EL DIOS QUE YO CONOZCO

34.02. 1 JUAN - Autor

Juan no se identifica en ninguna de las epístolas del NT que se le atribuyen; sin embargo hay una similitud tan grande entre la primera epístola y el Evangelio de Juan, que la mayoría de los eruditos aceptan que el autor de ambos es el mismo.

Si aceptamos que el cuarto Evangelio fue escrito por el discípulo amado (Juan 21: 20-24), identificado como el apóstol Juan, uno de los hijos de Zebedeo (ver 15.02. Juan - Autor), tenemos razones válidas para afirmar que también es el autor de la primera epístola que lleva el nombre de Juan. Una relación similar une la primera epístola con la segunda, y la segunda con la tercera.

Algunas de las similitudes notables entre esta epístola y el Evangelio, son las siguientes:

Los paralelismos del lenguaje y la sintaxis del texto griego con frecuencia son más impresionantes que en nuestro idioma; pero la lista que se ha presentado da un buen ejemplo de dichas similitudes.

Además de los paralelismos hay muchas otras similitudes que fácilmente se perciben entre la pístola y el Evangelio. Ambos comienzan en forma súbita, sin ninguna introducción propia de la forma epistolar. La epístola empieza con "Lo que era desde el principio... [el] Verbo de vida"; el Evangelio, con "En el principio era el Verbo".

Hay un gran parecido en estilo, vocabulario, sintaxis, uso de preposiciones, construcción gramatical y diversas antítesis como tinieblas y luz, muerte y vida, odio y amor, que son típicamente características de Juan. La diferencia en propósito y dimensión de los dos libros admite una gran divergencia, pero el tema de ambos es tan similar, que la epístola podría servir como un resumen de los temas sobresalientes del Evangelio.

No se deben pasar por alto las diferencias que existen entre los dos escritos, pero pueden explicarse teniendo en cuenta diversos factores: diferentes propósitos, fechas de redacción, el envejecimiento del autor y las diferencias naturales que existen en las obras conocidas que han sido fruto de la misma pluma.

La epístola parece haber sido escrita espontáneamente como una carta pastoral, mientras que el Evangelio se ve claramente que es el producto de una larga y profunda meditación acerca de la encarnación del Verbo de Dios. En otras palabras: se ve que el propósito de la epístola es limitado, entre tanto que el del Evangelio es amplio, abarcante; pero un hilo común corre a través de ambos libros, lo que puede advertir hasta un lector inexperto.

A pesar de todo, la opinión de los eruditos aún se halla dividida en cuanto a la paternidad literaria de 1 Juan. Algo de la insistencia en no aceptar al apóstol Juan como autor de la epístola quizá se deba a un subconsciente hábito de dudar. El cristiano sensato puede decir con justicia que tiene una base adecuada para afirmar que el autor de esta epístola es Juan el discípulo amado.

34.01. 1 JUAN - Título

En los manuscritos griegos más antiguos el título de esta epístola es sencillamente ΙΩΑΝΝΟΥ Α΄ [Iôannou A], literalmente: "De Juan, I"; es decir, la primera (epístola) de Juan.

No se sabe si ésta fue la primera epístola pastoral que Juan escribió, pero sí es la primera de las que han sido conservadas por la iglesia cristiana.

33.05. 2 PEDRO - Bosquejo

I. Saludos e introducción, 1: 1-11.

A. Saludos, 1: 1-2.
B. Exhortación, 1: 3-11.

II. Propósito de la epístola, 1: 12-21.

A. Fortalecimiento de los creyentes en la verdad presente, 1: 12-15.
B. Confirmación del Evangelio mediante un testimonio personal, 1: 16-18.
C. Confirmación del Evangelio por la profecía, 1: 19-21.

III. Advertencias contra falsos maestros, 2: 1-22.

A. Falsos maestros y sus herejías engañosas, 2:1-3.
B. Castigo de los impíos; liberación de los justos, 2:4-10 p.p.
C. Verdadera naturaleza de los falsos maestros, 2: 10 ú.p.-22.

IV. Segunda venida de Cristo y preparación para recibirlo, 3: 1-18.

A. Referencia al testimonio de los profetas y los apóstoles, 3: 1-2.
B. Los burladores refutados por los hechos del diluvio, 3: 3-7.
C. Certeza del regreso de Cristo, 3: 8-10.
D. Exhortación a vivir santamente en anticipación del advenimiento, 3: 11-18.

33.04. 2 PEDRO - Tema

El tema, como el de 1 Pedro, es pastoral.

El autor exhorta a sus lectores acontinuar creciendo en la gracia y en conocimiento espiritual para que se pueda cumplir el propósito de Dios en su llamamiento y elección.

En el capítulo 1 los anima refiriéndose a su propia experiencia y a la palabra profética.

En el capítulo 2 los amonesta contra los falsos maestros.

En el capítulo 3, después de tratar el rechazo de la promesa del retorno de Cristo por parte de los burladores, concluye con una afirmación de la certidumbre de la segunda venida y una exhortación a fin de que estén preparados para ese gran acontecimiento.

33.03. 2 PEDRO - Marco histórico

2 Pedro está dirigida "a los que habéis alcanzado... una fe igualmente preciosa que la nuestra" (cap. 1: 1), lo que presumiblemente se refiere a los lectores de la primera epístola. Esto parece confirmarse en el pasaje del cap. 3: 1. "Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento".

Pedro probablemente fue martirizado no después del año 67 d. C. (ver Historia Eclesiástica, La Obra posterior de Pedro). Se cree que su segunda epístola fue escrita poco antes de esa fecha.

No se puede saber dónde se escribió la epístola; el lugar más probable fue Roma.

33.02. 2 PEDRO - Autor

Desde los primeros años se ha debatido mucho en cuanto al autor de 2 Pedro.

Orígenes (c. 185 d. C.-c. 254 d. C.), el escritor más antiguo que dio nombre a esta epístola, expresa dudas en cuanto a su autenticidad (Eusebio, Historia eclesiástica, Libro VI. 25.8).

Jerónimo (c. 340-420 d. C.) dice que habían surgido preguntas en cuanto al estilo de la epístola. ("He wrote two epistles which are called Catholic, the second of which, on account of its difference from the first in style, is considered by many not to be by him". Jerome, Lives of Illustrious Men, Chapter I, Simon Peter).

Otros padres de la iglesia albergaron grandes dudas en cuanto a ella, o la rechazaron por completo.

Eusebio dice: "Por lo que toca a Pedro, una epístola suya, que suele llamarse primera, es admitida como legítima por todos sin controversia alguna. De su testimonio, como situada fuera de toda duda, han usado frecuentísimamente en sus escritos los obispos antiguos. La llamada segunda, sin embargo, no ha sido incluida entre los libros sagrados del Nuevo Testamento, según hemos sabido de los mayores. No obstante, como a muchos ha parecido útil, es leída con interés al mismo tiempo que los demás escritos de la sagrada Escritura" (Eusebio, Historia eclesiástica, Libro III. 3.1).

No hay citas directas de 2 Pedro en los escritos cristianos de los dos primeros siglos, sino sólo alusiones aisladas que sugieren que era conocida.

En la iglesia de Antioquía se expresaron dudas muy definidas sobre esta epístola, principalmente porque junto con 2 Juan, 3 Juan, Judas y el Apocalipsis, no está en la Peshito (siríaca).

La segunda Epístola de Pedro no fue aceptada en el canon sino tardíamente.

2 Pedro, es el libro del NT que quizá haya sido declarado por un mayor número de eruditos como posterior a la época apostólica y, por lo tanto, falso. Las principales razones para esta opinión son las siguientes:

El lenguaje y estilo de 2 Pedro son bastante diferentes de 1 Pedro.

En 2 Pedro se coloca en un nivel especial a las epístolas de Pablo, pues se refiere a éstas no sólo como a una colección sino como que indudablemente eran parte de las "Escrituras" (2 Pedro 3: 15-16); es decir, que tenían igual inspiración y autoridad que el AT. Muchos eruditos creen que era difícil que las epístolasde Pablo ya se hubieran coleccionado durante la vida de su autor o de la de Pedro, y que hubieran sido recogidas de las diversas iglesias a las cuales habían sido enviadas. Afirman que con seguridad durante ese tiempo no podrían haberse considerado como parte de las Escrituras.

Pero antes de que se pueda llegar a una decisión en cuanto a la autenticidad de 2 Pedro, deben tenerse en cuenta varios factores que favorecen la idea de que fue escrita por el apóstol Pedro.

En primer lugar, o 2 Pedro fue escrita por el apóstol, o es sin duda una falsificación. No sólo comienza en la forma común: "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo", para identificar a su autor, sino que el que la escribió afirma que fue uno de los que estuvieron con Cristo en el monte de la transfiguración (2 Pedro 1: 17-18; cf. Mat. 17: 1). El autor no puede ser otro sino el apóstol Pedro, a menos que se trate de una evidente falsificación.

Aunque es un hecho que el estilo del lenguaje de 2 Pedro es diferente del de la primera epístola, puede explicarse razonablemente, pues es probable que Pedro -un palestino de poca cultura, cuya lengua materna era el arameo- sin duda recurrió a la ayuda de un secretario para la redacción de una epístola que fue escrita en griego. Si Pablo -que manejaba la lengua griega con soltura- evidentemente usó secretarios, es aún más lógico suponer que Pedro hubiera buscado la ayuda de secretarios y que éstos hubieran influido mucho en la redacción de sus cartas en griego. De modo que dos secretarios diferentes muy bien pudieron haber escrito dos epístolas con diferente redacción.

En cuanto a la cuestión de la referencia de Pedro a las epístolas de Pablo, debe reconocerse que no se sabe con exactitud cuándo comenzaron a circular las epístolas de Pablo, ya sea separadamente o como una colección. Aunque por lo general los eruditos creen que esto debe haber ocurrido en la segunda mitad del siglo I, en realidad no hay ninguna prueba de que esto no sucedió durante la vida de Pablo y Pedro. Al considerar la extensión e intensidad de la actividad misionera de Pablo y su consiguiente importancia en la iglesia apostólica, y el hecho de que se encontró repetidas veces con Pedro, no parece irrazonable concluir que las cartas de Pablo quizá circularon aun antes de la muerte de este apóstol.

El otro problema, o sea que Pedro clasificó las epístolas de Pablo como pertenecientes a las "Escrituras", no puede considerarse como una prueba absoluta de una fecha tardía para esta epístola. No hay ninguna prueba de que Pedro no pudiera ni debiera haber reconocido esas epístolas como divinamente inspiradas. Pablo creía que escribía guiado por la inspiración del Espíritu Santo (ver 1 Corintios 7: 40; 1 Timoteo 4: 1), y no sería irrazonable pensar que Pedro lo reconociera como un hecho, y por eso hubiera clasificado los escritos de Pablo entre las obras inspiradas que pertenecían a la iglesia.

Otra cuestión relacionada con 2 Pedro es su relación con la Epístola de Judas.

