedro) es aceptado por algunos, otros pensaban que no debía ser leído en las iglesias.

Terminantemente se niega un lugar en el canon a las epístolas a los Laodicenses, a los Alejandrinos y al Pastor de Hermas.

Acerca del Apocalipsis se declara en el Fragmento, que aunque Juan escribió a las siete iglesias, habló a todas.