EL DIOS QUE YO CONOZCO

38.02. APOCALIPSIS - Autor - I

El autor de Apocalipsis se identifica repetidas veces como "Juan" (cap. 1: 1, 4, 9; 21: 2; 22: 8).

Ιωαννης [Iôannês], la forma griega de este nombre, representa al nombre común hebreo Yojanan o Yehojanan ("Jehová es favorable"), que aparece numerosas veces en los últimos libros del AT, en los libros apócrifos y en Josefo. Esto identifica al autor como judío.

Varias evidencias indican claramente que Juan era el nombre del autor, y no un seudónimo como aparecía en muchas obras apocalípticas judías y de los primeros cristianos. La primera es que el autor del Apocalipsis se identifica como Juan sin intentar darse a conocer como uno que ocupaba algún cargo en la iglesia.

Varios apocalipsis judíos y cristianos son atribuidos a patriarcas y profetas hebreos y a apóstoles cristianos. Si así sucediera con el Apocalipsis, es de esperar que su autor procurara identificarse específicamente como apóstol. Pero la sencilla declaración de que su nombre es Juan "vuestro hermano" (Apocalipsis 1:9; cf. la referencia de Pedro a Pablo, 2 Pedro 3: 15), testifica que el que escribe da su nombre verdadero. Es evidente que el autor era tan conocido en las iglesias, que su nombre bastaba para identificarlo y dar validez al relato de sus visiones.

Más aún: parece que la práctica de usar seudónimos no era común cuando el ejercicio del don de profecía era vigoroso. Durante el período intertestamentario -cuando hasta donde sepamos no había profeta reconocido entre los judíos- los escritores religiosos a menudo creyeron que era necesario valerse del nombre de algún personaje antiguo de gran reputación para asegurar la aceptación general de su obra.

Indudablemente en dicho período no había ningún profeta verdadero que hablase en nombre de Dios, como lo habían hecho los profetas del AT; pero con la aparición del cristianismo floreció nuevamente el don de profecía.

En la iglesia cristiana del primer siglo no existió la supuesta necesidad de usar seudónimos. Los cristianos estaban convencidos de que sus apóstoles y profetas hablaban directamente como instrumentos de Dios. Pero cuando el profetismo cayó en descrédito entre los cristianos y finalmente desapareció en el siglo II, comenzaron a aparecer obras seudoepigráficas que llevaban los nombres de diversos apóstoles.

Según los hechos mencionados es razonable concluir que el Apocalipsis,que aparece en el siglo I d.C., no es un libro seudoepigráfico, sino la obra de un hombre cuyo verdadero nombre fue Juan.

¿Quién era este Juan? En el NT hay varios personajes con este nombre: Juan el Bautista, Juan el hijo de Zebedeo (uno de los doce), Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, y un pariente del sumo sacerdote Anás.

Es evidente que el escritor del Apocalipsis no podría ser Juan el Bautista, pues éste murió antes de la crucifixión de Jesús.

Tampoco es razonable suponer que fuese el pariente de Anás, de quien no hay indicación de que llegó a ser cristiano.

También es poco probable que Juan Marcos fuese el autor del Apocalipsis, pues el estilo, el vocabulario y el enfoque del segundo Evangelio son completamente diferentes a los del Apocalipsis; además, no se sabe de nadie en la iglesia primitiva que haya atribuido el Apocalipsis a Marcos.

Con este proceso de eliminación sólo queda Juan el hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo. Este Juan no sólo fue uno de los doce sino también miembro del círculo íntimo de Jesús.

38.01. APOCALIPSIS - Título

Los más antiguos manuscritos griegos en existencia y los escritos de varios padres de la iglesia, comenzando con Ireneo (c. 130 d. C.-c. 202), dan a este libro el sencillo título de ΑΠΟΚΑΛΥΨΙΣ ΙΩΑΝΝΟΥ [APOKALUPSIS IÔANNOU] (Apocalipsis de Juan).

Más tarde, en algunos manuscritos medievales, se amplió el título a "Apocalipsis de Juan el Teólogo y Evangelista" y "Apocalipsis de San Juan el Teólogo".

La palabra griega αποκαλυψις [apokalupsis], "apocalipsis", "revelación", se refiere a quitar un velo o descubrir algo, y particularmente en lenguaje religioso, a descorrer el velo del futuro.

37.05. JUDAS - Bosquejo

I. Saludo, 1-2.

II. Motivo de la carta, 3-4.

III. Advertencias históricas contra la apostasía, 5-7.
A. Los israelitas, 5.
B. Los ángeles, 6.
C. Sodoma y Gomorra, 7.

IV. La actitud desafiante de los pecadores, 8-11.

V. La esterilidad del pecado, 12-13.

VI. La seguridad de la condenación de los impíos, 14-16.
A. Profetizada desde antiguo, 14-15.
B. Su destrucción es justa, 16.

VII. La crisis predicha, 17-19.

VIII. Conclusión, 20-25.
A. Exhortación, 20-23.
1. Aplicación personal para los creyentes, 20-21.
2. Responsabilidad para con otros, 22-23.
B. Doxología, 24-25.

37.04. JUDAS - Tema

"Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos" (Judas 3).

Según el vers. 3 parece que el autor tuvo el propósito de escribir una verdadera epístola pastoral para confirmar a los creyentes en su fe cristiana; pero las noticias de los estragos que estaban causando los maestros libertinos lo indujeron, bajo la conducción del Espíritu Santo, a cambiar su plan original y a instar a sus lectores para que defendieran decididamente la fe.

Y para animarlos en esa obra, desenmascara a los engañadores, muestra la relación que tenían con anteriores rebeldes contra la autoridad divina, y exhorta a su grey para que se aparte de esos engañadores y se dedique a prepararse para encontrarse con su Señor en gloria.

Para entender el contenido de la epístola se necesitan frecuentes referencias y comparaciones con 2 de Pedro.