EL DIOS QUE YO CONOZCO

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1.03. Del ático al koiné

Un estudio del Nuevo Testamento revela que cuando el ático se transformó en koiné, abandonó algunas de sus características peculiares. Por ejemplo, la forma ττ [tt] del ático se volvió σσ [ss] (θάλαττα [thálatta], “mar”, se convirtió en θάλασσα [thalassa]), y ρρ [rr] se transformó en ρσ [rs] (ἄρρην [arrên], “varón”, dio lugar a ἄρσεν [ársen]). Se extinguió la clásica forma verbal dual, y elmodo optativo (forma verbal que expresa deseo) así como el llamado “futuro ático”, que rara vez aparecen en koiné.

El dialecto koiné tomó algunas palabras y expresiones del jónico y el dórico, y evolucionó creando otras independientemente de cualquier dialecto griego. Entre estas últimas se encuentran los imperfectos εἴχομεν [eíchomen], “teníamos” y εἷχον [eîchon], “tenían”, del verbo ἔχω [échô], “tener” (“yo tengo”), y el imperfecto ἔλεγον [élegon], “decían”, de λέγω [légô], “decir” (“yo digo”).

En koiné también se formaron muchas palabras nuevas uniendo sustantivos y verbos usados comúnmente con preposiciones.

1.02. Hê koiné dialektos - El idioma griego común

En fonética, gramática, sintaxis y vocabulario, el griego del Nuevo Testamento difiere del de las obras clásicas.

En los siglos XVII y XVIII comenzó un arduo debate de erudición entre los que propugnaban varias explicaciones para este problema.

Los hebraístas atribuían estas diferencias a la influencia del hebreo, pues generalmente se creía que todos los autores del Nuevo Testamento habían sido judíos. Se afirmaba que aunque esos hombres podían escribir en griego, pensaban en hebreo, y por eso eran influidos por su lenguaje semítico. Por lo tanto, se clasificaban como hebraísmos todas las palabras y formas del Nuevo Testamento que no se encuentran en el griego clásico.

Pero los puristas explicaban que, bajo la inspiración del Espíritu Santo, los autores del NT habían usado el griego más puro posible. Mientras sólo se conocieron las obras de los autores clásicos y el NT, no podía resolverse el problema mediante comparaciones con otras obras griegas.

Hacia fines del siglo XIX comenzó una nueva era con el descubrimiento y la publicación de documentos no literarios, escritos mayormente en papiro pero también en alfarería (ostracones). Estos documentos eran cartas y esquelas de gente común, anuncios públicos, facturas y recibos, contratos y licencias.

El griego de estos documentos es sorprendentemente parecido al del Nuevo Testamento. El mérito de haber hecho este descubrimiento decisivo corresponde a Adolf Deissmann, quien en los 40 años posteriores a 1895 demostró en numerosos artículos y libros que el lenguaje de los papiros y ostracones es el mismo del Nuevo Testamento.

Esto significa que los apóstoles escribían en el idioma del pueblo, y no en el de los historiadores, comediógrafos y científicos, lenguaje que hubiera sido completamente extraño para el pueblo común.



La obra de Adolf Deissmann, Light From the Ancient East ¹, presenta muchos ejemplos para demostrar este hecho. Porque era común entre los que hablaban el griego en el Mediterráneo, este idioma del pueblo recibió el nombre de ἡ κοινὴ διάλεκτος [hê koiné diélektos], o κοινή [koinê] "koiné" (común) en su forma abreviada, para distinguirlo de diversos dialectos griegos, como el ático, dórico, jónico o eólico. El koiné es una mezcla de estos cuatro dialectos, pero depende más del ático que de los otros.

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1.01. El idioma griego

Por consenso casi unánime, se cree que los 27 libros del Nuevo Testamento fueron escritos originalmente en griego.

P46

El griego era un idioma muy difundido en el Imperio Romano en los días de Cristo y los apóstoles. Se había extendido por todo el Medio Oriente hacia fines del siglo IV a. C. con la expansión del imperio de Alejandro. Todos sus sucesores fueron gobernantes griegos que fomentaron la difusión del idioma y la cultura de Grecia. El griego llegó a ser tan ampliamente conocido y se arraigó tan profundamente, que los romanos - que crearon su imperio en el siglo I a. C., desde el Atlántico hasta Persia - no pudieron suprimirlo.

El latín predominó en el norte de Africa, España e Italia; pero no tuvo importancia en el mundo oriental. Aun en Italia, donde el latín era la lengua materna, la gente educada sobre todo hablaba griego, como su segundo idioma. Por ejemplo, la Epístola de Clemente, el documento cristiano más antiguo fuera del Nuevo Testamento, fue escrita en griego aunque se escribió en Roma.

Entre los centenares de papiros descubiertos en las ruinas de la casa de un erudito de Herculano - ciudad destruida por la erupción del Vesubio en el año 79 d. C.- había menos de una docena de manuscritos en latín; todos los demás estaban en griego.

Sin embargo, además del griego se usaban otros idiomas en diferentes partes del imperio. Por ejemplo, los judíos de Palestina hablaban arameo; los habitantes de Listra, "lengua licaónica" (Hechos 14: 11) y, por supuesto, los habitantes de Roma hablaban latín.

Esta multiplicidad de idiomas se refleja en la inscripción trilingüe colocada sobre la cruz del Calvario (cf. Juan 19:19, 20) escrita en (1) arameo (llamado hebreo en el Nuevo Testamento), el idioma del país, en (2) griego, el idioma difundido por todo el imperio y en (3) latín, el idioma oficial de la administración romana.



Una situación similar existió en la Palestina moderna durante el período del mandato británico, antes de la primera guerra judío-árabe de 1948, cuando, por ejemplo, los sellos de correos se imprimían en tres idiomas: hebreo, árabe e inglés. Más de un país del mundo tiene dos o más idiomas oficiales; los del Mediterráneo oriental no fueron, ni son, excepciones.