Una comparación cuidadosa de 2 Pedro 2: 1 a 3: 3 con Judas 4-18 revela que estos dos libros tienen muchos pasajes en común. Aunque muchos eruditos han llegado a la conclusión de que el autor de 2 Pedro se apoyó en Judas, sin embargo Judas 17-18 parece ser una referencia directa a 2 Ped.3: 2-3. Si así fue, sería evidente la prioridad de 2 Pedro por su autoridad apostólica. Sin embargo, no se puede recurrir a este argumento para probar la autenticidad de 2 Pedro porque no se ha establecido la relación exacta entre las dos epístolas.

Aunque los argumentos contra la autenticidad de 2 Pedro tienen peso cuando se los considera desde un punto de vista puramente científico, no pueden ser considerados como pruebas. Y cuando los asertos del libro mismo son considerados desde un punto de vista espiritual, son una poderosa razón para rechazar cualquier teoría que relegue la epístola a los días posteriores a los apóstoles, especialmente si se considera que muchos de los aparentes problemas de la paternidad literaria de Pedro pueden explicarse satisfactoriamente.

33.01. 2 PEDRO - Título

En los manuscritos griegos más antiguos esta epístola sencillamente se titulaba ΠΕΤΡΟΥ Β΄[PETROU B] ("De Pedro II"). Compárese con el título de 1 Pedro.

32.05. 1 PEDRO - Bosquejo

I. Introducción, 1: 1-12.

A. Saludos, 1: 1-2.
B. Se alaba a Dios y a Cristo por la salvación, 1: 3-9.
C. La actitud de los profetas y los ángeles hacia la salvación, 1:10-12.

II. Exhortación a una firme vida cristiana, 1: 13 a 4: 19.

A. Vida digna de la elevada vocación, 1: 13-25.
B. Aumento del conocimiento y de la madurez cristiana, 2: 1-8.
C. Como pueblo escogido por Dios, deben vivir ejemplarmente entre los gentiles, 2: 9-18.
D. Como Cristo, deben ser humildes en los sufrimientos, 2: 19-25.
E. Consejos a esposos y esposas, 3: 1-7.
F. Exhortación a la unidad, 3: 8-13.
G. El privilegio y la recompensa de sufrir con Cristo, 3: 14-22.
H. Exhortación a un dominio de la carne semejante al de Cristo, 4: 1-6.
I. Exhortación a la sobriedad y a una vida llena de amor, 4: 7-11.
J. Exhortación a la firmeza en medio de la persecución, 4: 12-19.

III. Consejos a los que presiden en la iglesia y a los miembros, 5: 1-9.

A. A los ancianos, 5: 1-4.
B. A los miembros más jóvenes, 5: 5-9.

IV. Conclusión, 5: 10-14.
A. Bendición y doxología, 5: 10-1 l.
B. Saludos, 5: 12-14

32.04. 1 PEDRO - Tema

Pedro tenía un propósito pastoral al escribir esta epístola.

La urdimbre con la cual se entrelaza la trama del consejo del apóstol, es el peligro de la persecución, la inminencia del "fuego de prueba" (cap. 4: 12) y la certidumbre de los tiempos difíciles en los cuales vivían los creyentes.

Teniendo en cuenta tal situación, Pedro procura fortalecer la fe de sus lectores. Los exhorta a una conducta intachable, a ser ciudadanos ejemplares, a testificar lealmente por Cristo y a prepararse debidamente para encontrarse con su Señor.

Para ayudarlos a alcanzar estas metas, incluye consejos específicos para los criados (cap. 2: 18), las esposas (cap. 3: 1-6) los maridos (cap. 3: 7), los ancianos (cap. 5: 1-4) y los miembros más jóvenes de la iglesia (cap. 5: 5-9).

A través de toda la carta se vinculan un tierno espíritu con firme sentido de liderazgo, ambos santificados mediante un elevado concepto de Cristo.

32.03. 1 PEDRO - Marco histórico

El apóstol Pedro escribe lo que podría llamarse una carta circular dirigida a "los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia". Estas cinco zonas incluían casi todo lo que hoy llamamos Asia Menor.

La mayoría de los creyentes de esas iglesias eran gentiles; los cristianos de origen judío constituían una minoría. Pedro, como misionero enviado a ellos ("Reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión" - Gálatas 2: 9), tenía un interés especial en los judíos; pero no limitaba sus saludos e instrucciones al grupo minoritario de esas iglesias, lo cual se ve por su declaración de que sus lectores en otro tiempo no habían sido "el pueblo de Dios", y que eran idólatras convertidos.

"Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia" (1 Pedro 2: 10).

"Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan" (1 Pedro 4: 3-4).

El apóstol, que fue el primero en bautizar gentiles y en defender su categoría de igualdad con los demás en la iglesia, sin duda consideraba a todos los cristianos, tanto de origen judío como gentil, como unidos en Cristo Jesús, y no hacía distinciones al dirigirse a ellos.

No se puede determinar la fecha precisa cuando se escribió esta epístola. Probablemente fue escrita desde Roma, como lo sugiere el nombre "Babilonia":

"La [iglesia] que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan" (1 Pedro 5: 13).¹

Esto puede significar que fue escrita cerca del fin de la vida del apóstol (ver La obra posterior de Pedro).

El hecho de que no haya ninguna referencia en las cartas que Pablo escribió desde Roma, a que Pedro hubiera estado en esa ciudad, sugiere que, Pedro no llegó allí sino hasta los días del arresto final de Pablo alrededor del año 66 d. C. Aunque no se puede afirmar nada definitivo en cuanto a la fecha cuando fue escrita 1 Pedro, lo que se ha dicho sugiere como una fecha probable los años 64-66 del siglo I.

La epístola refleja presencia de una actitud poco amistosa hacia los cristianos:

"Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras" (1 Pedro 2: 12;

"Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se averg:uence, sino glorifique a Dios por ello" (1 Pedro 4: 12-16).

Eso podría sugerir el tiempo de la persecución de Nerón, la que comenzó en el año 64 d. C.

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¹ No hay ninguna prueba de que Pedro hubiera trabajado alguna vez en la Babilonia literal; además, la tradición ubica en Roma el trabajo de los últimos años de Pedro y también su ejecución. Se sabe que cuando los primeros cristianos hablaban de la capital del imperio, usaban el nombre críptico "Babilonia" para evitar represalias políticas. Los comentadores concuerdan en general en que Pedro usa el término Babilonia como una velada referencia a Roma.

32.02. 1 PEDRO - Autor

En la epístola se dice que Pedro es su autor:

"Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia" (cap. 1: 1).

Se han presentado diversas teorías para indicar que no fue en realidad Pedro, sino otra persona, quien escribió la carta.

La teoría más común sugiere que su autor fue Silvano (cap. 5: 12).

Las objeciones en contra de la paternidad literaria de Pedro son las siguientes:

(1) El griego de la epístola es demasiado elegante para un hombre de tan limitada cultura como Pedro.

(2) La teología se parece más a la de Pablo que a la de Pedro.

(3) Se menciona o alude muy poco a episodios de la vida de Cristo, lo que es muy extraño si se tiene en cuenta que Pedro conoció personal e íntimamente a Jesús.

(4) Pedro no se comunicó personalmente con las iglesias del Asia Menor.

Esta última suposición no se puede comprobar; pero apesar de todo, ninguna de estas objeciones es concluyente:

(1) La elegancia de la redacción del texto griego podría explicarse suponiendo que dicha calidad podría atribuirse a Silvano, quien quizá era secretario de Pedro (cap. 5: 12).

(2) Es posible ver en el uso de palabras y expresiones un parecido general de estilo entre esta epístola y los sermones de Pedro y sus características personales.

(3) La tercera objeción tiene como base la suposición de que se puede decir con seguridad qué debería haber escrito Pedro.

(4) La cuarta objeción es sólo una suposición.

Nosotros afirmamos que Pedro es el autor de esta epístola.

32.01. 1 PEDRO - Título

El título de esta epístola en los manuscritos griegos más antiguos se reduce a: ΠΕΤΡΟΥ Α΄[PETROU A] ("De Pedro I").

La frase "epístola universal" (RVR) se refiere a que esta carta no está dirigida a un individuo o a una congregación, sino a la iglesia en general, en la mayor parte del Asia Menor.

Por esta misma razón a veces es llamada epístola "católica" o "general".

31.05. SANTIAGO - Bosquejo

I. Saludo, 1: 1.

II. La tentación, 1: 2-18.

A. La necesidad de paciencia y sabiduría, 1: 2-8.
B. Cómo soportar las aflicciones terrenales o el ensalzamiento, 1: 9-12.
C. El origen de la tentación, 1: 13-18.

III. Evidencias de la verdadera religión, 1: 19-27.

A. Mejor oír que hablar, 1: 19-22.
B. No sólo oír sino hacer, 1: 23-27.

IV. Advertencias contra peligros comunes en la iglesia primitiva, 2: 1 a 5: 6.

A. Contra la acepción de personas, 2: 1-13.

B. Contra una simple profesión de fe, 2: 14-26.
1. La fe sin obras "es muerta", 2: 14-20.
2. Ejemplos de fe genuina que produce obras, 2: 21-26.

C. Contra los pecados de la lengua, 3: 1 -18.
1. Dominio de la lengua, especialmente en la enseñanza, 3: 1-2.
2. Ilustraciones del uso debido e indebido de la lengua, 3: 3-12.
3. Exhortaciones a la conducta adecuada, incluso en el uso de la lengua, 3: 13-18.

D. Contra las luchas y dificultades entre los hermanos, 4: 1-17.
1. El origen de las luchas y del egoísmo, 4: 1-4.
2. Exhortación a someterse a Dios, 4: 5-10.
3. Exhortación contra la maledicencia, 4: 11-12.
4. Exhortación contra la vana jactancia, 4: 13-17.

E. Contra las ganancias fraudulentas y el uso indebido de las riquezas, 5: 1-6.

V. Exhortaciones finales, 5: 7-20.

A. La paciencia es necesaria hasta que venga Cristo, 5: 7-11.
B. Siempre se necesita una conducta apropiada, 5: 12-13.
C. La oración es eficaz para ayudar a los enfermos, 5: 14-18.
D. Exhortación a trabajar por la salvación de otros, 5: 19-20.

31.04. SANTIAGO - Tema

Esta epístola enseña un cristianismo práctico, mostrando los resultados o las obras que una fe viviente y genuina produce en la vida de un discípulo.

En toda la carta se destaca el contraste entre las manifestaciones, los efectos y los resultados de la verdadera y de la falsa religión.

Esta epístola homilética está llena de bellas y atrayentes ilustraciones. El estilo es sencillo y directo. Los pensamientos están en grupos claramente diferenciados entre sí, y no dispuestos en un plan evidente. Santiago escribe con libertad lo que brota de la abundancia de su corazón; se ocupa de los temas a medida que surgen en su mente.

31.03. SANTIAGO - Marco histórico

Una cantidad de alusiones geográficas que hay en esta epístola, sugieren que se escribió en Palestina. Se puede conjeturar que el autor vivía en una tierra donde abundaban el aceite, el vino y los higos, que no estaba lejos del mar, que muy cerca había fuentes de agua dulce y amarga, que la tierra estaba expuesta a sequías y que la lluvia era de gran importancia.

No hay manera segura para determinar la fecha de la epístola. Como ya se hizo notar, parece que fue escrita cuando sólo había un Jacobo que se destacaba en la iglesia, o sea después de 44 d. C. cuando fue muerto Jacobo el hijo de Zebedeo.

