EL DIOS QUE YO CONOZCO

21.02. EFESIOS - Autor

La paternidad literaria paulina de la epístola no fue puesta en duda durante siglos; pero a partir del siglo XIX muchos eruditos llegaron a la conclusión de que la epístola no era paulina, o que cuando mucho lo era sólo parcialmente. Se sugería que se trataba nada más que de una paráfrasis de la Epístola a los Colosenses, y que ciertas expresiones indicaban que el autor nunca había estado en Efeso (Efesios 3: 2-3; 4: 21). Se destacaba el hecho de la ausencia de saludos personales para los miembros de la iglesia de Efeso, donde Pablo había trabajado durante unos tres años (Hechos 20: 31). Se afirmaba que el estilo, sentido y propósito de la epístola no eran paulinos, y hasta se sugería que ningún hombre encarcelado podría haber escrito una carta tan animadora.

Desde el mismo comienzo del proceso de separación de los libros apócrifos de los genuinos, la Epístola a los Efesios fue colocada en el canon del Nuevo Testamento. Existe una abrumadora evidencia externa que confirma el derecho a esa afirmación. Tal posición fue evidentemente conocida por Clemente Romano (c. 90 d. C.), y fue confirmada por el testimonio de Ignacio y Policarpo a comienzos del siglo II. Pablo es mencionado por nombre como el autor de la epístola en el Fragmento Muratoriano, y más tarde por Ireneo (c. 185 d. C.), Clemente de Alejandría (c. 190 -195 d. C.), Tertuliano (c. 207 d. C.), y muchos otros escritores antiguos. En este estudio consideramos al apóstol Pablo como el autor de la epístola.

21.01. EFESIOS - Título

Casi toda la iglesia cristiana primitiva consideraba que esta epístola fue dirigida a la iglesia de Efeso. Todos los manuscritos conocidos, sin excepción, llevan el título: "a los efesios". Sin embargo, las palabras griegas εν εφεσω [en Ephesô], "en Efeso" (cap 1: 1), no se registran en los Códices Vaticano y Sinaítico, dos de los manuscritos más antiguos y autorizados, ni en el Chester Beatty MS P46, papiro manuscrito aún más antiguo.

Basilio dijo en el siglo IV que él vio manuscritos antiguos en los cuales las palabras "en Efeso" estaban omitidas (Contra Eunomio ii. 19). Declaraciones de Orígenes (Comentario) y Tertuliano(Contra Marción v. 17) confirman esta idea; por lo tanto, es claro que en el siglo II existían algunos manuscritos en los cuales no figuraban las palabras en cuestión.

La ausencia de saludos personales en la epístola es un hecho significativo y más aún cuando se recuerda que sin duda Pablo debe haber ganado muchos amigos durante sus tres años de fructífero ministerio en la ciudad de Efeso. Además, la epístola presenta doctrinas aplicables a la iglesia universal.

Hay tres soluciones que comúnmente se sugieren para resolver este problema:

a. La epístola en realidad fue dirigida a la iglesia de Laodicea (cf. Col. 4: 16).

b. Esta epístola originalmente fue una carta circular dirigida a las iglesias de Asia.

c. La epístola fue dirigida a los efesios.

Una respuesta satisfactoria parece surgir de la combinación de las explicaciones b y c. Bien podría ser que esta carta fuera enviada a la iglesia de Efeso, metrópoli del proconsulado de Asia, con la intención de que después fuera enviada a otras iglesias de esa zona. Esto explicaría la tradición que incluye a la iglesia de Efeso como la destinataria de la epístola y también explica por qué existieron copias muy antiguas del libro que no incluían las palabras εν εφεσω [en Ephesô], las cuales pudieron haber sido copias del manuscrito original que circularon entre las iglesias vecinas. De todas maneras, esta epístola indudablemente fue leída por los creyentes de Efeso y quizá también por otros en la provincia de Asia.

20.05. GÁLATAS - Bosquejo

I. Saludo e introducción, 1: 1-10.

A. La autoridad apostólica del autor, 1: 1-5.

B. La ocasión para escribir la carta y su propósito, 1: 6-10.


II. Defensa de la autoridad apostólica de Pablo, 1: 11 a 2: 14.

A. La autenticidad de su conversión al cristianismo, 1: 11-24.

1. El origen divino de su interpretación del Evangelio, 1: 11-12.
2. Su celo anterior por la fe judía, 1: 13-14.
3. Su conversión y su misión entre los paganos, 1: 15-16.
4. Su retiro preparatorio en Arabia, 1: 17.
5. Su primer contacto con los apóstoles en Jerusalén, 1: 18-20.
6. Su aceptación por las iglesias de Judea, 1: 21-24.

