EL DIOS QUE YO CONOZCO

8.04. Citas de los padres de la iglesia

Los padres de la iglesia usaron muchísimo el Nuevo Testamento, como puede verse por el gran número de citas que hay en sus obras.

En los escritos de Justino Mártir hay 300 citas directas o indirectas del Nuevo Testamento; en Ireneo, 1.800; en Clemente de Alejandría, 2.400; en Tertuliano, más de 7.000; en Orígenes, casi 18.000.

Las citas del Nuevo Testamento que hay en la literatura cristiana antigua tienen aproximadamente el mismo valor para el estudio textual que las traducciones antiguas, pues las obras compuestas en los siglos II y III son más antiguas que la mayoría de los manuscritos bíblicos disponibles.

Además, generalmente se sabe cuándo y dónde vivieron los padres de la iglesia, y por lo tanto el carácter de sus citas con frecuencia ayuda a encontrar el lugar y el tiempo aproximado del origen de ciertas variantes y de ciertos tipos de texto.

Por lo tanto, es razonable llegar a la conclusión de que el tipo de texto usado por Cipriano, que escribió en el norte de Africa, probablemente era común en aquella parte del mundo.

Asimismo, el texto citado por Orígenes, que primero vivió en Alejandría y después en Cesarea, lo más probable es que fuera una recensión o revisión de un texto hecha en Alejandría o Cesarea.

Cuando se hallan algunas citas de las obras de los padres de la iglesia que concuerdan con ciertos manuscritos del Nuevo Testamento, se puede concluir que estos últimos representan un texto tipo que era común en el tiempo y lugar en que escribieron esos padres.

Sin embargo, debe recordarse que el uso de citas por parte de los padres de la iglesia tiene sus limitaciones.

La mayoría de las citas son cortas, nunca se citan ciertos pasajes importantes del Nuevo Testamento, y no se sabe si determinado escritor se citó de memoria o se copió. Por eso es engañoso declarar que cada variante que se encuentra en los padres es un testimonio importante en favor de cierto tipo textual.

También debería señalarse que los manuscritos en donde están las obras de los padres han tenido su propia historia de transmisión, y quizá no siempre representan con fidelidad lo que se escribió originalmente.