La evidencia interna la ubica entre los primeros documentos del NT.

En la epístola no hay referencia a ningún grupo grande de cristianos de origen gentil, ni a ninguna clase de problemas acerca de los gentiles. En esta epístola la sinagoga es aún la iglesia, y sin embargo ya se ha difundido el cristianismo (ver Hechos 2: 9-11; 4: 36; 9: 2, 10, 14, 19, 26; 11: 19-20).

El tenor general de la epístola es que el cristianismo es la culminación del verdadero judaísmo.

31.02. SANTIAGO - Autor

En la Epístola de Santiago no hay suficientes evidencias para identificar en forma definitiva a su autor.

En el NT (RVR) hay muchas referencias a hombres llamados "Jacobo" (o Santiago). Este nombre era muy común entre los judíos porque representa el equivalente griego del nombre hebreo Jacob.

El uso frecuente de este nombre se advierte en la lista de los doce apóstoles (Mateo 10: 2-3; Marcos 3: 16-19; Lucas 6: 14-16). Uno de los apóstoles era Jacobo, el hijo de Zebedeo y hermano de Juan; y un segundo Jacobo era el hijo de Alfeo.

Otro personaje bíblico llamado Jacobo era el padre de uno de los doce, que es identificado como ιουδαν ιακωβου [ioudan iakôbou] Judas "de Jacobo" ("Judas de Santiago", BJ, BC, NC), es decir el hijo de Jacobo y no "hermano de Jacob", como está en la RVR (Lucas 6: 16).

Es razonable suponer que el autor de la Epístola de Santiago es una de las personas cuyo nombre aparece en el registro de las Escrituras, y no otro Jacobo (Santiago) completamente diferente de los conocidos. El tono de la introducción (cap. 1:1) sugiere que el autor habla como uno que es bien conocido por aquellos a los que se dirige, y que lo hace con autoridad reconocida.

Aunque de acuerdo con el relato de los Evangelios, los doce estaban íntimamente relacionados con el Señor, Jacobo el hijo de Zebedeo era el más destacado de los dos apóstoles de ese nombre. Sin embargo, muy pocos autores le han atribuido la epístola a él. Y aun esta posibilidad parece quedar eliminada por su muerte temprana (44 d. C.) y por el hecho adicional de que la introducción (cap. 1: 1) parece indicar que había sólo un Santiago (Jacobo) prominente en la iglesia en el tiempo cuando se escribió la epístola, y no dos o más.

El segundo apóstol llamado Jacobo (Santiago) era hijo de Alfeo, quien es claramente identificado cuatro veces mediante el nombre de su padre (Mateo 10: 3; Marcos 3: 18; Lucas 6: 15; Hechos 1: 13). Se ha debatido mucho si este Jacobo es también "Jacobo el menor" (Marcos 15:40). Si así fuese, su padre se llamaba Alfeo y su madre María, y tenía un hermano llamado José (Mateo 27: 56; Marcos 15: 47; 16: 1; Lucas 24: 10). Pero en otro lugar esta María es llamada la mujer de Cleofas (Juan 19: 25). Aunque se ha tratado de identificar a Cleofas (Lucas 24: 18) con Alfeo mediante el vocablo arameo Jalpai, equivalente a Alfeo, es una identificación dudosa. Parece mejor llegar a la conclusión de que los nombres Jacobo hijo de Alfeo, y Jacobo "el menor" no se refieren al mismo hombre.

Además de estas personas llamadas Jacobo, los autores de los Evangelios se refieren a otro Jacobo, el primero que se nombra y, por lo tanto, probablemente el mayor de los cuatro hermanos de Jesús (Mateo 13: 55; Marcos 6: 3). Como Jacobo "el menor", tenía un hermano llamado José y la madre de ambos (más bien madrastra¹) se llamaba María. Pero parece sumamente improbable que un Jacobo deba ser identificado con el otro, y también muy dudoso que se haga referencia a la madre de Jesús como "María la madre de Jacobo y de José" (Mateo 27: 56). Jacobo el hermano de Jesús aparece con seguridad sólo en Gálatas 1: 19, donde Pablo afirma que en su primera visita a Jerusalén, después de su conversión, de todos los apóstoles sólo vio a Cefas (Pedro) y a "Jacobo el hermano del Señor".

Sin embargo, en otros pasajes del NT se hace mención a un dirigente de la iglesia llamado Jacobo, cuyo nombre no está acompañado por ninguna otra identificación. Se destaca por primera vez en los Hechos después de la muerte de Jacobo el hijo de Zebedeo. Después de esto es evidente que sólo había un dirigente de suficiente capacidad para ser conocido como Jacobo, sin ninguna otra identificación. Referencias subsiguientes a este Jacobo lo caracterizan como una figura destacada. Cuando Pedro fue librado de la prisión de Herodes, pidió que se informara de su liberación a Jacobo (Hechos 12:17). Jacobo presidió el concilio de la iglesia en Jerusalén y pronunció la decisión final (Hechos 15: 13, 19). Pablo informó a Jacobo acerca de su obra (Hechos 21: 18), y Jacobo dio autorización para visitar iglesias (Gálatas 2: 9). Este también podría ser el Jacobo a quien se le apareció Cristo, de un modo especial, después de su resurrección (1 Corintios 15: 7), quizá para darle instrucciones particulares acerca de sus futuras responsabilidades. Finalmente Pablo lo menciona primero como una de las tres "columnas" de la iglesia primitiva (Gálatas 2: 9). Teniendo en cuenta todo esto, este Jacobo parece ser la persona más indicada para presentarse ante la iglesia en general refiriéndose a sí mismo sencillamente como "Santiago (Jacobo), siervo de Dios y del Señor Jesucristo" (Santiago 1: 1).

Queda, pues, en pie la pregunta si este Jacobo era el hijo de Alfeo, o el hermano del Señor.

En favor de identificarlo como hijo de Alfeo, está el hecho de que parece extraño que se mencione por nombre a un Jacobo entre los doce (Hechos 1: 13-14), para que poco después desaparezca del relato sin que se tenga siquiera noticia de su muerte, mientras que otro del mismo nombre aparece en forma destacada (Hechos 12: 17) sin ninguna palabra de introducción.

Por otro lado, pueden presentarse algunas evidencias para identificar a este hombre con Jacobo el hermano del Señor. La referencia que hace Pablo en Gálatas 2:9 a Jacobo, el dirigente de la iglesia, poco después de que lo menciona como "el hermano del Señor" en Gálatas 1: 19, da la impresión -aunque no se pueda probar- de que estos dos Jacobos son el mismo. Además, el relato que presenta Josefo de la muerte de Jacobo, el hermano del Señor, sugiere que era uno de los dirigentes de la iglesia (Josefo, Antigüedades xx. 9. 1). La tradición cristiana, por lo menos desde el siglo II, identifica a Jacobo, el dirigente de la iglesia de Jerusalén, como el hermano del Señor (Hegesipo, citado por Eusebio, Historia eclesiástica ii. 23).

Los escritores cristianos más antiguos presentan un laberinto de discrepancias, contradicciones y conclusiones personales acerca del autor de esta epístola. Sus errores se deben principalmente a una incorrecta identificación de Jacobo "de Alfeo" con Jacobo "de José", y a la conclusión no probada de que el Jacobo de Gálatas 1:19 es el mismo de Gálatas 2: 9.

Josefo declara que la muerte de Jacobo, "el hermano de Jesús, que era llamado Cristo", ocurrió después de la muerte de Festo y antes de la llegada de Albino, su sucesor (62 d. C.), y que Jacobo fue apedreado (Antigüedades xx. 9. 1). Tomada al pie de la letra, esta afirmación parece ser un registro fidedigno de la muerte de Jacobo "de José", aunque Eusebio aplica esto a Jacobo "el justo", dirigente de la iglesia de Jerusalén (Historia eclesiástica ii. 23), y usa otra cita que no se halla en ningún otro texto conocido de Josefo.

Además, Eusebio declara que los libros divinos muestran que Jacobo, que primero recibió de Cristo y de los apóstoles el episcopado de Jerusalén, era "un hermano de Cristo" (Id. vii. 19), y presenta a la Biblia como autoridad. Cita a Pablo como si identificara a Jacobo "el justo" con Jacobo "el hermano del Señor" (Id. ii. 1), con lo que hace decir otra vez a sus fuentes de información más de lo que dicen. Sin embargo, en otro lugar Eusebio se refiere a Jacobo como a uno de los supuestos hermanos del Salvador, y afirma que era uno de los setenta. Identifica a Jacobo como "hermano del Señor", "hijo de José" y "el justo" (Ibíd.). Afirma que Jacobo fue martirizado inmediatamente antes de la caída de Jerusalén (70 d. C.), y dice que Simeón, hijo de Cleopas, y según algunos primo del Salvador, fue su sucesor en el "trono de la diócesis" de Jerusalén (Id. iii. 11). Así contradice la fecha que da Josefo para la muerte de Jacobo. Presenta otras referencias a Simeón como hijo de Cleopas y a Judas como hermano de Cristo según la carne (Id. iii. 19-20, 22, 32). Cita a Hegesipo en apoyo de sus conclusiones, de que Simeón era hijo de Cleopas, y que Cleopas era tío del Señor (Id. iii. 32). Otra vez cita a Hegesipo como que hubiera afirmado que Simeón era primo de Jacobo (Id. iv. 22). Cita el famoso relato de Hegesipo en cuanto a la vida y la muerte de Jacobo, aunque por el contexto fácilmente se ve que esa narración es mutilada y sumamente exagerada (Id. ii. 23).

Eusebio cita a Clemente en apoyo de su teoría de que hubo dos hombres de nombre Jacobo: uno, "el justo", muerto a golpes con un palo de batanero; el otro, decapitado (Id. ii. 1). Identifica al primero como hermano del Señor, aunque Clemente mismo no lo dice. En el mismo pasaje cita a Clemente como que hubiera dicho: "Después de la ascensión del Salvador... Pedro, Santiago [Jacobo de Zebedeo] y Juan no por ello disputaron entre sí acerca del primer grado de honor, sino que eligieron obispo de Jerusalén a Santiago [Jacobo], apellidado el justo".

En la obra apócrifa denominada Evangelio según los hebreos, se dice que Jacobo el justo había hecho un juramento de no comer pan desde el tiempo en que el Señor bebió de la copa hasta que lo viera resucitado de los muertos. Esto evidentemente lo coloca entre los doce en la última cena. Después se registra en esa obra la aparición de Jesús de la siguiente manera: Jesús "tomó pan, lo bendijo, lo partió, lo dio a Jacobo el justo, y le dijo: 'Mi hermano, come tu pan, pues el Hijo del Hombre ha resucitado de los muertos"'. El uso de las palabras "mi hermano" se interpreta que quiere decir que este Jacobo era el hermano del Señor. Es obvio que nada de este material extrabíblico puede ser de mucha ayuda para identificar al autor de esta epístola.

