3. El término γέεννα [géenna] es la transliteración de las palabras hebreas ge hinnom, "el valle de Hinnom", o ge' ben hinnom, "valle del hijo de Hinom" (Josué 15:8), expresión que no podía entender un griego que no estuviera familiarizado con la topografía de Jerusalén. Para los judíos de Palestina ese valle se convirtió en un símbolo del lugar del castigo final para los impíos, y los escritores del Nuevo Testamento usaron ese término con ese sentido.
Mateo 5:22: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego".
ἐγὼ δὲ λέγω ὑμῖν ὅτι πᾶς ὁ ὀργιζόμενος τῷ ἀδελφῷ αὐτοῦ ἔνοχος ἔσται τῇ κρίσει ὃς δ’ ἂν εἴπῃ τῷ ἀδελφῷ αὐτοῦ ῥακά ἔνοχος ἔσται τῷ συνεδρίῳ ὃς δ’ ἂν εἴπῃ μωρέ ἔνοχος ἔσται εἰς τὴν γέενναν τοῦ πυρός
Este valle está al sur y al oeste de Jerusalén y se encuentra con el valle de Cedrón, inmediatamente al sur de la ciudad de David y el estanque de Siloé. El impío rey Acaz parece haber iniciado en los días de Isaías la bárbara costumbre pagana de quemar los niños, ofrendándolos a Moloc en un alto llamado Tofet, en el valle de Hinom (2 Crónicas 28:3). Manasés, nieto de Acaz, restableció esa práctica (2 Crónicas 33:1, 6; cf. Jeremías 32:35). Años después, el buen rey Josías profanó ceremonialmente los altos del valle de Hinom donde se había realizado ese atroz tipo de culto (2 Reyes 23:10), con lo cual se acabaron esos sacrificios. Como castigo por ése y otros males, Dios advirtió a su pueblo que el valle de Hinom un día sería el "Valle de la Matanza" por causa de los "cuerpos muertos de este pueblo" (Jeremías 7:32-33; 19:6; cf. Isaías 30:33).
Por eso los fuegos de Hinom se convirtieron en un símbolo del fuego consumidor del último gran día de juicio y del castigo de los impíos (cf. Isaías 66:24). Según las ideas escatológicas judías, derivadas en parte de la filosofía griega, γέεννα [géenna] era el lugar donde se reservaban las almas de los impíos bajo castigo hasta el día del juicio final y de las retribuciones.
La tradición que afirma que el valle de la Gehenna (forma latina del nombre) era el lugar donde se quemaban los desperdicios, y que por lo tanto era una figura del fuego del día final, parece haberse originado con el rabí Kimchi, erudito judío de los siglos XII y XIII. La antigua literatura judía no contiene nada de esto.
Los rabinos más antiguos basaron la idea de la Gehenna como un símbolo del fuego del último día en Isaías 31:9 "Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén".
Mateo 5:22: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego".
ἐγὼ δὲ λέγω ὑμῖν ὅτι πᾶς ὁ ὀργιζόμενος τῷ ἀδελφῷ αὐτοῦ ἔνοχος ἔσται τῇ κρίσει ὃς δ’ ἂν εἴπῃ τῷ ἀδελφῷ αὐτοῦ ῥακά ἔνοχος ἔσται τῷ συνεδρίῳ ὃς δ’ ἂν εἴπῃ μωρέ ἔνοχος ἔσται εἰς τὴν γέενναν τοῦ πυρός
Este valle está al sur y al oeste de Jerusalén y se encuentra con el valle de Cedrón, inmediatamente al sur de la ciudad de David y el estanque de Siloé. El impío rey Acaz parece haber iniciado en los días de Isaías la bárbara costumbre pagana de quemar los niños, ofrendándolos a Moloc en un alto llamado Tofet, en el valle de Hinom (2 Crónicas 28:3). Manasés, nieto de Acaz, restableció esa práctica (2 Crónicas 33:1, 6; cf. Jeremías 32:35). Años después, el buen rey Josías profanó ceremonialmente los altos del valle de Hinom donde se había realizado ese atroz tipo de culto (2 Reyes 23:10), con lo cual se acabaron esos sacrificios. Como castigo por ése y otros males, Dios advirtió a su pueblo que el valle de Hinom un día sería el "Valle de la Matanza" por causa de los "cuerpos muertos de este pueblo" (Jeremías 7:32-33; 19:6; cf. Isaías 30:33).
Por eso los fuegos de Hinom se convirtieron en un símbolo del fuego consumidor del último gran día de juicio y del castigo de los impíos (cf. Isaías 66:24). Según las ideas escatológicas judías, derivadas en parte de la filosofía griega, γέεννα [géenna] era el lugar donde se reservaban las almas de los impíos bajo castigo hasta el día del juicio final y de las retribuciones.
La tradición que afirma que el valle de la Gehenna (forma latina del nombre) era el lugar donde se quemaban los desperdicios, y que por lo tanto era una figura del fuego del día final, parece haberse originado con el rabí Kimchi, erudito judío de los siglos XII y XIII. La antigua literatura judía no contiene nada de esto.
Los rabinos más antiguos basaron la idea de la Gehenna como un símbolo del fuego del último día en Isaías 31:9 "Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes, con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén".