EL DIOS QUE YO CONOZCO

3.01. Papiro

Este material de escritura se originó en Egipto. Los documentos más antiguos escritos en papiros egipcios datan de la 6.ª dinastía egipcia, del 3er. milenio a. C.
Se sabe con certeza que desde 1100 a. C. los rollos de papiro eran un artículo importante de exportación, y que los egipcios lo intercambiaban por madera de cedro en el puerto fenicio de Gebal, y desde aquí los fenicios lo llevaban a todas partes del mundo mediterráneo.
Los griegos deformaron el nombre Gebal y lo llamaron Biblos, y como recibían de esa ciudad el material para escribir llamaron biblos tanto a dicho material como a los rollos hechos de él. Esta palabra se introdujo en el castellano a través del latín y se transformó en la palabra Biblia, el Libro de los libros, o en palabras tales como bibliografía, biblioteca, etc.
Después de que Egipto abrió sus fronteras a los extranjeros en el reinado de Psamético I (663-609 a. C.), el papiro se convirtió en el principal material de escritura del mundo antiguo, y mantuvo esa categoría durante muchos siglos. En el período de los Tolomeos y de los romanos había grandes fábricas y depósitos de papiros en Alejandría.

El papiro se hacía del tallo de la planta de papiro que, en la antigüedad, crecía abundantemente en el delta del Nilo. El tallo, una vez cortado, era dividido en tiras delgadas de unos 25 cm de largo y se hacían capas; se superponían dos de éstas - una vertical y la otra horizontalmente -, y luego eran pegadas con una especie de goma y se hacía presión sobre ellas. Cuando estas hojas cuadradas se secaban, las superficies eran alisadas con piedra pómez.
Por lo general sólo se escribía sobre la superficie en que las fibras corrían horizontalmente; pero por razones de economía a veces se escribía en ambos lados. El apóstol Juan habla de un rollo escrito por ambos lados (Apoc. 5: 1).

Para escribir una carta, una solicitud o un mensaje corto, por lo general bastaba una sola hoja de papiro. Sin embargo, las composiciones literarias necesitaban un rollo que se hacía pegando por sus extremos una cantidad de hojas.
La longitud más común de un rollo era de unos 10 m, pero algunos eran mucho más largos. El gran Papiro Harris que está en el Museo Británico, es el más largo que se ha encontrado; tiene una longitud de 42 m.

Estos rollos o libros, llamados por los griegos biblia y por los romanos volumina, se encontraban en las bibliotecas públicas y privadas y en las librerías de las grandes ciudades durante los períodos helenístico y romano.
Con toda probabilidad, los originales de los Evangelios y de las epístolas del Nuevo Testamento fueron escritos en rollos de papiro lo suficientemente largos como para abarcar todo el libro.
Para los Hechos de los Apóstoles, el libro más largo del Nuevo Testamento, habría hecho falta un rollo largo. Para una carta breve como Filemón, 2 ó 3 Juan y Judas, bastaría una sola hoja.

Durante el siglo II d. C. aparecieron los libros encuadernados. Una cantidad de hojas anchas se ponían una sobre otra, luego se doblaban por el medio y se las unía con una costura en el doblez, como las secciones de un libro moderno. Estos libros eran llamados códices.

La pluma para escribir en el papiro se hacía con una caña cuya punta había sido deshecha hasta tener la forma de una brocha fina. La tinta era una mezcla de hollín, agua y una sustancia gomosa. Se escribía en columnas de un ancho variable, que por lo general incluían de 14 a 30 letras.