El problema más serio que quizá está implicado en la identificación del autor de la epístola como el hermano del Señor, es el hecho de que el lenguaje y el estilo de la carta indican que su autor era un hombre de ciertos conocimientos en composición literaria griega. No sólo posee un rico vocabulario, sino que su estilo sigue a propósito la forma literaria griega conocida como "diatriba": una plática popular de tono ético. Hasta donde se sepa del hermano del Señor, nada indica que tenía antecedentes para una obra tal, pues era el hijo de un carpintero galileo y, sin duda, completamente judío en su cultura. Sin embargo, no se puede llegar a una conclusión definida en este punto, pues los argumentos se basan más en lo que no se sabe que en lo que se sabe.

En conclusión, se puede decir que aún no se ha definido la paternidad literaria de la Epístola de Santiago. El autor era probablemente uno de los tres principales personajes que llevan el nombre de Jacobo (Santiago) en el NT.
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¹ "Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar" (Mateo 12: 46).

Sus hermanos
Parecería que los Evangelios sugieren que se trata de hijos de José tenidos en un matrimonio anterior. El que Jesús confiara a su madre al cuidado de Juan (Juan 19: 26-27) podría indicar que los hermanos (y las hermanas) de Jesús no eran hijos de María. Por su proceder para con Jesús y por la forma en que lo consideraban, parecería que eran mayores que él. Intentaron impedir su obra (Marcos 3: 21), le hablaron con palabras hirientes (Juan 7: 3-4) y en otras formas interfirieron su misión (cf. Marcos 3: 31), como sólo se habrían atrevido a hacerlo hermanos mayores. La tradición cristiana afirma que los hermanos eran hijos de José pero no de María. Aunque estos "hermanos" no siempre creyeron en Jesús (Juan 7: 3-5), al menos algunos más tarde lo aceptaron y se contaron entre sus seguidores (Hechos 1: 14)

31.01. SANTIAGO - Título

Es probable que esta epístola, como las otras del NT, por ser una carta, originalmente no tuviera ningún título.

El Códice Sinaítico, uno de los manuscritos más antiguos en donde se halla la Epístola de Santiago, no tiene título al comienzo de la carta; pero termina con la añadidura "Epístola de Santiago".

Otros manuscritos antiguos tienen el sencillo título en griego, ΙΑΚΩΒΟΥ ΕΠΙΣΤΟΛΗ [IAKÔBOU EPISTOLÊ] ("Epístola de Santiago").

Manuscritos posteriores dan a esta epístola el título de general o católica, porque está dirigida a toda la iglesia y no a una comunidad específica o a una persona.

Eusebio se refiere a la Epístola de Santiago como a la primera de las siete epístolas llamadas "católicas", en el sentido de "generales" o "universales" (Historia Eclesiástica, Libro II. Cap. XXIII. 25). Eran llamadas así porque estaban dirigidas a la iglesia en general, aunque esto no es completamente apropiado cuando se aplica a 2 y 3 Juan, que fueron dirigidas a personas.

Las siete epístolas desde Santiago hasta Judas estaban colocadas juntas después de Hechos en todos los primeros manuscritos, precediendo a las epístolas de Pablo.

El orden de las epístolas generales, como aparecen en las Biblias modernas, es el que generalmente se encuentra en los manuscritos principales.

30.05. HEBREOS - Bosquejo

I. El puesto supremo y la suprema autoridad de Jesucristo, 1: 1 a 2: 18.

A. Su igualdad con el Padre, 1: 1-3.

B. Su superioridad sobre los ángeles, 1: 4-14.

C. La importancia de aceptar la salvación que proporciona Cristo, 2: 1-4.

D. El propósito de la encarnación de Cristo, 2: 5-18.
1. El elevado destino de la raza humana, 2: 5-8.
2. La posibilidad de la salvación debido a la encarnación, 2: 9-18


II. El "reposo" que queda para el pueblo de Dios, 3: 1 a 4: 16.

A. La fidelidad de Cristo, nuestro apóstol y sumo sacerdote, 3: 1-6.

B. El fracaso del antiguo Israel al no entrar en el "reposo" de Dios, 3: 7-19.
1. Una exhortación a la fidelidad nuestra, 3: 7-15.
2. lncredulidad: la causa del fracaso de Israel, 3: 16-19.

C. Una exhortación a entrar en el "reposo" de Dios mediante Cristo, 4: 1-16.
1. Prueba de que permanece la promesa del "reposo", 4: 1-11.
2. Una admonición a encontrar ese "reposo" en Cristo, 4: 12-16.

III. La suprema condición de Cristo como sumo sacerdote, 5: 1 a 8: 13.

A. Cristo constituido sumo sacerdote por el Padre, 5: 1-10.
1. La función de un sumo sacerdote, 5: 1-3.
2. La designación de Cristo, 5: 4-6.
3. La preparación de Cristo para servir como sumo sacerdote, 5: 7-10.

B. Exhortación a aceptar a Cristo como sumo sacerdote, 5: 11 a 6: 20.
1. La lentitud de muchos para comprender el papel de Cristo como sumo sacerdote, 5: 11-14.
2. La confianza del autor de que sus lectores crecerán en entendimiento, 6: 1-12.
3. La certeza de la esperanza cristiana, 6: 13-20.

C. Cristo como sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, 7: 1-28.
1. La elevada posición de Melquisedec, 7: 1-4.
2. El sacerdocio de Melquisedec anterior y superior al aarónico, 7: 5-11.
3. El sacerdocio aarónico reemplazado por el de Cristo, 7: 12-24.
4. La eficacia y permanencia del sacerdocio de Cristo, 7: 25-28.

D. Cristo como sumo sacerdote del santuario celestial, 8: 1-5.

E. El nuevo pacto, bajo el cual Cristo es el sumo sacerdote, 8: 6-13.


IV. El ministerio de Cristo como Sumo Sacerdote, 9: 1 a 10: 22.

A. Una descripción del santuario terrenal y sus servicios, 9: 1-7.

B. El significado simbólico del santuario terrenal, 9: 8-14.

C. Cristo como mediador del nuevo pacto, 9: 15-28.
1. Ratificación del antiguo pacto y dedicación de su santuario mediante sangre, 9: 15-22.
2. La sangre de Cristo da eficacia al nuevo pacto, 9: 23-28.

D. El sacrificio de Cristo superior al sacrificio de animales, 10: 1-22.
1. La ineficacia de sacrificios de animales, 10: 1-4.
2. La eficacia y permanencia del sacrificio de Cristo, 10: 5-18.
3. La exhortación a aceptar el ministerio sacerdotal de Cristo, 10: 19-22.

V. Una exhortación a la fidelidad y a la vida piadosa, 10: 23 a 13: 17.

A. En vista del día del juicio y de la venida de Cristo, 10: 23-39.

B. En vista del fiel ejemplo de ilustres personajes antiguos, 11: 1 a 12: 2.

C. A pesar de las pruebas y las persecuciones, 12: 3-13.

D. A pesar de las tentaciones, 12: 14-29.

E. Respecto a situaciones específicas de la vida diaria, 13: 1-17.

VI. Bendición apostólica y saludo personal, 13: 18-25.

30.04. HEBREOS - Tema

El libro de Hebreos consiste esencialmente de una comparación y un contraste entre los símbolos mediante los cuales Dios presentó el plan de salvación a su pueblo escogido en los días del AT, y la realidad del ministerio de Cristo en favor de los pecadores a la luz de la cruz.

Las experiencias del antiguo Israel bajo el sistema simbólico son presentadas como una lección y una advertencia para los cristianos. Mediante el sistema simbólico y las experiencias de Israel que vivió bajo ese sistema, Pablo procura desarrollar una comprensión y un aprecio más completos por el ministerio de Cristo en las moradas celestiales.

30.03. HEBREOS - Marco histórico

La cuestión que quizá produjo el resquebrajamiento más profundo en la iglesia apostólica fue, sin duda alguna, el tema de la ley ceremonial y su observancia por los cristianos. El concilio de Jerusalén había liberado a los cristianos de origen gentil de las obligaciones propias de esa ley, pero psicológicamente la gran comunidad cristiana de origen judío, de Palestina, no estaba preparada para participar de esa libertad. Esos cristianos pensaban, a no dudarlo, que porque eran judíos debían practicar esos ritos. No se daban cuenta de que para todos, sin excepción, los ritos ceremoniales habían encontrado su cumplimiento en Jesucristo. Esta situación hizo surgir una malsana tensión en la iglesia, ya que un amplio sector seguía un complicado sistema de vida religiosa ignorado por otro sector.

Pablo y quienes lo acompañaban, comprendían suficientemente bien los ritos mosaicos y las ceremonias para evaluarlos correctamente y darles su debido lugar en el plan de salvación. Pablo conocía la naturaleza transitoria de ese sistema y sabía que ya se había cumplido el período para su abrogación. La iglesia cristiana de origen judío, cuyo centro estaba en Jerusalén, parecía desconocer las calamidades que pronto sobrevendrían a esa ciudad. Los cristianos de origen judío aún guardaban las fiestas, seguían sacrificando como en años anteriores y continuaban en su celo por la ley ceremonial (ver Hechos 15). Tenían sólo un vago concepto de la obra de Cristo en el santuario celestial; sabían poco de su ministerio; no comprendían que sus sacrificios eran inútiles debido al gran sacrificio del Calvario. Esos millares de cristianos judaicos "todos... celosos por la ley" (Hechos 21:20), tendrían que enfrentarse a una crisis cuando fueran destruidos la ciudad y el templo. Esto evidentemente ocurrió sólo un corto tiempo después de que se escribió la Epístola a los Hebreos.

Había llegado el tiempo cuando los ojos de los cristianos de origen judío debían abrirse a las realidades celestiales. Cuando su templo fuera destruido, les sería necesario que su fe se basara en algo seguro y firme que no fallara. Si su atención pudiera fijarse en el Sumo Sacerdote celestial, en el santuario y en los sacrificios mejores que los de becerros y machos cabríos, no desfallecerían cuando desapareciera el santuario terrenal. Pero si no tenían esta esperanza, si carecían de una visión del santuario del cielo, se sentirían confundidos y perplejos cuando vieran la destrucción del templo en que tanto habían confiado. Era importante que los cristianos judíos entendieran estas cosas, no sólo por ellos mismos sino también para beneficio de las iglesias gentiles que estaban en las provincias, entre las cuales serían esparcidos los creyentes de Jerusalén durante la guerra con Roma que era inminente.

Se cree que en esa hora de crisis apareció el libro de Hebreos. Contenía precisamente la ayuda necesaria: luz acerca del tema del santuario, de Cristo como Sumo Sacerdote, de la sangre "que habla mejor que la de Abel" (cap. 12: 24); del reposo que queda para los hijos de Dios (cap. 4: 9); de la bendita esperanza que es "segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo" (cap. 6: 19).

30.02. HEBREOS - Autor

La paternidad literaria del libro a los Hebreos ha sido motivo de debates desde los primeros tiempos. Muchos atribuían el libro a Pablo, pero otros se oponían intensamente a esta opinión.

Orígenes, padre de la iglesia que escribió a comienzos del siglo III, concluía su examen del libro con esta declaración: "Quien la haya escrito es sólo conocido por Dios" (citado por Eusebio, Historia eclesiástica vi, 25, 14).

Otros padres pensaban que el autor pudo haber sido Bernabé, Apolos, Clemente o Lucas.

