EL DIOS QUE YO CONOZCO

1.05. FUENTES PARA EL ESTUDIO DEL KOINÉ

Aunque debe hacerse todavía un estudio mucho más amplio para poder comprender bien el griego koiné en todos sus aspectos lingüísticos, los resultados de años de estudio han aclarado muchas dificultades. Algunos elementos se destacan entre los que los eruditos han usado en estudios comparativos para explicar el koiné.

Gregory-Aland P66 (Dublin) (a.k.a. Dublin, Ireland, Chester Beatty Library, BP XIX)
Gregory-Aland P66 (Dublin)
(a.k.a. Dublin, Ireland, Chester Beatty Library, BP XIX)
Fuentes para el estudio del griego koiné
Las obras helenísticas escritas en prosa, como las de Polibio (m. c. 120 a.C.), escritas antes de que el dialecto ático experimentara un resurgimiento en los círculos literarios del mundo de habla griega, han ayudado a los eruditos a comprender el koiné.Algunos escritores del período imperial - tales como Diodoro (m. c. 20 a. C.) y Plutarco (m. c. 120 d. C.) - también escribieron en el idioma griego del pueblo común. Son valiosas especialmente las obras de Filón (c. 20 a. C. - 50 d. C.), ya que, como Pablo, fue un judío que adquirió su erudición fuera de Palestina y escribió en griego. La Carta apócrifa de Aristeas (de fecha incierta) y las obras del historiador judío Josefo (m. c. 100 d. C.) también sirven para establecer comparaciones en los estudios lingüísticos del koiné.

Además de las fuentes documentales literarias hay numerosos documentos oficiales preservados en piedra o en papiro que tienen las características del lenguaje común, aunque - como ocurre en obras de esa naturaleza - se emplean algunos términos legales estereotipados y expresiones de la misma naturaleza.

La traducción del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta (LXX) proporciona una de las principales fuentes para entender el koiné. Como la LXX era una traducción y no una obra originalmente escrita en griego, introdujo en el mundo de habla griega muchas expresiones y conceptos hebreos y arameos. De ese modo proporcionó a la iglesia cristiana primitiva una terminología teológica en griego que ya era familiar entre los judíos helenísticos, y así se convirtió en un medio en las manos de los apóstoles para proclamar las enseñanzas de Cristo a los judíos de la dispersión, en palabras que ellos entendían en todas partes.Además, desde Mesopotamia hasta Italia la LXX era la Biblia de millones de judíos. Por eso la mayor parte de las citas del Antiguo Testamento que aparecen en el Nuevo son reproducidas de la LXX. Como resultado de todos estos factores, el Antiguo Testamento en griego (koiné) ejerció una poderosa influencia en la forma lingüística del Nuevo Testamento.

La literatura griega cristiana del siglo II también sirve como un material de comparación para comprender el Nuevo Testamento en griego. Entre las obras de este período están los escritos de algunos de los primeros padres de la iglesia, los evangelios apócrifos, los hechos de los apóstoles, también apócrifos, y las leyendas acerca de mártires.

Sin embargo, la principal ayuda para comprender las expresiones del Nuevo Testamento ha sido proporcionada por los escritos acerca de la vida cotidiana, encontrados en papiros y ostracones.

Estos documentos descubiertos por millares en los basureros de las antiguas ciudades egipcias y como relleno en los vientres de los animales momificados que se adoraban, proporcionan un cuadro acertado de la vida diaria y el lenguaje del pueblo común de Egipto en los tiempos del mundo helenístico y romano. Se trata de decretos oficiales y reglamentos, peticiones de particulares, quejas y pedidos, archivos de transacciones comerciales, licencias matrimoniales, certificados de divorcio, testamentos y cartas de toda especie imaginable. Las cartas escritas en estilo natural y sin artificios tienen un valor especial, pues dan a conocer una multitud de expresiones usadas en la vida cotidiana de la antigüedad. Muchas de ellas fueron escritas por esposos a sus esposas, por hijos a sus padres, por amigos, esclavos, soldados, oficiales y estudiantes.

Es lamentable que estos documentos, que se han convertido en verdaderos tesoros para una mejor comprensión del Nuevo Testamento, sólo se hayan conservado en el clima seco de Egipto. Si tuviéramos un material semejante procedente de Asia Menor, Siria o Grecia, no hay duda de que proyectaría más luz sobre el koiné, pues probablemente había diferencias dialectales en esos territorios.

