EL DIOS QUE YO CONOZCO

5.02. Códice Sinaítico (א )

(א , a veces indicado con el símbolo S, especialmente por los impresores que no tienen tipos de letras hebreas).

Este manuscrito es el segundo de los códices de pergamino más antiguo de la Biblia.

Tischendorf descubrió 129 hojas de él en un cesto de papeles del monasterio de Santa Catalina, en el monte Sinaí, en 1844. En ese momento pudo llevar con él 43 hojas, que han quedado en poder de la biblioteca de la Universidad de Leipzig.

Después de una segunda búsqueda en 1853, que resultó infructuosa, finalmente consiguió encontrar el resto del manuscrito durante una tercera permanencia en el monasterio en 1859.

Por pedido de Tischendorf, el monasterio donó el códice al zar de Rusia Alejandro II, quien lo colocó en la biblioteca imperial de San Petersburgo.

En 1933 el gobierno soviético lo vendió a Gran Bretaña por 100.000 libras esterlinas y desde entonces ha estado en el Museo Británico de Londres.

En 1862 Tischendorf publicó un facsímile del Sinaítico en cuatro tomos monumentales. Una reproducción fotográfica apareció en 1911. (Ver abajo).

Este códice consiste de 346 hojas, el Nuevo Testamento completo ocupa 145 de ellas. También incluía la Epístola de Bernabé (apócrifa) y una tercera parte de la obra del Pastor de Hermas.

Las páginas miden unos 43 por 38 cm, y son de 4 columnas con 48 líneas cada una. La escritura, aunque similar a la del Vaticano, fue ejecutada algo menos cuidadosamente, y hay en ella muchas correcciones hechas por tres personas diferentes.

Este manuscrito fue escrito en el siglo IV, quizá algo después que el Códice Vaticano.


Comienzo de Marcos 1 en el Códice Sinaítico con cuatro columnas de 48 líneas cada una, sin separación de palabras, ni acentos, ni pausas.


CODEX SINAITICUS


5.01. Códice Vaticano (B)

El Códice Vaticano es uno de los dos códices bíblicos de pergamino más antiguos que se conocen hasta ahora.

No se sabe cómo llegó a la biblioteca del Vaticano; pero en 1481, cuando se hizo el primer catálogo de esa biblioteca, ya estaba allí.

No se usó durante siglos, y las autoridades del Vaticano aun lo negaron a veces a los eruditos que querían consultarlo.

Después de muchos esfuerzos estériles, finalmente el erudito bíblico alemán, Constantin Tischendorf, obtuvo permiso para su publicación, lo cual hizo en 1867. Un facsímile científicamente satisfactorio apareció en 1904. Este precioso documento quedó así al alcance de todos los eruditos.

Este códice tiene 759 hojas, de las cuales 142 abarcan el Nuevo Testamento. Se han conservado los Evangelios, los Hechos, las epístolas generales (o "universales"), las cartas de Pablo y Hebreos hasta el cap. 9:14.

Faltan el resto de Hebreos, 1 Timoteo, Tito, Filemón y Apocalipsis.

Las páginas miden unos 25 por 25 cm, con tres columnas de 42 líneas cada una. La escritura es nítida y elegante, y corresponde con el estilo del siglo IV.

Desafortunadamente el manuscrito sufrió las añadiduras hechas por una mano posterior, entre los siglos VIII y X. Esa persona repasó el texto que había palidecido y añadió marcas diacríticas.

Además, ese escriba desconocido procedió como un crítico textual pues no repasó las palabras y letras que le parecía que estaban fuera de lugar. Dos correctores posteriores añadieran otras alteraciones.


Sección de Lucas 7 del Códice Vaticano escrito en mayúscula (uncial), con columnas de 42 líneas, sin separación entre las palabras y muy pocos signos de puntuación; los acentos y las pausas fueron agregados más tarde.

5.00. Los principales unciales

Ningún estudiante del texto del Nuevo Testamento puede recordar todos los manuscritos bíblicos, y aun es difícil que recuerde todos los unciales.

Sin embargo, debiera estar familiarizado con algunos de los manuscritos más antiguos y más famosos sobre cuya validez se basan las ediciones impresas del texto griego del Nuevo Testamento que marcan la pauta, y también las traducciones modernas, tales como la RVR, BJ, BC, NC, etc.

CÓDICE VATICANO (B).

CÓDICE SINAITICO ( א ).

CÓDICE ALEJANDRINO (A).

CÓDICE DE EFRÉN (AFREN O EFRAÍN) (C).

CÓDICE FREERIANO (W).

CÓDICE DE BEZA CANTABRIGENSE (D).

CÓDICE CLAROMONTANO (D).

CÓDICE KORIDETIANO ( θ ).

4.05. Números y símbolos de los manuscritos unciales en pergamino

Se conocen ahora más de 265 unciales en pergamino. Algunos de ellos sólo son pequeños fragmentos. Como siguen descubriéndose manuscritos bíblicos antes desconocidos, cualquier número que se dé será inexacto antes de mucho tiempo.

Durante más de un siglo los eruditos se han acostumbrado a designar los principales manuscritos unciales con las letras mayúsculas del alfabeto latino (A, B, C, etc.).

Cuando se terminaron esas letras, usaron las letras mayúsculas del alfabeto griego que tienen un trazado diferente de las letras latinas y cuando se necesitaron más símbolos se recurrió al alfabeto hebreo.

Por eso los eruditos identifican el famoso Códice Vaticano con el símbolo B, el Koridetiano con θ (zeta - theta - griega), y el Sinaítico con א (a hebrea).

Aunque estos símbolos han sido aceptados casi enteramente por los eruditos del Nuevo Testamento hasta el punto de que difícilmente puedan ser desplazados, su uso tiene desventajas pues las letras de los tres alfabetos no son suficientes para dar un símbolo a cada uncial.

Por eso Caspar René Gregory, uno de los más grandes críticos textuales, introdujo otro sistema que da a cada uncial un número precedido por O: O1, O2, O3, etc. Aunque el sistema de Gregory es el mejor que se haya propuesto hasta ahora, pocos lo han seguido. Otro notable erudito, Hermann von Soden, ha sugerido otro sistema diferente; pero por lo general los eruditos no lo han aceptado.

Sólo unos pocos manuscritos contienen todos los libros del Nuevo Testamento. De los manuscritos unciales conocidos, únicamente 4 contenían originalmente todos los libros, y sólo 46 de unos 2.750 cursivos que se conocen contienen todo el Nuevo Testamento.

Una colección completa de todos los libros del Nuevo Testamento en un solo volumen era antiguamente pesada y costosa. Por eso en la mayoría de los manuscritos sólo hay partes del Nuevo Testamento, especialmente los Evangelios, las epístolas de Pablo o las epístolas generales (también llamadas "católicas" o "universales").

Como los Evangelios y los escritos de Pablo estaban más difundidos en la iglesia primitiva que las epístolas generales, esos libros aparecen en un número mayor de manuscritos.