Hay más de 2.750 manuscritos cursivos (en minúscula) que se pueden estudiar, pero su valor es mucho menor que el de los unciales por ser mucho menos antiguos.
Sólo hay 46 cursivos en los que está todo el Nuevo Testamento. Todos los demás tienen únicamente partes de él. Los Evangelios aparecen con más frecuencia. Los manuscritos cursivos se identifican con números arábigos.
Aunque la mayoría de los cursivos tienen un tipo de texto de origen tardío, es evidente que algunos son copias de manuscritos muy antiguos. Por ejemplo, el texto del Cursivo 33 es casi idéntico con el del Códice Vaticano.
Algunos manuscritos cursivos forman familias, como 1, 118, 131 y 209, que Kirsopp Lake indicó que se remontaban a un arquetipo similar al Nuevo Testamento griego que Orígenes usó en Cesarea, generalmente llamado el texto de Cesarea.
El erudito irlandés W. H. Farrar identificó otra familia de cursivos: 13, 69, 124 y 346.