B. La aprobación apostólica de su interpretación del Evangelio, 2: 1-14.

1. Pablo explica su Evangelio a los apóstoles, 2: 1-2.
2. El caso de Tito comprueba el Evangelio de Pablo, 2: 3-5.
3. Igualdad apostólica de Pablo con los doce, 2: 11-14.


III. La fe contra el legalismo como medio de salvación, 2: 15 a 3: 29.

A. Los cristianos de origen judío también dependen de la fe de Cristo para la salvación, no de la ley, 2: 15-21.

1. Los cristianos de origen judío comprenden la ineficacia del legalismo, 2: 15-16.
2. La incompatibilidad del cristianismo y el judaísmo, 2: 17-21.

B. La salvación de los gentiles provista en el pacto hecho con Abrahán, 3: 1-14.

1. Los gálatas se habían hecho cristianos por medio de la fe,3: 1-5.
2. La fe es la característica distintiva del pacto hecho conAbrahán, 3: 6-7.
3. La salvación de los gentiles por medio de la fe, 3: 8-14.

C. La condición de "la ley" en relación con el pacto hecho con Abrahán, 3: 15-29.

1. "La ley" no anulaba las provisiones mesiánicas del pacto, 3: 15-18.
2. El papel subordinado y provisorio de "la ley" , 3: 19-25.
3. En Cristo todos son herederos de las promesas del pacto por la fe, 3: 26-29.


IV. El cristiano queda libre de la tutela de "la ley", 4: 1-31.

A. De la inmadurez de "la ley" a la madurez del Evangelio, 4: 1-7.

1. La condición de subordinación de un heredero durante su minoría de edad, 4: 1-3.
2. Se confieren los privilegios plenos de la herencia medianteCristo, 4: 4-7.

B. El insensato proceder de la iglesia de Galacia, 4: 8-31 .

1. La insensatez de judaizar, 4: 8-12.
2. La sinceridad de Pablo y su solícito interés en las iglesias de Galacia, 4: 13-20.
3. La alegoría de los dos hijos, 4: 21-31.