Ostracón


1.04. El koiné y los otros idiomas

El Nuevo Testamento revela que el idioma griego común también era rico en palabras de origen extranjero.
Del latín tomó: centurio, “capitán”, que aparece como κεντυρίων [kenturíôn] en el Nuevo Testamento (Marcos 15: 39), y que a veces se usa en vez de la legítima palabra griegaἑκατοντάρχης [hekatontárchês];
Representación de un Centurión romano del 70 a.C.
census, “impuesto”,  κῆνσος [kênsos] (Mateo 17: 25); titulus “título”, τίτλος [títlos] (Juan 19: 19, 20).
Además del latín, otros idiomas prestaron palabras a los escritores del Nuevo Testamento, como γάζα [gáza] “tesoro” (Hechos 8:27), que viene del persa; κύμινον [kúminon], “comino” (Mato 23:23), del malayo; βύσσος [bússos], “lino” (Lucas 16:19, Apocalipsis 18:12), del fenicio;βάϊον [báïon], “rama de palmera” (Juan 12:13), del egipcio; νάρδος [nárdos], “nardo”, del sánscrito; y ῥέδη [rhédê], “carruaje de cuatro ruedas” (Apocalipsis 18:13), del celta.
Recibieron un nuevo significado muchas palabras que son del griego clásico. Por ejemplo,λαλιά [laliá], que en la literatura clásica significa “vano parloteo”, “locuacidad”, recibió la nueva definición de “dicho”, “lenguaje” (Mateo 26:73; Juan 4:42; 8:43); δαιμονίον [daimoníon], el “dios” de los autores clásicos, llegó a significar “espíritu malo”; y κοίμησις [koímêsis], “sueño natural”, se le dio la acepción de “muerte” (en Juan 11:13 aparece en el caso genitivo τῆςκοιμήσεως  [tês koimêseôs] “del reposo”).
En el diccionario del koiné entraron algunas palabras procedentes de la administración civil y militar romana. Entre ellas, ῥάβδουχος [rhábdouchos], literalmente “que lleva la vara”, el lictor (“alguacil”, Hechos 16:35 – caso acusativo τοὺς ῥαβδούχους [toús rhabdoúchous]) que llevaba las insignias romanas ante los magistrados; y χιλίαρχος [chilíarchos], (Juan 18:12) el comandante de un millar de soldados, que era el tribunus militum de la jerarquía militar romana.
Reproducciõn de un Tribuno Militar

1.03. Del ático al koiné

Un estudio del Nuevo Testamento revela que cuando el ático se transformó en koiné, abandonó algunas de sus características peculiares. Por ejemplo, la forma ττ [tt] del ático se volvió σσ [ss] (θάλαττα [thálatta], “mar”, se convirtió en θάλασσα [thalassa]), y ρρ [rr] se transformó en ρσ [rs] (ἄρρην [arrên], “varón”, dio lugar a ἄρσεν [ársen]). Se extinguió la clásica forma verbal dual, y elmodo optativo (forma verbal que expresa deseo) así como el llamado “futuro ático”, que rara vez aparecen en koiné.

El dialecto koiné tomó algunas palabras y expresiones del jónico y el dórico, y evolucionó creando otras independientemente de cualquier dialecto griego. Entre estas últimas se encuentran los imperfectos εἴχομεν [eíchomen], “teníamos” y εἷχον [eîchon], “tenían”, del verbo ἔχω [échô], “tener” (“yo tengo”), y el imperfecto ἔλεγον [élegon], “decían”, de λέγω [légô], “decir” (“yo digo”).

En koiné también se formaron muchas palabras nuevas uniendo sustantivos y verbos usados comúnmente con preposiciones.

1.02. Hê koiné dialektos - El idioma griego común

En fonética, gramática, sintaxis y vocabulario, el griego del Nuevo Testamento difiere del de las obras clásicas.

En los siglos XVII y XVIII comenzó un arduo debate de erudición entre los que propugnaban varias explicaciones para este problema.

Los hebraístas atribuían estas diferencias a la influencia del hebreo, pues generalmente se creía que todos los autores del Nuevo Testamento habían sido judíos. Se afirmaba que aunque esos hombres podían escribir en griego, pensaban en hebreo, y por eso eran influidos por su lenguaje semítico. Por lo tanto, se clasificaban como hebraísmos todas las palabras y formas del Nuevo Testamento que no se encuentran en el griego clásico.

Pero los puristas explicaban que, bajo la inspiración del Espíritu Santo, los autores del NT habían usado el griego más puro posible. Mientras sólo se conocieron las obras de los autores clásicos y el NT, no podía resolverse el problema mediante comparaciones con otras obras griegas.

Hacia fines del siglo XIX comenzó una nueva era con el descubrimiento y la publicación de documentos no literarios, escritos mayormente en papiro pero también en alfarería (ostracones). Estos documentos eran cartas y esquelas de gente común, anuncios públicos, facturas y recibos, contratos y licencias.

El griego de estos documentos es sorprendentemente parecido al del Nuevo Testamento. El mérito de haber hecho este descubrimiento decisivo corresponde a Adolf Deissmann, quien en los 40 años posteriores a 1895 demostró en numerosos artículos y libros que el lenguaje de los papiros y ostracones es el mismo del Nuevo Testamento.

Esto significa que los apóstoles escribían en el idioma del pueblo, y no en el de los historiadores, comediógrafos y científicos, lenguaje que hubiera sido completamente extraño para el pueblo común.



La obra de Adolf Deissmann, Light From the Ancient East ¹, presenta muchos ejemplos para demostrar este hecho. Porque era común entre los que hablaban el griego en el Mediterráneo, este idioma del pueblo recibió el nombre de ἡ κοινὴ διάλεκτος [hê koiné diélektos], o κοινή [koinê] "koiné" (común) en su forma abreviada, para distinguirlo de diversos dialectos griegos, como el ático, dórico, jónico o eólico. El koiné es una mezcla de estos cuatro dialectos, pero depende más del ático que de los otros.

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