Esta incertidumbre en cuanto a la paternidad literaria de la Epístola a los Hebreos fue un factor importante en la renuencia de muchos antiguos cristianos del occidente del Imperio Romano para aceptarla como canónica. No fue aceptada en Occidente sino hasta la segunda mitad del siglo IV. En los siglos siguientes cesó la discusión sobre la paternidad literaria de Hebreos, y la mayoría de los cristianos la aceptó como obra de Pablo, opinión que fue apoyada en forma general hasta los tiempos modernos; entonces se agitó de nuevo la polémica, debatida especialmente por los eruditos.

No son pocos los que afirman que es un libro anónimo.

He aquí tres opiniones:
"... escrito anónimo, donde alienta el espíritu de San Pablo, uno de los documentos esenciales de la revelación del Nuevo Testamento" (BJ, 1975, Introducción de las Epístolas de San Pablo, p. 1608). "Que el autor de la Epístola a los Hebreos sea Pablo, no admite duda; es, con todo, cierto que a las órdenes del Apóstol, bajo su dirección y responsabilidad, colaboró un redactor cuyo nombre no ha llegado hasta nosotros (BC, 1961, Epístola a los Hebreos, p. 1432). "Quedamos, pues, en que la epístola tiene por autor a Pablo, pero a otro, que no sabemos quien sea, por redactor" (NC, 1974, Epístola a los Hebreos, p. 1427).

Esta es la típica posición actual. Entre los posibles redactores de la Epístola a los Hebreos, el que más se menciona es Apolo (ver Hechos 18:24-28).

Las evidencias en contra del punto de vista de que Pablo escribió la Epístola a los Hebreos han sido extraídas mayormente de consideraciones en cuanto al estilo literario y el contenido del libro. Es posible que el vocabulario de un autor y su estilo varíen según el tema de que trate, pero esas variaciones serán principalmente en los términos técnicos, característicos de los diversos temas acerca de los cuales se escriba. Su vocabulario general y especialmente las palabras que escoja casi inconscientemente para expresarse -preposiciones, adverbios y especialmente los nexos conjuntivos-, son considerados por la mayoría de los eruditos como indicaciones mucho mejores de su estilo que su terminología técnica.

Cuando el libro de Hebreos se compara con las epístolas generalmente aceptadas de Pablo, es notablemente distinto, especialmente en las palabras comunes y en los enlaces sintácticos con que el autor une las oraciones y los razonamientos en la epístola.

Otra clara diferencia radica en el empleo de citas del AT. En las epístolas aceptadas comúnmente como paulinas, se emplea un grupo de frases más o menos estereotipadas para comenzar las citas del AT, mientras que en Hebreos se usa otro tipo. Las epístolas muestran que el apóstol también usaba con relativa libertad los pasajes del AT. Sus citas siguen con frecuencia la LXX, pero a veces presenta lo que evidentemente es su propia traducción del hebreo. Y en otras ocasiones se satisface con dar una cita aproximada o paráfrasis. Por contraste, las citas del AT que hay en Hebreos están tomadas casi textualmente de la LXX.

Apreciando el tema en su conjunto, el estilo literario general de Hebreos difiere notablemente del de cualquiera de las epístolas que llevan el nombre de Pablo. El estilo paulino en éstas tiene la marca inconfundible de vívidos y fervientes pasajes que revelan el torrente impetuoso de los pensamientos de lautor, quien no se preocupa por un estilo literario pulido. Pero Hebreos presenta un tema completamente organizado y mantiene un nivel retórico más elevado que el de cualquier otro libro del NT.

Esta marcada diferencia de estilo fue observada por los escritores a comienzos del cristianismo, para los cuales el griego koiné era su lengua materna.

Clemente de Alejandría (m. c. 215 d.C., citado por Eusebio en su Historia eclesiástica vi. 14. 2 y 3), sugiere que Pablo escribió Hebreos en hebreo y que Lucas lo tradujo al griego. Esta explicación queda excluida por el hecho de que Hebreos contiene una cantidad de juegos de palabras en griego, que no podían haber sido traducciones de otro idioma. Pero la afirmación de Clemente es significativa porque implica el reconocimiento de que el griego del libro de los Hebreos no parece ser el griego de los escritos de Pablo.

Orígenes (m. c. 254 d. C.), uno de los eruditos prominentes de la iglesia primitiva, también reconoció la dificultad de armonizar el estilo de Hebreos con el estilo de Pablo. Su solución era que "los pensamientos son los del Apóstol, pero la dicción y la fraseología son de otro cualquiera que recordó los dichos del Apóstol y escribió en sus momentos de ócio las cosas que habían sido dichas por su maestro" (citado por Eusebio, Historia eclesiástica vi. 25. 13).

Por medio del descubrimiento de los papiros bíblicos de Chester Beatty, del siglo III, se puso de manifiesto alguna probable evidencia en favor de la paternidad literaria paulina de la Epístola a los Hebreos. En el códice que contiene las epístolas paulinas, Hebreos se halla entre Romanos y 1 Corintios. Aunque este hecho no demuestra la paternidad literaria paulina de Hebreos, es un significativo indicio de que desde muy antiguo en la historia de la iglesia había quienes creían que Hebreos debía ser incluida como parte de los escritos de Pablo.

Aunque se han presentado sólidos argumentos contra la paternidad paulina de Hebreos, esas razones no son suficientes para neutralizar la creencia tradicional de que Pablo es el autor. Una gran parte de la diferencia de tono y estilo de Hebreos, en comparación con las epístolas paulinas conocidas, puede ser explicada razonablemente por el hecho de que esas otras epístolas fueron dirigidas a grupos de iglesias o a individuos para hacer frente a problemas particulares.

Aunque se reconoce que hay ciertas diferencias de estilo literario que no pueden ser explicadas con ese argumento, esas diferencias pueden ser razonablemente explicadas suponiendo que Pablo predicó ciertos sermones sobre el tema del ministerio sacerdotal de Cristo, los cuales fueron escritos. Como sucede a veces cuando se utiliza un sistema tal, la forma literaria final del ejemplar transcrito puede tener una marcada influencia del que hizo la transcripción. Es fácil comprender que Pablo no podría haber tenido la oportunidad de redactar esos sermones, pues viajaba incesantemente, y no pasó mucho tiempo antes que sus viajes terminaran con el martirio.

Se acepta generalmente que Hebreos fue escrito antes de la caída de Jerusalén. El número de dirigentes de la iglesia era muy reducido en los años anteriores al año 70 d. C. ¿Cuál de esos dirigentes podría haber expuesto un tema tan profundo como el que se presenta en el libro de Hebreos? La persona más posible es, sin duda alguna, Pablo.

Decir que el autor fue un cristiano desconocido de ese temprano período, sólo levanta un nuevo problema: ¿cómo es posible que un cristiano que poseyera el discernimiento teológico necesario y la capacidad lógica suficiente para producir una obra como Hebreos, pudiera haber quedado en el anonimato en un tiempo cuando los dirigentes cristianos eran tan pocos, pero tan completo el registro que se tenía de los mismos?

30.01. HEBREOS - Título

El título de este libro en los manuscritos griegos más antiguos es sencillamente ΠΡΟΣ ΕΒΡΑΙΟΥΣ [PROS HEBRAIOUS] ("A los hebreos").

Este título es particularmente apropiado, ya que el libro trata mayormente del significado del santuario y sus servicios, temas que sin duda deben haber sido de especial significado para los primitivos cristianos de origen hebreo o judío.

29.05. FILEMÓN - Bosquejo

I. Saludo, 1-3.

II. Elogio a Filemón, 4-7.

A. Su amor cristiano y fidelidad animaban a otros miembros de la iglesia, 4-6.
B. Complacencia de Pablo por el progreso espiritual de su converso, 7.

III. Exhortación para que Onésimo sea recibido con cordialidad, 8-20.

A. Súplica llena de tacto, 8-1 0.
B. Utilidad de Onésimo, 11-13.
C. Consideración mutua entre Pablo y Filemón, 14.
D. Alusión a la Providencia, 15-16.
E. Pablo como mediador eficaz, 17-19a
F. La doble deuda de Filemón, 19b-20.

IV. Conclusión y bendición de despedida, 21-25.

29.04. FILEMÓN - Tema

Esta pequeña joya de amor cristiano y de tacto es única en el canon de las Escrituras porque se trata de una carta personal que se refiere a un problema doméstico de esos días: la relación entre un amo cristiano y un esclavo fugitivo que se arrepintió.

No presenta ninguna doctrina ni ninguna exhortación específica para la iglesia en general; pero su inclusión en el canon de la Biblia se comprenderá bien estudiando la carta como también su relación con las otras epístolas paulinas.

Es el único fragmento que existe de lo que tuvo que haber sido una abundante correspondencia epistolar entre Pablo y algunos miembros de su grey.

En esta breve epístola se aplican varios principios del cristianismo a la vida diaria.

29.03. FILEMÓN - Marco histórico

La Epístola a Filemón es una carta personal que el apóstol Pablo escribió mientras estaba encarcelado en Roma, y la dirigió a un cristiano llamado Filemón, que vivía en Colosas.

En cuanto a la fecha de la escritura de esta epístola, ver 21.03. EFESIOS - Marco histórico. Fue enviada junto con la Epístola a los Colosenses por medio de Tíquico, amigo de Pablo, y fue escrita debido a una crisis de uno de los conversos de Pablo.

Onésimo, esclavo del cristiano Filemón, desconforme por su condición de siervo, había huido de su amo robando algún dinero u otros bienes (vers. 18). Llegó a Roma esperando, como lo hacían muchos esclavos, pasar inadvertido entre las grandes muchedumbres de esa ciudad. Y fue allí donde Onésimo se encontró con Pablo.

La necesidad quizá lo impulsó a buscar a los cristianos debido a la caridad deéstos, de la que sin duda había sido testigo con frecuencia en la casa de suamo. O quizá mientras estaba en Roma asimiló lo suficiente de las enseñanzas cristianas y su conciencia fue conmovida, y luego buscó a Pablo, quien antes pudo haber sido huésped de Filemón, para recibir conducción espiritual.

Cualquiera haya sido el motivo, Onésimo fue bien recibido y se sintió inspirado a ayudar con toda dedicación al anciano apóstol. Su conciencia y su voluntad lo prepararon para seguir la senda del deber y enmendar sus errores del pasado regresando a la casa de su antiguo amo.

Onésimo no esperó para ver cómo respondería su amo a la carta de Pablo, sino que viajó con Tíquico, el mensajero del apóstol. Nadie sabe cómo fue recibido, pero es difícil imaginar que Filemón, un seguidor de Cristo, no se conmoviera ante una súplica tan tierna.

El noble tono de la carta refleja la confianza del apóstol de que Filemón recibiría a Onésimo como a un "hermano amado" (vers. 16). Podemos suponer que la confianza de Pablo fue recompensada.

No se puede apreciar plenamente la Epístola a Filemón sin comprender bien el problema de los esclavos en el Imperio Romano en los días de Pablo. Los esclavos eran reconocidos como parte de la estructura social, y se los consideraba miembros de la casa de su dueño.