V. Exhortaciones morales y espirituales, 5: 1 a 6: 10.

A. La esclavitud del legalismo incompatible con la libertad en Cristo, 5: 1-12.

B. La libertad cristiana no es una excusa para el libertinaje, 5:13-26.

1. El amor es el cumplimiento de la ley, 5: 13-18.
2. Las obras de la carne y las obras del Espíritu, 5: 19-26.

C. El amor fraternal cumple con la ley de Cristo, 6: 1-10.


VI. Conclusión, 6: 11-18.

20.04. GÁLATAS - Tema

El tema de la Epístola a los Gálatas es la justificación por medio de la fe de Jesucristo, lo cual presenta un contraste con el concepto judaico de la justificación por medio del cumplimiento de las "obras" prescritas en el sistema legal judío.
Esta carta ensalza lo que Dios ha hecho mediante Cristo para la salvación del hombre, y rechaza categóricamente la idea de que una persona puede ser justificada por sus propios méritos. Ensalza la dádiva gratuita de Dios, en contraste con los esfuerzos del hombre de salvarse por sí mismo.
La pregunta específica en disputa entre Pablo y los maestros de la herejía en Galacia era: el cumplimiento de las ceremonias y requisitos prescritos en el judaísmo, ¿le da derecho a una persona al favor divino y a ser aceptada por Dios? La respuesta fue un rotundo No: "el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo" (Gálatas 2: 16). El cristiano que trata de ganar la salvación mediante las "obras de la ley", está renunciando completamente a la gracia de Cristo (2: 21; 5: 4).
Los cristianos, como "hijos de la promesa" (4: 28), son "herederos" (3: 6-7, 14, 29). Ya no eran niños inmaduros en la fe para necesitar un "ayo" que los guiara (3: 23-26; 4: 1-7), pues se habían convertido en nuevas criaturas en Cristo (4: 7; 6: 15), "guiados por el Espíritu" (5: 18), y Cristo vivía por la fe en sus corazones, en donde tenían escrita la ley moral (2: 20; Hebreos 8: 10).
Pero entre tanto que los judíos se jactaban de una justificación que pretendían adquirir mediante sus propios esfuerzos, observando las leyes de Dios (Romanos 2: 17; 9: 4), los cristianos reconocían -y reconocen- que no tenían nada de qué gloriarse, excepto en el poder salvador de "la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (ver Gálatas 6: 14).
"Ley" en la epístola de Gálatas equivale a toda la revelación recibida en el Sinaí, las reglas de Dios para sus hijos: leyes morales, estatutos civiles y ritos ceremoniales; aunque posteriormente los judíos les añadieron por su cuenta un cúmulo de leyes. Pensaban equivocadamente que por sus propios esfuerzos podían obedecer perfectamente esas leyes y que con semejante obediencia podían ganar su salvación.
La Epístola a los Gálatas no se ocupa prácticamente de ninguna de esas leyes en particular, sino de la falsa idea de que alguien pueda ganar su propia salvación mediante el cumplimiento riguroso de los diversos requerimientos legales. El dilema es: o la salvación por la fe, o la salvación por las obras; ambas se excluyen entre sí.
Pablo explica que las promesas del Evangelio fueron confirmadas a Abrahán en el pacto, y que la revelación de la ley de Dios 430 años después no alteró las condiciones de ese pacto (Gálatas 3:6-9, 14-18). "La ley" no tenía el propósito de reemplazar el pacto o de proporcionar otro medio de salvación, sino de ayudar a los hombres a que entendieran las condiciones del pacto de la gracia divina y se apropiaran de ella.
"La ley" no tenía el propósito de ser un fin en sí misma, como suponían los judíos, sino un medio -un "ayo"- para guiar a los hombres a la salvación en Cristo de acuerdo con las promesas del pacto. El propósito de "la ley", su "fin", o meta, es conducir a los hombres a Cristo, no abrirles otro sendero de salvación. Sin embargo, la mayoría de los judíos voluntariamente permanecieron en la ignorancia del plan de Dios de justificar a los hombres por la fe en Cristo, y continuaron tratando de establecer su propia justicia "por las obras de la ley" (Gálatas 2: 16; ver Romanos 10: 3).
Pablo explica, además, que el pacto con Abrahán hacía provisión para la salvación de los gentiles, pero "la ley" no; y que por tal razón los gentiles debían encontrar la salvación por medio de la fe en la promesa hecha a Abrahán,y no por medio de "la ley" (Gálatas 3: 8-9, 14, 27-29).
El error y el grave problema que los judaizantes habían introducido en las iglesias de Galacia consistía en tratar de imponer sobre los conversos gentiles formas ceremoniales como la circuncisión y la observancia ritual de "los días, los meses, los tiempos y los años" (4:10; 5:2). Ese problema específico había dejado de existir, pues los cristianos ya no estaban -ni están, por supuesto- en peligro de tener que practicar las leyes rituales del judaísmo (cf. cap. 4:9; 5:1). Pero esto no equivale a decir que el libro de Gálatas tiene únicamente interés histórico, y ningún valor espiritual y pedagógico para los cristianos modernos. La inclusión de la epístola en el canon sagrado demuestra su tremendo valor e importancia para nuestros días (cf. Romanos 15: 4; 1 Corintios 10:11; 2 Timoteo 3: 16-17).
La lección que se destaca en Gálatas para la iglesia actual es la misma que en los días de Pablo: que la salvación sólo se puede lograr por medio de una fe sencilla en los méritos de Cristo (Gálatas 2: 16; 3: 2; 5: 1), y que nada de lo que el hombre pueda hacer mejora en lo más mínimo su condición delante de Dios ni incremento sus posibilidades de obtener el perdón y la redención. La ley no tiene poder para librar a los hombres de la condición de pecado en que se encuentran. Este es el "Evangelio" de Pablo en contraste con el "evangelio" pervertido delos judaizantes (1: 6-12; 2: 2, 5, 7, 14).
La carta concluye con una exhortación para que no abusaran de la libertad que poco antes habían encontrado en el Evangelio, sino para que vivieran una vida santa (cap. 6). El amor cristiano debía inducir a los gálatas a estar en guardia contra un espíritu de santidad fingida y a tratar bondadosamente a los que cayeran en error. La iglesia debía ser conocida por sus buenas obras -el fruto del Espíritu-, y no debía tratar de sustituir la fe en los méritos salvadores de Cristo con las buenas obras.