EL DIOS QUE YO CONOZCO

5.06. CÓDICE DE BEZA CANTABRIGENSE (D)

Este manuscrito es un uncial del siglo VI que contiene los Evangelios y Hechos tanto en griego como en latín. Se lo llama así porque una vez perteneció al reformador francés Teodoro Beza, quien lo obsequió en 1581 a la biblioteca de la Universidad de Cambridge.

Su carácter bilingüe indica que se originó en la parte meridional de Francia o de Italia. Este manuscrito revela extrañas peculiaridades en los escritos de Lucas, las que también se encuentran en las antiguas traducciones siríacas y latinas. Tiene también muchas omisiones.

5.05. CÓDICE FREERIANO (W)

Este códice, también conocido como Washingtonense, fue escrito a fines del siglo IV o comienzos del V, y contiene los Evangelios.

Charles L. Freer lo compró en El Cairo en 1906; pero ahora está en la Galería de Arte Freer, en Washington D. C.

En este manuscrito hay extrañas peculiaridades: Mateo, Lucas 8:13 a 24:53, y Juan 1:1 a 5:12 son del tipo de escritura o texto llamado bizantino; el resto de Lucas y de Juan concuerda con el texto presentado por el Vaticano y el Sinaítico; Marcos 1:1 a 5:30 corresponde con un tipo de texto occidental, y el resto de Marcos es de Cesarea.

Otra variante de este códice en la terminación de Marcos (Marcos 16:14)*.
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*Este manuscrito añade al vers. 14 lo que a veces es llamado el "Lógion Freer" (dichos de Freer).

Esta añadidura tiene rasgos inconfundibles que muestran que es una interpolación posterior, y sólo tiene interés como una curiosidad textual.

Su texto dice:
"Y éstos alegaron en su defensa: 'Este siglo de iniquidad y de incredulidad está bajo el dominio de Satán, que no deja que lo que está bajo el yugo de los espíritus impuros reciba la verdad y el poder de Dios; manifiesta, pues, ya desde ahora tu justicia'. Esto es lo que decían a Cristo y Cristo les respondió: 'El término de los años del poder de Satán se ha cumplido, pero otras cosas terribles se acercan. Y yo he sido entregado a la muerte por los que pecaron, para que se conviertan a la verdad, y no pequen más, a fin de que hereden la gloria espiritual e incorruptible de justicia que está en elcielo...' ".

5.04. CÓDICE DE EFRÉN (AFREN O EFRAÍN) (C)

Este palimpsesto estuvo originalmente en Constantinopla, de donde fue llevado a Florencia cuando aquella ciudad fue tomada por los turcos en 1453.

Cuando Catalina de Médicis se convirtió en la novia de Enrique II de Francia en el siglo XVI, recibió este manuscrito como parte de su dote y lo llevó a París, donde está ahora en la Biblioteca Nacional.

Fue escrito originalmente en el siglo V, pero el texto fue borrado en el siglo XII y reemplazado con 38 tratados de Efrén de Siria, reconocido como uno de los padres de la iglesia, y por eso este códice recibió este nombre.

Se afirmaba que el texto original era ilegible; pero Tischendorf lo descifró después de trabajar pacientemente durante dos años, y en 1843 publicó un facsímile del Nuevo Testamento.

El manuscrito tiene 209 hojas; 64 contienen secciones del Antiguo Testamento, y 145 del Nuevo Testamento. Estas hojas miden 31,25 por 23,75 cm con una sola columna en cada página.

Están representados los libros del Nuevo Testamento excepto 2 Tesalonicenses y 2 Juan; pero ningún libro está completo. Por eso sólo abarca unos cinco octavos del Nuevo Testamento.

5.03. CÓDICE ALEJANDRINO (A)

Este códice fue durante siglos el único manuscrito bíblico antiguo ampliamente conocido en Europa. Fue escrito en Egipto en el siglo V.

Cirilo Lucar, patriarca bien conocido, lo llevó en 1621 de Alejandría a Constantinopla cuando fue nombrado patriarca de esta última ciudad.

Siete años más tarde lo obsequió al rey Carlos I de Inglaterra.

En 1757 Jorge II lo depositó en el Museo Británico.

Su texto del Nuevo Testamento fue impreso por primera vez en 1786.

En 1879 fue reproducido fotográficamente, y en 1909 apareció una segunda edición en escala reducida.

El manuscrito tiene 773 hojas, de las cuales 144 corresponden al Nuevo Testamento.

Las hojas miden unos 32 por 27 cm, escritas en dos columnas de 50 líneas cada una.

La escritura es gruesa y grande. En este manuscrito faltan los capítulos 1-24 de Mateo, dos hojas de Juan y tres hojas de 2 Corintios.

Además de los libros canónicos del Nuevo Testamento, también están en el Alejandrino las dos epístolas de Clemente Romano.