Se cree que entre los años 146 a.C. y 235 d. C. la proporción era de tres esclavos por cada ciudadano libre. Plinio afirma que en el tiempo de Augusto, un ciudadano llamado Cecilio tenía 4.116 esclavos (Enciclopedia Espasa, art. "Esclavitud").

Como había una proporción tan elevada de esclavos, la clase gobernante se sentía obligada a promulgar severas leyes para evitar fugas o revoluciones.

De acuerdo con la ley romana, el amo tenía poder absoluto sobre la vida de sus esclavos. El esclavo no podía tener ninguna propiedad. Todo lo que tenía, pertenecía a su amo, aunque a veces se le permitía acumular ciertas ganancias.

Los esclavos no podían casarse legalmente, sin embargo eran animados a que lo hicieran porque su descendencia aumentaba la riqueza del amo. El esclavo sabía que podía ser separado de su compañera e hijos, si así le placía a su amo.

Los esclavos no podían acudir a los magistrados civiles en busca de justicia, y no había un lugar donde un esclavo fugitivo pudiera encontrar asilo. No podía acusar a su amo de ningún crimen, excepto de alta traición, adulterio, incesto o la violación de las cosas sagradas.

Si un amo era acusado de un crimen, podía ofrecer a su esclavo para que, sometido a tortura, fuera interrogado en su lugar. El castigo por fugarse era con frecuencia la pena de muerte, a veces mediante la crucifixión o siendo arrojado a voraces peces llamados lampreas.

Algunos dueños de esclavos eran más considerados que otros, y había esclavos que demostraban gran afecto por sus amos. Ciertas tareas confiadas a los esclavos eran relativamente placenteras, y el cumplimiento de una cantidad de ellas exigía mucha inteligencia.

Maestros, médicos y aun filósofos con frecuencia fueron tomados como esclavos debido a victorias militares. Muchos esclavos dirigían negocios o fábricas, o administraban propiedades para sus amos.

Pero la institución de la esclavitud era una escuela de cobardía, adulación, improbidad, latrocinio, inmoralidad y otros defectos morales, pues el esclavo tenía que, por sobre todo, complacer los deseos de su amo, no importa cuán perversos fueran.

Los romanos no negaban a sus esclavos toda esperanza de libertad. La ley permitía en diferentes maneras su liberación. Lo más común era que el amo llevara a su esclavo ante un magistrado, en cuya presencia lo hacía dar media vuelta y pronunciaba las anheladas palabras: liber esto, "sé libre", y le daba un golpe con una vara.

Al esclavo también podía concedérsela la libertad de otras maneras: por ejemplo, entregándole un carta donde constaba que era libre, o haciendo que el esclavo fuera guardián de los hijos de su amo, o colocando sobre su cabeza el pileus o gorro de la libertad. Pero para que el esclavo quedara completamente libre de todas sus obligaciones con su amo, la libertad que se le concedía tenía que ser decretada por la ley.

En el Imperio Romano era posible que los libertos con el tiempo alcanzaran niveles de influencia y hasta de autoridad cívica; pero cuando morían sin dejar herederos, sus propiedades volvían a sus amos anteriores. Este fue, por ejemplo, el caso de Félix, procurador de Judea.

29.02. FILEMÓN - Autor

La epístola dice específicamente que Pablo fue su autor (vers. 1).

El hecho de que sólo trata de una circunstancia personal y que no refleja el propósito de promover alguna nueva enseñanza, es un buen indicio de que es genuina. Los eruditos virtualmente aceptan por unanimidad que esta breve epístola es en realidad paulina.

29.01. FILEMÓN - Título

Este libro es una carta personal, y por eso mismo es probable que originalmente no tuviera título.

Los manuscritos griegos más antiguos que se conservan dicen sencillamente ΠΡΟΣ ΦΙΛΗΜΟΝΑ [Pros Philêmona] ("A Filemón"), título que quizá fue agregado por un cristiano desconocido que juntó por primera vez las epístolas de Pablo y las hizo circular como una colección.

28.05. TITO - Bosquejo

I. Saludo, 1: 1-4.


II. Instrucciones para Tito, 1: 5 a 3: 3.

A. La ordenación de obispos, 1: 5-12.

B. Reproche de las actividades de los falsos maestros, 1: 13-16.

C. La sana doctrina produce un excelente carácter, 2 :1-15.

1. El correcto carácter de los ancianos, 2: 2.
2. El correcto carácter de las ancianas, 2: 3.
3. El correcto carácter de las jóvenes, 2: 4-5.
4. El correcto carácter de los jóvenes, 2: 6.
5. El correcto carácter de Tito como ministro evangélico, 2: 7-8.
6. El correcto carácter de los siervos cristianos, 2: 9-10.
7. El advenimiento de Jesucristo, un incentivo para la excelencia del carácter, 2: 11-15.

D. Responsabilidades cívicas del cristiano, 3:1-3.


III. La salvación, producto del amor divino, 3: 4-7.

A. Los cristianos son justificados por la misericordia de Dios, 3: 4-5.

B. Los cristianos son santificados por el poder del Espíritu Santo,3: 5-6.

C. Los cristianos son herederos de privilegios eternos, 3: 7.


IV. Debe manifestarse la superioridad del carácter cristiano, 3: 8-11.

A. Los cristianos deben destacarse por las buenas obras, 3: 8.

B. Los cristianos deben evitar las actividades inútiles, 3: 9-11.


V. Comentarios personales y bendición final, 3: 12-15.

28.04. TITO - Tema

Fuera del hecho de que Pablo había dejado a Tito en la isla de Creta (Tito 1: 5), no se pueden reconstruir las circunstancias exactas en que fue escrita esta epístola. Parece que Pablo había estado viajando en compañía de Zenas, Apolos, Artemas y Tíquico (cap. 3: 12-15).

Zenas y Apolos evidentemente estaban por comenzar un viaje que los haría pasar por Creta, y por eso Pablo les pidió que le llevaran esta epístola a Tito, quien debía reunirse con Pablo en Nicópolis durante el invierno. Se cree que la Epístola a Tito fue escrita entre el primer encarcelamiento de Pablo en Roma y el segundo, alrededor del año 65 d. C.

Según la epístola parece que había grupos de cristianos en varios lugares de Creta; sin embargo, la organización general de la iglesia era incompleta, y se estaban fomentando dificultades debido a los falsos maestros, que tal vez eran judíos semiconvertidos.

Esos falsos maestros ponían gran énfasis en los mitos, las genealogías y la ley. Se ocupaban de argumentos inútiles y malgastaban mucho tiempo y mucha energía, tanto de ellos como de otros miembros de iglesia. A Tito le correspondía arreglar esos asuntos, y Pablo le envió consejos y le infundió ánimo.

Pablo se ocupa en esta carta especialmente en dar consejos aTito para ayudarlo a encaminar a los recién convertidos cristianos de Creta por la senda de la verdadera fe y la debida conducta. Por esta razón la epístola es sumamente práctica.

Pablo da consejos en cuanto a una organización eclesiástica más cabal y completa, y aconseja a Tito en cuanto a las cualidades que deben tener los ancianos de la iglesia. Le recuerda la reputación que tenían los cretenses de ser mentirosos y haraganes, y parece indicar que los cristianos de Creta habían sido perturbados por legalistas judaicos.

Pablo destaca especialmente que el énfasis en la impureza ceremonial, con el tiempo, tiende a hacer que la conciencia se torne impura. Cuando la mente se halla absorta en detalles religiosos, con demasiada frecuencia las cuestiones verdaderamente importantes de moralidad e integridad son puestas a un lado y la religión se deteriora, convirtiéndose en pura forma y teoría.

El gran énfasis de Pablo consiste en que los cristianos cretenses debían ser sobrios, castos y plenamente correctos en toda su manera de vivir. Los esclavos -como sin duda muchos de ellos lo eran- debían ser obedientes y honrados. Cualquiera que fuera la posición social de una persona, su vida debía ser ejemplar.

Como conclusión de su carta, Pablo le recuerda a Tito, y mediante él a los cretences, que la bondad de Dios hacia el hombre no se gana mediante buenas obras, sino que es la dádiva de la misericordia divina por medio de Jesucristo.

Pablo conocía bien la herencia pagana de esos hermanos cretenses y la confusión mental producida por los maestros judaizantes; por eso pudo tratar específicamente sus problemas. Su consejo es claro, directo, preciso e incisivo.

28.03. TITO - Marco histórico

Esta epístola fue dirigida a Tito cuando como ministro atendía a los cristianos de Creta. Esta gran isla del Mediterráneo tiene unos 260 km. de largo y entre 10 y 57 km. de ancho. Su superficie total es de 8.618 km. cuadrados. La estrecha aunque fértil planicie de la costa en el lado norte se eleva rápidamente formando una cadena costera, detrás de la cual se levanta una cadena mas alta, y detrás de ella hay una tercera. La montaña más elevada de la isla es el monte Psiloriti (su altura es de 2.430 m). Este es el antiguo monte Ida, donde de acuerdo con una antigua leyenda griega nació el dios pagano Zeus.

Creta fue el centro de una civilización -la minoica- que rivalizó con las de Mesopotamia y Egipto. Se decía que el semilegendario rey Minos guardaba en un intrincado laberinto a un toro monstruo que devoraba a los jóvenes griegos cautivos. Este mito del Minotauro podría ser la explicación de las laberínticas ruinas del palacio minoico en Cnosos, y también de las figuras de jóvenes acróbatas saltando peligrosamente sobre toros apoyándose sobre los cuernos.

La Creta minoica tuvo una poderosa flota y un vasto imperio marítimo antes de 1.400 a. C., y una civilización altamente sofisticado (arte refinado y tres sistemas de escritura) cuyo centro estaba en Micenas, y que se extendió hasta el sur de Grecia. Su comercio con Egipto y Siria, conocido ahora por los artefactos que fabricaba, hizo de Creta una vía de comunicación entre el este y Europa. Los filisteos emigraron de Creta a Palestina (ver Los pueblos del mar).

Creta fue finalmente colonizada por los griegos y jugó un papel importante durante algunas de las épocas más gloriosas de la historia helenística.

En los primeros años del cristianismo los cretenses eran famosos por su deshonestidad y por no ser dignos de confianza (cf. Tito 1: 12).

Parece que la isla fue escondite de piratas en el siglo I a. C.; pero esos piratas fueron subyugados, y en el año 67 a. C. Creta fue conquistada por el Imperio Romano; sin embargo, los cretenses continuaron sirviendo como mercenarios en ejércitos extranjeros.

De Tito se sabe poco. Las referencias personales en la epístola son fragmentarias y no es mencionado en los Hechos. La primera alusión aparece en Gálatas 2: 1-3, donde Pablo dice que Tito fue con él desde Antioquía al concilio de Jerusalén. Como era un converso incircunciso procedente del paganismo, Tito se convirtió en un caso problemático debido a la polémica sobre la circuncisión de los gentiles.

Después de cierto tiempo representó a Pablo en Corinto (2 Corintios 8: 16-17; 12: 17-18), en donde tuvo éxito al ocuparse de las dificultades expuestas con tanta franqueza (2 Corintios 2; 7). También organizó colectas para los santos de Jerusalén (2 Corintios 8: 6- 10).

