EL DIOS QUE YO CONOZCO

32.03. 1 PEDRO - Marco histórico

El apóstol Pedro escribe lo que podría llamarse una carta circular dirigida a "los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia". Estas cinco zonas incluían casi todo lo que hoy llamamos Asia Menor.

La mayoría de los creyentes de esas iglesias eran gentiles; los cristianos de origen judío constituían una minoría. Pedro, como misionero enviado a ellos ("Reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión" - Gálatas 2: 9), tenía un interés especial en los judíos; pero no limitaba sus saludos e instrucciones al grupo minoritario de esas iglesias, lo cual se ve por su declaración de que sus lectores en otro tiempo no habían sido "el pueblo de Dios", y que eran idólatras convertidos.

"Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia" (1 Pedro 2: 10).

"Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan" (1 Pedro 4: 3-4).

El apóstol, que fue el primero en bautizar gentiles y en defender su categoría de igualdad con los demás en la iglesia, sin duda consideraba a todos los cristianos, tanto de origen judío como gentil, como unidos en Cristo Jesús, y no hacía distinciones al dirigirse a ellos.

No se puede determinar la fecha precisa cuando se escribió esta epístola. Probablemente fue escrita desde Roma, como lo sugiere el nombre "Babilonia":

"La [iglesia] que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan" (1 Pedro 5: 13).¹

Esto puede significar que fue escrita cerca del fin de la vida del apóstol (ver La obra posterior de Pedro).

El hecho de que no haya ninguna referencia en las cartas que Pablo escribió desde Roma, a que Pedro hubiera estado en esa ciudad, sugiere que, Pedro no llegó allí sino hasta los días del arresto final de Pablo alrededor del año 66 d. C. Aunque no se puede afirmar nada definitivo en cuanto a la fecha cuando fue escrita 1 Pedro, lo que se ha dicho sugiere como una fecha probable los años 64-66 del siglo I.

La epístola refleja presencia de una actitud poco amistosa hacia los cristianos:

"Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras" (1 Pedro 2: 12;

"Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se averg:uence, sino glorifique a Dios por ello" (1 Pedro 4: 12-16).

Eso podría sugerir el tiempo de la persecución de Nerón, la que comenzó en el año 64 d. C.

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¹ No hay ninguna prueba de que Pedro hubiera trabajado alguna vez en la Babilonia literal; además, la tradición ubica en Roma el trabajo de los últimos años de Pedro y también su ejecución. Se sabe que cuando los primeros cristianos hablaban de la capital del imperio, usaban el nombre críptico "Babilonia" para evitar represalias políticas. Los comentadores concuerdan en general en que Pedro usa el término Babilonia como una velada referencia a Roma.

32.02. 1 PEDRO - Autor

En la epístola se dice que Pedro es su autor:

"Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia" (cap. 1: 1).

Se han presentado diversas teorías para indicar que no fue en realidad Pedro, sino otra persona, quien escribió la carta.

La teoría más común sugiere que su autor fue Silvano (cap. 5: 12).

Las objeciones en contra de la paternidad literaria de Pedro son las siguientes:

(1) El griego de la epístola es demasiado elegante para un hombre de tan limitada cultura como Pedro.

(2) La teología se parece más a la de Pablo que a la de Pedro.

(3) Se menciona o alude muy poco a episodios de la vida de Cristo, lo que es muy extraño si se tiene en cuenta que Pedro conoció personal e íntimamente a Jesús.

(4) Pedro no se comunicó personalmente con las iglesias del Asia Menor.

Esta última suposición no se puede comprobar; pero apesar de todo, ninguna de estas objeciones es concluyente:

(1) La elegancia de la redacción del texto griego podría explicarse suponiendo que dicha calidad podría atribuirse a Silvano, quien quizá era secretario de Pedro (cap. 5: 12).

(2) Es posible ver en el uso de palabras y expresiones un parecido general de estilo entre esta epístola y los sermones de Pedro y sus características personales.

(3) La tercera objeción tiene como base la suposición de que se puede decir con seguridad qué debería haber escrito Pedro.

(4) La cuarta objeción es sólo una suposición.

Nosotros afirmamos que Pedro es el autor de esta epístola.

32.01. 1 PEDRO - Título

El título de esta epístola en los manuscritos griegos más antiguos se reduce a: ΠΕΤΡΟΥ Α΄[PETROU A] ("De Pedro I").

La frase "epístola universal" (RVR) se refiere a que esta carta no está dirigida a un individuo o a una congregación, sino a la iglesia en general, en la mayor parte del Asia Menor.

Por esta misma razón a veces es llamada epístola "católica" o "general".

31.05. SANTIAGO - Bosquejo

I. Saludo, 1: 1.

II. La tentación, 1: 2-18.

A. La necesidad de paciencia y sabiduría, 1: 2-8.
B. Cómo soportar las aflicciones terrenales o el ensalzamiento, 1: 9-12.
C. El origen de la tentación, 1: 13-18.

III. Evidencias de la verdadera religión, 1: 19-27.

A. Mejor oír que hablar, 1: 19-22.
B. No sólo oír sino hacer, 1: 23-27.

IV. Advertencias contra peligros comunes en la iglesia primitiva, 2: 1 a 5: 6.

A. Contra la acepción de personas, 2: 1-13.

B. Contra una simple profesión de fe, 2: 14-26.
1. La fe sin obras "es muerta", 2: 14-20.
2. Ejemplos de fe genuina que produce obras, 2: 21-26.

C. Contra los pecados de la lengua, 3: 1 -18.
1. Dominio de la lengua, especialmente en la enseñanza, 3: 1-2.
2. Ilustraciones del uso debido e indebido de la lengua, 3: 3-12.
3. Exhortaciones a la conducta adecuada, incluso en el uso de la lengua, 3: 13-18.

D. Contra las luchas y dificultades entre los hermanos, 4: 1-17.
1. El origen de las luchas y del egoísmo, 4: 1-4.
2. Exhortación a someterse a Dios, 4: 5-10.
3. Exhortación contra la maledicencia, 4: 11-12.
4. Exhortación contra la vana jactancia, 4: 13-17.

E. Contra las ganancias fraudulentas y el uso indebido de las riquezas, 5: 1-6.

V. Exhortaciones finales, 5: 7-20.

A. La paciencia es necesaria hasta que venga Cristo, 5: 7-11.
B. Siempre se necesita una conducta apropiada, 5: 12-13.
C. La oración es eficaz para ayudar a los enfermos, 5: 14-18.
D. Exhortación a trabajar por la salvación de otros, 5: 19-20.