Pablo lo consideraba come un colaborador leal y un soldado de la cruz digno de confianza (2 Corintios 12: 18), y se refiere a él como a "hermano", "compañero y colaborador" (2 Corintios 2: 13; 8: 23). En esta epístola llama a Tito "verdadero hijo en la... fe" (cap. 1: 4).

En la última mención que se hace de Tito se dice que fue a Dalmacia (2 Timoteo 4: 10).

Eusebio, el historiador eclesiástico del siglo IV, se refiere a Tito como obispo de la isla de Creta (Eusebio, Historia eclesiástica iii. 4).

28.02. TITO - Autor

Como sucede con las otras epístolas pastorales, los eruditos modernos con frecuencia ponen en duda que Pablo fuera su autor (cap. 1: 1), objeción que nosotros no compartimos.

En cuanto a los problemas implicados ver 1 Timoteo - Autor.

La carta a Tito parece que fue escrita un poco después de 1 Timoteo, aunque su material es muy similar al de la primera carta a Timoteo. Hace referencia a la obra de Pablo en la isla de Creta, lo que podría haber acontecido también durante este último viaje misionero (Tito 1: 5). Sin embargo, cuando la carta fue escrita Pablo ya había dejado la isla, y quizá había ido a Grecia dejando a Tito a cargo de la obra en Creta.

Al referir a Tito su plan de pasar el invierno siguiente en Nicópolis, en la costa occidental de Grecia, pidió a su joven colaborador que se encontrara allí con él (cap. 3: 12).

Si se calcula un año para el viaje de Pablo en Asia Menor y Macedonia y algún tiempo para su obra en Creta y Grecia, la fecha de su carta a Tito podría ser alrededor del 65 d. C.

28.01. TITO - Título

En los manuscritos griegos más antiguos que se conocen, el título de esta epístola es sencillamente ΠΡΟΣ ΤΙΤΟΝ [PROS TITON] ("A Tito").

Como el texto autógrafo era una carta personal de Pablo, sin duda no tenía título.

27.05. 2 TIMOTEO - Bosquejo

I. Introducción, 1: 1-5.

A. Saludo, 1: 1-2.
B. Gratos recuerdos de Pablo en cuanto a la amistad de Timoteo, 1: 3-5.


II. Timoteo es exhortado a ser un fiel sucesor de Pablo, 1: 6-18.

A. Empleo pleno de las facultades recibidas por la imposición de las manos, 1: 6-7.

B. No debía avergonzarse del Evangelio, 1: 8-18.
1. Lealtad a la vocación del Evangelio, 1: 8-14.
2. Lección deducida de los que abandonaron al apóstol, 1: 15.
3. Animo derivado de la valentía de otros, 1: 16-18.


III. Pablo describe al ministro ideal, 2: 1-6.

A. El ministro es un fiel maestro, 2: 1-2.
B. El ministro es un buen soldado, 2: 3-4.
C. El ministro es un atleta victorioso, 2: 5.
D. El ministro es un diligente labrador, 2: 6.


IV. Contenido y método en la comunicación de la verdad, 2: 7-26.

A. El mensaje, 2: 7-13.
B. No se debe perder tiempo en especulaciones, 2: 14-18.
C. Se debe depender solamente del apoyo y la aprobación de Dios, 2: 19.
D. Reflejo de la nobleza y pureza de los principios cristianos, 2: 20-22.
E. Enseñanza de la verdad con amor y mansedumbre, 2: 23-26.


V. Una advertencia sobre los tiempos peligrosos futuros, 3: 1-17.
A. Rasgos distintivos de los inconversos, 3: 1-5.
B. El peligro de maestros pervertidos, 3: 6-9.
C. El ejemplo de Pablo como ministro, 3: 10-12.
D. Las Escrituras, una norma de doctrina, 3: 13-17.


VI. Admonición final de Pablo, 4: 1-22.

A. El ministro como heraldo de Dios, 4: 1-6.
B. Recompensa de los fieles heraldos, 4: 7-8.
C. Pedidos y saludos finales de Pablo, 4: 9-22.

27.04. 2 TIMOTEO - Tema

Esta epístola ha sido llamada "el testamento del gran apóstol de los gentiles".

Pablo escribió personalmente esta carta a Timoteo, su hijo espiritual, y en términos generales a la iglesia. Como sabía que su fin estaba cerca, sintió la necesidad de fortalecer la fe de su joven colaborador mediante su propio ejemplo.

Advirtió a Timoteo y a todos los otros creyentes cristianos contra las herejías que entrarían en la iglesia después de su muerte, para que todos se aferraran con firmeza de la Palabra inspirada y permanecieran fieles hasta su segundo advenimiento.

27.03. 2 TIMOTEO - Marco histórico

Esta es la última epístola que Pablo escribió desde la prisión, cuando esperaba que moriría pronto (cap. 4: 6). Al comparar esta carta, así como las otras epístolas pastorales, con el relato de los Hechos se llega a la conclusión de que después de un período de actividad misionera posterior a su primer encarcelamiento en Roma, Pablo fue otra vez encarcelado y enviado a Roma (ver 1 Timoteo - Marco Histórico).

Se sabe que después del gran incendio de Roma del 64 d. C., Nerón persiguió a muerte a los cristianos para disipar las acusaciones populares de que él había hecho incendiar la ciudad. Es razonable pensar que Pablo tal vez fue encarcelado unos dos años después como resultado de esta persecución. Pedro también fue detenido en ese tiempo y quizá estuvo en Roma por lo menos durante una parte del tiempo cuando Pablo estaba encarcelado.

Cuando Pablo escribió 2 Timoteo, ya había sido juzgado (cap. 4: 17), pero indudablemente aún no había sido condenado a muerte, aunque pensaba que ese sería el resultado. Estaba solo, pues únicamente lo acompañaba Lucas, "el médico amado" (Colosenses 4: 14; 2 Timoteo 4: 11).

Aunque indudablemente tenía poca esperanza de un veredicto favorable (vers. 6), parece que pensaba que podría pasar por lo menos el invierno siguiente en Roma -al escribirle a Timoteo le pidió que fuera a verlo "antes del invierno" (cap. 4: 21), y que le trajera su capote y sus libros (cap. 4: 13)- quizá porque sabía por experiencia cuán lentamente actuaban los tribunales romanos.

Si esta expectativa suya se cumplió, y murió en e año 67 d. C., la segunda carta a Timoteo podría corresponder entre septiembre noviembre del año 66 d. C.

No se sabe si a Timoteo, en respuesta al urgente pedido de Pablo, le fue posible ir a Roma antes de que muriera el apóstol.

En cuanto a Timoteo poco se sabe de su vida, excepto su relación directa con Pablo. Según Hebreos 13: 23, Timoteo fue puesto "en libertad", pero no se sabe cuándo ni dónde estuvo preso. De acuerdo con la tradición, Timoteo murió martirizado en el tiempo del emperador Domiciano (81- 96 d. C.) o de Trajano (98-117 d. C.).

27.02. 2 TIMOTEO - Autor

Como lo indican las primeras líneas de 2 Timoteo, esta epístola fue escrita por el apóstol Pablo, que entonces estaba encarcelado en Roma por segunda vez.

En cuanto a los problemas referentes a la paternidad literaria de la epístola, ver 1 Timoteo - Autor.

27.01. 2 TIMOTEO - Título

En los manuscritos griegos más antiguos, el título de este libro sencillamente es ΠΡΟΣ ΤΙΜΟΘΕΟΝ Β΄ [PROS TIMOTHEON B] ("A Timoteo II").

Una evolución posterior ha dado al título la forma que tiene ahora en la Reina-Valera.

26.05. 1 TIMOTEO - Bosquejo

I. Saludo, 1: 1-2.

II. El encargo de reprochar a los maestros de doctrinas pervertidas, 1: 3-20.

A. El uso pervertido de la ley produce contiendas, 1: 3-4.
B. El debido uso de la ley desarrolla el carácter, 1: 5-11.
C. La vida de Pablo confirma el poder del correcto uso de la ley, 1: 12-17.
D. Timoteo es exhortado a mantener la fe y la buena conciencia, 1: 18-20.


III. Universalidad del culto cristiano, 2: 1-15.

A. Oraciones por todos los hombres, 2: 1-3.
B. Salvación para todos los hombres, 2: 4-7.
C. Forma de culto para todos los hombres, 2: 8-15.


IV. Requisitos previos para dirigentes cristianos, 3: 1-13.

A. Carácter de los obispos, 3: 1-7.
B. Carácter de los diáconos, 3: 8-13.

V. El mensaje cristiano, 3: 14 a 4: 5.

A. El mensaje esencial del cristianismo, 3: 14-16.
B. El mensaje falsificado dentro del cristianismo, 4: 1-5.

VI. Indicaciones prácticas para un ministerio más ferviente, 4: 6-16.

A. Estudia la buena doctrina, 4: 6.
B. Evita las especulaciones, 4: 7.
C. Sé ejemplo de piedad, 4: 8-16.

VII. El ministro como administrador de la iglesia, 5: 1 a 6: 19.

A. Su relación con los miembros de más edad y con los jóvenes, 5: 1-2.
B. Su relación con las viudas, 5: 3-16.
C. Su relación con los ancianos elegidos, 5: 17-25.
D. Su instrucción concerniente a los esclavos cristianos, 6: 1-2.
E. Su relación con los maestros de doctrinas falsas, 6: 3-5.
F. Su relación con las riquezas terrenales, 6: 6-10.
G. Su responsabilidad como un modelo de carácter para todos, 6: 11-16.
H. Su relación con los ricos cristianos, 6: 17-19.

VIII. Encargo final de Pablo a Timoteo, 6: 20-21.

26.04. 1 TIMOTEO - Tema

La epístola fue escrita a Timoteo mientras era pastor de la iglesia de Efeso, y está compuesta principalmente por enseñanzas dirigidas a él como dirigente de la iglesia. Por eso se la clasifica como una epístola pastoral.

Pablo amonesta a Timoteo a que se conduzca de una manera agradable delante de Dios y útil para la grey sobre la cual Dios lo ha colocado, y le da la solemne comisión de predicar la Palabra y de defender sus enseñanzas.

Esta epístola refleja un plan bastante completo de organización y administración de la iglesia.

El énfasis sobre la doctrina en ésta y en las otras epístolas pastorales (1 Timoteo 4: 6, 13, 16; 2 Timoteo 3: 14-17; 4: 1-4; Tito 1: 9; 2: 1, 7) es evidente porque de las 21 veces que aparece en el NT la palabra griega διδασκαλια [didaskalía], "doctrina", 15 se hallan en 1 y 2 Timoteo y en Tito.¹

Aunque Pablo parece haber tenido más afinidad con Timoteo que con sus otros colaboradores (ver Filipenses 2: 19-20), por esta epístola se puede deducir que Timoteo era de temperamento suave y no tan dinámico como lo hubiera preferido Pablo. Por eso el apóstol anima a su compañero más joven en el ministerio a ejercer un liderazgo más enérgico.

La estrecha relación entre Pablo y Timoteo explica la forma directa y franca en que el apóstol expresa sus deseos, admoniciones y propósitos al pastor de Efeso, y sin duda explica la consiguiente falta de un orden sistemático. La epístola indudablemente fue escrita punto tras punto, a medida que los sucesivos aspectos de la actividad ministerial acudían a la mente del apóstol.
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¹ διδασκαλια [didaskalía] en el Nuevo Testamento:
Mateo 15: 9
Marcos 7: 7
Romanos 12: 7; 15: 4
Efésios 4: 14
Colosenses 2: 22
1 Timoteo 1: 10; 4: 1, 6, 13, 16; 5: 17; 6: 1, 3.
2 Timoteo 3: 10, 16; 4: 3.
Tito 1: 9; 2: 1, 7, 10.

26.03. 1 TIMOTEO - Marco histórico

Sólo puede deducirse el marco histórico de los detalles que se dan en la epístola. Es evidente que Pablo estaba encarcelado en Roma por segunda vez cuando escribió esta epístola.

En la sección anterior se discuten otros elementos relacionados con el marco histórico.

Las cartas a Timoteo y a Tito son llamadas "epístolas pastorales", porque se refieren en gran medida a los deberes de los que están a cargo de las iglesias y de los problemas de la administración de la iglesia. En este sentido pueden ser llamadas "los manuales de iglesia" más antiguos. Se las dirige a dos de los más jóvenes colaboradores de Pablo. Parece claro que se escribieron en el tiempo del ministerio del apóstol que siguió a su primer encarcelamiento en Roma. Puesto que esta parte de la vida de Pablo no está incluida en los Hechos, poco se sabe de sus vicisitudes y viajes durante ese tiempo.

Se desconoce la extensión del período de los últimos viajes de Pablo; sin embargo, es bastante seguro que su vida terminó en Roma, en tiempo de Nerón. Este murió en el 68 d. C., por lo cual la muerte de Pablo no pudo ser posterior a esa fecha, y podría haber ocurrido en el año anterior. Por eso, su último encarcelamiento, que probablemente continuó a través de un invierno (2 Tim. 4:21), podría ser ubicado en el 66-67 d. C. Si Pablo primero llegó a Roma en el 61 d. C., sus dos años de encarcelamiento habrían terminado en el 63 d. C. Esto deja unos tres años para sus últimos viajes: 63-66 d. C.

Como Pablo había indicado en sus epístolas de la prisión que anhelaba visitar las iglesias de Asia y Macedonia tan pronto como le fuera posible (Filipenses 2: 24; Filemón 22), puede concluirse que viajó a esos lugares poco después de haber quedado libre. Visitó a Efeso, la ciudad principal de la provincia de Asia, antes de seguir a Macedonia (1 Tim. 1: 3), donde se encontraba su amada iglesia de Filipos. La primera carta a Timoteo fue escrita después de esas visitas, y por eso su fecha podría fijarse aproximadamente un año después de su liberación, quizá en el año 64 d. C.


26.02. 1 TIMOTEO - Autor

Todas las otras epístolas que llevan el nombre del apóstol son generalmente aceptadas por los críticos como de origen paulino (con la posible excepción de Efesios); sin embargo, no sucede así con las llamadas epístolas pastorales: 1 y 2 a Timoteo y Tito. Los principales argumentos que se presentan en contra de la idea de que Pablo sea el autor de estas tres epístolas, son los siguientes:

a. Cuando se comparan las alusiones históricas que hay en las epístolas pastorales (1 Timoteo 1: 3; 2 Timoteo 4: 20; Tito 3: 12, etc.) con la historia de la vida de Pablo como se relata en los Hechos, es claro que no concuerdan con el esquema de su carrera que allí se presenta.

b. Las epístolas pastorales revelan una organización eclesiástica más desarrollada que en cualquier otra parte del NT. Por ejemplo, se dan las características específicas que deben tener los ancianos y los obispos (1 Timoteo 3: 1-7; Tito 1: 5-9) y los diáconos (1 Timoteo 3: 8-13), y las regulaciones que se establecen para la conducta de hombres y mujeres en la iglesia (1 Timoteo 2: 8-15), y las estipulaciones que se dan para el cuidado de las viudas y su conducta (1 Timoteo 5: 3-16).

Los críticos aseguran que todo esto equivale a un desarrollo en la organización eclesiástica tan superior a lo que se encuentra en todo el NT, que la escritura de las epístolas pastorales tiene necesariamente que situarse a mediados del siglo II d. C.

Esta teoría también ha cobrado fuerza debido a la amonestación contra la αντιθεσεις της ψευδωνυμου γνωσεως [antitheseis tês pseudônumou gnôseôs] o "contradicciones de la falsamente llamada ciencia [conocimiento]" (1 Timoteo 6: 20). Un maestro herético llamado Marción escribió a mediados del siglo II un libro que tituló Las antítesis. Muchas de las opiniones de Marción eran similares a las de los gnósticos, quienes destacaban la importancia del gnôsis o conocimiento; por lo tanto algunos eruditos han visto en el versículo citado una advertencia contra Marción, y por eso afirman que 1 Timoteo se escribió en esa época. Han sugerido que se le añadió el nombre de Pablo para darle prestigio en la lucha contra Marción y el gnosticismo.

c. Hay otro argumento para negar la paternidad de las epístolas pastorales: que su vocabulario es bastante diferente al de las otras epístolas de Pablo, que contienen un número mayor de palabras que no se encuentran en las otras epístolas del apóstol.

Estos argumentos han inducido a muchos eruditos a negar que Pablo escribió las epístolas pastorales. Pero nosotros apoyamos a los que creen que hay una fuerte evidencia, plenamente satisfactoria, de que sí son auténticamente paulinas.

Si las referencias históricas de las epístolas pastorales no encajan dentro del tiempo abarcado por el libro de los Hechos, quiere decir que fueron escritas en un período de la vida de Pablo posterior a su primer encarcelamiento en Roma (Hechos 28). Por las epístolas pastorales se deduce que Pablo fue libertado, que luego viajó extensamente por Creta, Asia Menor y Grecia, y después fue arrestado y encarcelado por segunda vez en Roma. Y el hecho de que se mencionen personas cuyos nombres no aparecen en las cartas paulinas (Crescente, 2 Timoteo 4: 10; Carpo, cap. 4: 13; Onesíforo, cap. 1: 16; 4: 19; Eubulo, Pudente, Lino, Claudia, cap. 4: 21; Artemas y Zenas, Tito 3: 12-13), es una evidencia más de que estas epístolas fueron escritas por Pablo en un período posterior de su vida, y que no son un fraude.

Es muy difícil explicar cómo un falsario podría haber introducido en la vida del apóstol acontecimientos y personas que no concordaban con lo que se conocía bien por otras fuentes de la vida de Pablo. Un falsario inteligente evidentemente habría hecho que sus escritos concordaran con las auténticas epístolas de Pablo. Por lo tanto, estos aspectos históricos de las epístolas pastorales pueden considerarse más bien como evidencias de su autenticidad.

En cuanto al argumento sobre la organización eclesiástica que se presenta en las epístolas pastorales, puede decirse que aunque en ellas se tratan problemas de la administración de la iglesia con mayores detalles que en otras partes del NT, sin embargo no hay nada que no esté en armonía con las evidencias acerca de la organización de la iglesia en los días de Pablo. Así como se destacan en los otros escritos de Pablo algunos aspectos de la vida cristiana, de la misma manera en las epístolas pastorales se examina en detalle la forma de gobierno de la iglesia primitiva.

"Los argumentos de la falsamente llamada ciencia" (1 Timoteo 6: 20) no tiene necesariamente que referirse a la obra de Marción. Gnôsis o "conocimiento" es una palabra conocida en el vocabulario de Pablo, y puede entenderse bien sin necesidad de referirse a ninguna obra herética; aunque gnôsis como término técnico quizá ya circulaba entre los gnósticos de la época de Pablo. Las antítesis tampoco tiene necesariamente que referirse al libro de Marción, pues entra fácilmente en el contexto con su significado común de "oposición", "argumentos contrarios". Por estas razones puede entenderse que Pablo advirtió a Timoteo contra los "argumentos del falsamente llamado conocimiento" encontraste con el Evangelio.

El vocabulario diferente en las epístolas pastorales quizá se explique mejor si se considera que Pablo las escribió en la etapa final de su vida, después de haber viajado más y tener más experiencia.

26.01. 1 TIMOTEO - Título

En los manuscritos griegos más antiguos el título de esta epístola es sencillamente ΠΡΟΣ ΤΙΜΟΘΕΟΝ Α΄ [PROS TIMOTHEON A] ("A Timoteo I").

Una evolución posterior amplió el título hasta la forma que tiene en la RVR y en otras versiones protestantes.

25.05. 2 TESALONICENSES - Bosquejo

I. Consuelo a los creyentes perseguidos, 1: 1-12.

A. Saludos, 1: 1-2.

B. Agradecimiento a Dios por el crecimiento espiritual de ellos,1: 3-4.
1. Acentuado progreso en fe y amor fraternal, 1: 3.
2. Paciente sufrimiento en la persecución, 1: 4.

C. Perspectiva de juicio y salvación, 1: 5-10.
1. Los creyentes perseguidos son tenidos por dignos, 1: 5.
2. Los perseguidores recibirán su merecida tribulación, 1: 6.
3. Los justos son liberados de su aflicción en el advenimiento del Señor, 1: 7.
4. Los que rechazan la misericordia de Dios son separados eternamente de él, 1: 8-9.
5. Glorificación de Cristo en sus santos, 1: 10.

D. Oración por los afligidos, 1: 11-12.


II. Enseñanza y exhortación acerca de la consumación anticristiana del mal, 2: 1-17.

A. Advertencias a no ser inducidos al fanatismo en cuanto al tiempo de la venida de Cristo, 2: 1-12.
1. No ser engañados de ninguna manera, 2: 1-2.
2. La apostasía y el reinado del hombre de pecado deben venir primero, 2: 3-4.
3. Alusión a una enseñanza oral previa, 2: 5.
4. Obra misteriosa del adversario, 2: 6-7.
5. La revelación, el destino y la obra del inicuo, 2: 8- 10.
6. El engaño y la condenación de los que aceptan al inicuo, 2: 11-12.

B. Agradecimiento, admonición y oración, 2: 13-17.
1. Gracias a Dios por su elección salvadora de los tesalonicenses, 2: 13-14.
2. Admonición a permanecer firmes y retener la doctrina, 2: 15.
3. Oración en busca de consuelo y firmeza, 2: 16-17.


III. Ruegos finales, admoniciones y órdenes, 3: 1-15.

A. Pedido de oración en favor de los apóstoles, 3: 1-2.

B. Confianza de Pablo y petición a favor de los tesalonicenses, 3: 3-5.

C. Ordenes y exhortaciones acerca de los que andan desordenadamente, 3: 6-15.
1. Orden de apartarse de los perturbadores, 3: 6.
2. El ejemplo personal de los apóstoles, 3: 7-9.
3. Orden previa acerca de los haraganes, 3: 10.
4. Nuevas órdenes, 3: 11-13.
5. Consejo acerca de los obstinados, 3: 14-15.


IV. Oraciones y saludos finales, 3: 16-18.

A. Oración por la paz, 3: 16.

B. Salutación personal, 3: 17.

C. Bendición, 3: 18.